ECONOMIA
Coloquio de Idea virtual

Zarazaga: "En Argentina la desigualdad entra hasta por los sentidos"

Ante empresarios, el sacerdote jesuita habló de lo que significa algo tan simple como un trueno que anuncia la lluvia para un rico y para un pobre.

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Rodrigo Zarazaga, referente de la ONG Seamos Uno en el Coloquio de IDEA | captura de pantalla

El sacerdote jesuita Rodrigo Zarazagapresidente del Centro de Investigación y Acción Social (CIAS) y referente de la ONG Seamos Uno, se refirió este jueves a la grieta social que se visibilizó durante el largo aislamiento social por el coronavirus al participar del 56 Coloquio Anual del Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA). 

"Vivimos la cuarentena de una manera radicalmente distinta, una cosa es la cuarentena de delivery, de pasar a premium de Spotify y Netflix y stockearse de vino. Y otra la cuarentena de 15 amontonados en una casilla, con 7 u 8 hermanos compartiendo el crédito del celular para hacer tarea y salir con el carro a buscar cartón o algo para revender y que cada vez haya menos", reflexionó. "Una cosa es el verde del jardín de una casa y otra el gris de un basural".

"La desigualdad entra hasta por los sentidos", dijo Zarazaga. Y habló de lo diferente que puede ser un fenómeno natural como un trueno para un rico o para un pobre. El primero puensa "Qué macana, llueve, no lavé el lexus" mientras que para un pobre significa que hay que tapar el techo de chapa porque se llueve la pieza, no poder salir a hacer changas al otro día y directamente no comer. 

"Lo que Seamos Uno nos ayudó a asomarnos un poco, cruzar ese puente y vivirla un poco como la vive el otro. Desde esa vivencia es que tenemos que responder qué país queremos ser. Me acuerdo cuando no conseguíamos suficientes latas de duraznos porque eran caras, en una casilla un chico agarra una lata de duraznos y dice hace tanto no comía duraznos, salimos de ahí y dijimos 'los duraznos no se tocan'".

"Seamos Uno me enseñó a acercar mundos, que cuando entramos al mundo del otro nos transforma", sostuvo Zarazaga, quien afirmó: "Queremos un país con un liderazgo empresarial que no se vaya del país, que no nos dejen, que se queden a hacer lo que saben hacer, invertir, producir riqueza con eficiencia. Se responde esa pregunta poniéndose en el lugar del otro".

"Nos tenemos que dejar cuestionar fundamentalmente por esa desigualdad, que es el dolor que nos tiene que causar esa pobreza para llevarnos a la respuesta de qué país queremos ser", sostuvo Zarazaga. 

Sobre el nacimiento y las acciones sociales de Seamos Uno, el sacerdote explicó que hubo "un camino que partió con mi participación en el coloquio de IDEA de 2016, y que se conecta con lo que empezamos a vivir desde marzo pasado con la pandemia, y de cómo iba a pegar en la gran pobreza estructural que ya arrastrábamos en el país".

"Nos pusimos a pensar en esas familias que iban a ver a sus hijos con hambre, y eso nos asustó mucho, y rápidamente la gente de IDEA recogió el guante". dijo Zarazaga al exponer junto a los empresarios Gastón Remy e Inés Cura, ambos referentes también de Seamos Uno, 

"Si pusiéramos todos los platos de comida que se entregaron, uno al lado del otro, significarían tres veces ida y vuelta la distancia entre Ushuaia y La Quiaca, o 750 viajes de un avión Hércules lleno de comida", gráfico la ayuda Zarazaga, doctor en Ciencias Políticas y licenciado en Filosofía y Teología.


En esa línea, contó que se pensó en "un compromiso de entregar un millón de cajas con alimentos y productos de higiene, que significaron algo así como 60 millones de raciones, un delirio, tal vez, pero que se logró cumplir".

Calificó de "pasión contagiosa" al sueño que dio origen a un "proyecto amplio con participaciones tan diversas". En ese sentido, enumeró que participaron "empresas que compiten, iglesias que en el territorio a veces tenemos tensiones, jesuitas, pastores evangélicos, bancos de alimentos, todos deponiendo egos para cumplir ese objetivo que parecía tan ambicioso".

En ese marco, puntualizó que "el norte que teníamos, de hacer algo para que no pasen hambre niños y niñas, acomodó el trabajo de todos los sectores, entre las distintas Iglesias, en sector público, en el privado".

El religioso jesuita aseveró que "durante casi seis meses repartimos 500.000 raciones por día, y la actitud de los donantes permitió que saliera una caja cada 5 segundos" a distintos barrios populares de conurbano y de la ciudad de Buenos Aires, "con 5000 voluntarios, un conjunto de héroes y heroínas, en cada barrio, en cada centro comunitario".

Reconoció que "los empresarios recogieron el guante ante la desigualdad y la realidad de la pobreza, con una competencia sana entre nosotros en la búsqueda de las donaciones" y "festejamos cada donación como si fuera un gol de la Selección", compartió Zarazaga con el grupo de personalidades del ámbito de los negocios.