El récord de US$ 2.800 que alcanzó la cotización del bitcoin, la moneda digital que no tiene respaldo de ningún Estado, despertó la curiosidad de los usuarios. PERFIL dialogó con Manuel Beaudroit, jefe de marketing de Bitex, una empresa argentina que procesa pagos en bitcoins, para saber cómo avanzó el ecosistema de la criptomoneda. —En pocas palabras, ¿qué es un bitcoin? —El bitcoin es dinero en internet que fue creado para intercambiar entre personas o empresas sin la obligación de que se realice a través de un banco o con tarjetas de crédito. Tiene una baja dificultad de acceso y sólo se necesita tener una conexión a internet en algún dispositivo, como una computadora o un celular. Así, una persona en Argentina puede enviar a otra fuera del país al ingresar a una página o después de descargar una aplicación, entrar y enviarlos. —¿Cómo se usa? —Hoy tenemos muchísimas consultas por la disparada de su precio. Hay disponibles soluciones como billeteras virtuales que permiten hacer y recibir pagos en bitcoin y podría decirse que son más utilizados para las operaciones diarias de bajos montos. Nosotros nos enfocamos en el resguardo en bóvedas de esa moneda y operaciones de comercio exterior. Pero también se puede comprar en Amazon y un pasaje de avión a través de algunos sitios web. —¿Cómo es una bóveda para un bien no tangible como los bitcoins? —Son códigos que están en la nube; por lo tanto, la forma de resguardo puede ser a través de la firma digital, como hacen los bancos, y también por medio de la forma clásica, que es papel, con las claves y otros datos impresos. —¿Quiénes están usando bitcoins hoy en Argentina? —Hoy estamos sobrepasando los límites de los early users, que son las personas más familiarizadas y curiosas por los avances tecnológicos. Vemos muchos trabajadores independientes que están sumándose este año. En nuestro caso, tenemos como clientes a personas y también a empresas. Se están sumando personas que no están familiarizadas con la tecnología pero tampoco con las inversiones, y que hasta el momento sólo pensaban ahorrar en un plazo fijo. —Además de no depender de un banco para hacer una operación, ¿cómo es la competencia por las comisiones? —Las comisiones para operar con esta moneda son más altas que hace un año pero al mismo tiempo están muy por debajo de los bancos. Hoy cada operación con bitcoins tiene un cargo de US$ 2 sin importar el monto de la transferencia. En los casos que conocemos de bancos, se trata de un 2,5% del monto a transferir y otros tienen un costo de US$ 50 o US$ 100 más una tasa variable para operaciones entre países y eso, claro, siempre está por encima de los US$ 2 de las criptomonedas. Por eso, pienso que somos más competitivos cuando el monto de la transacción supera los US$ 10 mil y cuando se trata de una transferencia en simultáneo a varios destinatarios. —¿Cuánto tarda una transferencia de ese tipo y cómo lo resuelven internamente? —Una empresa nos gira el pago total y los datos a quienes tenemos que pagarles, por ejemplo, 500 personas en distintas partes del mundo. Nosotros terminamos las transferencias en una hora y le evitamos a la empresa tener que operar con tantos bancos. Internamente, puedo decir que lo resolvemos con un 90% en forma automática y un 10% sería el respaldo humano, el equipo técnico que controla el proceso. —El aspecto impositivo siempre ahuyentó a algunos inversores, ¿qué impuestos se paga al operar con bitcoins? —Hoy es considerado un bien digital intangible, no paga Ganancias, en las operaciones que son a través de bancos, hay que sumar a los US$ 2, el pago de 1,2% en concepto de impuesto a los débitos y créditos bancarios, conocido como impuesto al cheque. —¿Qué tan lejos estamos de una legislación sobre criptomonedas? —Creo que es un proceso lento y que los países de a poco se van a ir animando. Hace tan sólo un mes que Japón declaró que es un medio de pago legal y hay una aerolínea que los acepta. Muchos esperan que Alemania siga esos pasos. Siento que en nuestro país hay un aval para avanzar con lo digital pero entiendo que hay otras urgencias.
