Durante el último gobierno de Cristina Kirchner, la presentación del formulario 20-F de YPF, la empresa controlada por el Estado argentino, ante la Security Exchange Commission de Nueva York funcionaba cada año como una especie de confesión que desarticulaba el relato kirchnerista. Con crudeza, los directivos de la mayor petrolera del país daban cuenta, por ejemplo, de cómo el cepo cambiario, la pronunciada inflación y el control de precios afectaban la operatoria de la compañía. La fricción con la narrativa oficial de esos tiempos era evidente.
En cierta medida, esa confrontación discursiva sigue hoy vigente. YPF presentó esta semana ante Wall Street un informe de gestión sobre los resultados del ejercicio del 2018 que también traza proyecciones para este año.
El documento ofrece un diagnóstico de más de 400 páginas acerca de los principales desafíos que enfrenta la compañía. En cuanto a los riesgos del escenario actual, pone el foco en la volatilidad de la macroeconomía y en su entrelazamiento con la política. “El resultado de las próximas elecciones presidenciales que se celebrarán en 2019 podría generar incertidumbre en la economía argentina”, advierte YPF. “Los cambios en las condiciones económicas, políticas y regulatorias en la Argentina y las medidas tomadas por el Gobierno han tenido un impacto significativo en nosotros”, continúa el texto, antes de recomendar a los accionistas “realizar su propia valoración sobre el país y las condiciones que prevalecen antes de tomar una decisión de inversión en nosotros”. En su repaso, también dedica un tramo al impacto de los “Notebook Investigations”, como llama a la causa de lavado y corrupción de “Los Cuadernos de las Coimas” (sic). En el documento, acusa un impacto en sus proveedores y en los ratings crediticios de la Nación y las empresas.
El formulario 20-F es una obligación para todas las empresas listadas en la Bolsa de Nueva York, que deben ofrecer a sus accionistas un diagnóstico real de los países en los que operan. En esa clave, YPF reconoce que “no es posible predecir las medidas que pueden ser adoptadas por la administración de (Mauricio) Macri o por cualquier nueva administración a nivel nacional” tras los comicios presidenciales, “lo que podría tener un efecto sustancialmente adverso en la economía o la capacidad de la Argentina para cumplir con sus obligaciones”. “No podemos garantizar la continuidad de los programas y políticas actuales que se aplican al petróleo y al gas”, enfatiza el reporte. En los hechos, lo descripto por la petrolera se refleja en su cotización en Nueva York. La acción cerró ayer a 14,57 dólares, un 35% por debajo de un año atrás.
“Hiperinflacionaria”
El documento presentado a la SEC retoma datos del Indec para informar que en 2018 la inflación de la Argentina fue del 47,6% en el ámbito minorista y del 73,5% en el mayorista. “La tasa de inflación acumulada a tres años ha excedido el 100%, lo que hace que Argentina sea considerada como una economía hiperinflacionaria”, admite la empresa. Por normativa, cuando un país supera un 100% de inflación en un trienio se considera hiperinflacionario. YPF está obligada a utilizar esa denominación. Un tecnicismo inoportuno y en el que han incurrido todas las multinacionales que operan en la Argentina y cotizan en Estados Unidos.
“Si las medidas adoptadas por la administración de Macri no pueden resolver las perturbaciones inflacionarias estructurales de la Argentina, los niveles inflacionarios actuales podrían subsistir, afectando nuestras operaciones y situación financiera”, explicita el formulario.