La historia de desencuentros entre entidades del campo y el gobierno se repite. Tal como ocurre
en la actualidad, las restricciones a las exportaciones de carne para contener la estampida de
precios internos habían agitado las aguas, en realidad, las pasturas.
El miércoles 12 de julio de este año, Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) anunciaba el
primer gran paro a la administración K. Sin embargo, entonces la entidad de medianos
productores no contó con el apoyo de la Federación Agraria Argentina (FAA), que haría sus protestas
por separado con cortes de rutas mediante tractores.
En ese momento, CRA decidió
“no comprar ni vender” productos como hacienda, granos e insumos,
entre las 12 del 22 de julio hasta el 25 de ése mes. Durante esos cuatro días se convocaron
asambleas de productores en las sociedades rurales del interior. La Sociedad Rural Argentina (SRA),
grandes productores) por esos días realizaba la tradicional muestra de Palermo, por lo que no
adhirió institucionalmente aunque alentó a sus afiliados a manifestar disconformidad con la
politica ganadera del gobierno.
“Los productores van a acompañar el paro porque hemos sido los patos de la boda; la
protesta es para que se defina una política agropecuaria, porque la gente está muy molesta con todo
lo que ha ocurrido”, dijo en ese entonces al diario
La Nacion el presidente de CRA,
Mario Llambías, en referencia a la política de control de
precios que derivó en la suspensión de las exportaciones de carnes a comienzos de año.
En tanto, desde la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap)
se indicó que
sólo cinco productores de los 300.000 que tiene el país enviaron hacienda a
Liniers. "El paro fue acatado por el ciento por ciento de los productores, ya que de un
universo de 300.000 sólo cinco enviaron hacienda a Liniers", dijo a la agencia
Télam el entonces presidente de Carbap,
Javier Jayo Ordoqui.
¿Cuál fue la respuesta del Gobierno entonces? Evitó el diálogo pero lanzó el plan ganadero
denominado Más Carne, de muy lenta implementación hasta el momento. El programa destinó
unos 857 millones de pesos para incrementar la producción, parte del plan presentado
por el propio presidente Néstor Kirchner en Casa de Gobierno.
El plan tiene por objetivo aumentar la oferta de carnes hasta un stock
ganadero de 62 millones de cabezas en 2010, esto es, subir la tasa de extracción de los rodeos en
un 27 por ciento. También propone el destete de 1,4 millones de terneros más y, además,
aumentar la implantación de pasturas.