Días atrás, 140 alumnas de 35 escuelas técnicas de la Ciudad de Buenos Aires participaron de “Programando futuro”, una iniciativa que busca visibilizar, afianzar y fomentar el lugar de las mujeres en la Educación Técnico Profesional. Organizada por el Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET) del Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología, en conjunto con el Ministerio de Educación e Innovación Educativa de CABA, la actividad se realizó en el Centro de Capacitación y Desarrollo (CCD) en el marco de Aprender Conectados, el plan integral nacional orientado a garantizar la alfabetización digital en todas las escuelas del país.
Durante las jornadas en las que se desarrolló “Programando futuro”, las estudiantes se dividieron en grupos con integrantes de distintas escuelas, especialidades y ciclos. Cada grupo, que recibió el nombre de una científica argentina que actualmente está desarrollando su carrera de investigación, tuvo que resolver una problemática a partir de una consigna dada, guiado por tutores que monitoreaban el progreso de la actividad.
Como parte de la iniciativa, las estudiantes recibieron charlas de representantes de universidades, ONG y empresas que tienen programas para incorporar más mujeres al campo de las ciencias y las tecnologías. A su vez, los docentes acompañantes participaron de un taller sobre continuidad de estudios y sesgos de género, a cargo del programa de Educación Sexual Integral de la jurisdicción.
“El objetivo central es procurar aumentar la cantidad de mujeres en el ámbito de la secundaria técnica principalmente, y además impulsar una mejor y mayor participación de las mujeres en la docencia y en los equipos directivos de nuestras instituciones. La idea es bregar por los derechos de la mujer y por la igualdad de condiciones y oportunidades de todos”. Leandro Goroyesky (INET).
DERRIBAR ESTEREOTIPOS
Esta iniciativa es parte de las acciones que se llevan adelante para incrementar la cantidad de mujeres e incorporar la perspectiva de género en la Educación Técnico Profesional (ETP). Es que, históricamente, la secundaria técnica en Argentina se compone de una matrícula mayoritariamente masculina. En la actualidad, las alumnas representan solo el 33% de la población estudiantil.
La brecha es aún más profunda en algunas especialidades como Electromecánica o Electrónica y Energía, que todavía tienen mayor inscripción masculina (88%). En Construcción e Informática, si bien la diferencia disminuye, las mujeres continúan siendo minoría. En el caso de la especialidad Agropecuaria, la matrícula es casi equitativa, aunque cabe aclarar que, en algunos casos, los estudiantes que viven en poblaciones aisladas no tienen otra opción que las escuelas agropecuarias de la zona. Solo en las especialidades Química y Administración las mujeres superan en cantidad a los varones: en la primera representan el 55% y en la segunda llegan al 65% de la matrícula. Claro, es que este tipo de orientaciones suelen ser asociadas, en el mercado laboral, con los roles “aceptados” socialmente para el género femenino.
Por otro lado, en las escuelas técnicas más de la mitad de los docentes (61%) son mujeres. Sin embargo, esta proporción no se distribuye de la misma manera en los distintos campos formativos. Las docentes se concentran en mayor medida en las materias de formación general (61%) y, en un número menor, en las áreas de formación científico específica (21%). Es decir, las mujeres duplican a los hombres en las áreas “menos técnicas” y ellos duplican a las mujeres en las áreas tradicionalmente más vinculadas a la técnica.
Estas desigualdades de género no solo impactan en la matrícula, en las dinámicas escolares y en los programas curriculares, sino también fuera del sistema educativo: una vez terminado el ciclo escolar, el mundo laboral no ofrece a las egresadas de la secundaria técnica las mismas posibilidades que a los egresados varones. A pesar de obtener el mismo título y la misma capacitación, las oportunidades laborales se ven restringidas para ellas, en particular cuando se trata de áreas más industriales.
ACORTAR BRECHAS
Frente a este escenario, desde el año 2018 se estableció una Comisión de equidad de género en la Educación Técnico Profesional, que organizó seminarios, talleres y capacitaciones a docentes y equipos directivos de las provincias, realizó encuentros educativos con estudiantes mujeres, y elaboró material para personal del organismo sobre buenas prácticas, protocolo de violencia, guía de derechos, entre otras acciones.
El propósito de la Comisión es, en efecto, desarrollar acciones destinadas a mejorar las brechas de género, modificar la “cultura masculina”, los estereotipos y las prácticas pedagógicas, y mejorar las condiciones de infraestructura para que sean accesibles y equitativas para todos.
“El objetivo central es procurar aumentar la cantidad de mujeres en el ámbito de la secundaria técnica principalmente, y además impulsar una mejor y mayor participación de las mujeres en la docencia y en los equipos directivos de nuestras instituciones”, asegura Leandro Goroyesky, director ejecutivo del INET. “La idea es bregar por los derechos de la mujer y por la igualdad de condiciones y oportunidades de todos”, enfatiza.
La creación de la Comisión de equidad de género se enmarca en la Ley de Educación Nacional Nº 26.206, que en su artículo once menciona como uno de los fines de la política educativa nacional asegurar condiciones de igualdad, respetando las diferencias entre las personas sin admitir discriminación de género ni de ningún otro tipo, así como promover en todos los niveles educativos y modalidades la comprensión del concepto de eliminación de todas las formas de discriminación.
También persigue los propósitos de la Ley de Educación Técnica N° 26.058, que en su artículo cuarenta convoca a implementar acciones específicas para “promover la incorporación de mujeres en la educación técnico profesional en sus distintas modalidades, impulsando campañas de comunicación, financiando adecuaciones edilicias y regulando las adaptaciones curriculares correspondientes, y toda acción que se considere necesaria para la expansión de las oportunidades educativas de las mujeres en relación con la educación técnico profesional”.
Así las cosas, el camino para la inclusión de cada vez más alumnas en la modalidad está abierto. Si bien aún restan desafíos por atravesar para logar la equidad de género, el objetivo es seguir profundizando estrategias orientadas a construir un espacio educativo más diverso y plural, donde las mujeres también encuentren la posibilidad de desarrollarse en habilidades del siglo XXI.