Por Mariano Eneas Dueñas
Julio Cortázar entendía la literatura como un juego, cada cuento, cada novela, cada escrito, se presenta como eso, un juego que consiste en nada más y nada menos, que hacer de lo cotidiano una metáfora. Algunas veces, el desafío es descifrar el sentido, otras es aventurarnos en la psiquis de los personajes, pensando el mundo como nunca lo habíamos pensado. A veces, es el pasado que irrumpe, otras la fantasía, otras la duda. Por lo general, la primera pista está en el título, y el final suele dejarnos con una sensación de incredulidad, de profundo asombro.
Uno de los tantos cuentos donde esto ocurre es en Cartas de Mamá. En este caso es la palabra escrita desde Buenos Aires la que irrumpe en París. Un nombre, que debía ser otro, pone en jaque la realidad misma de los personajes. Buenos Aires, dejada atrás, se presenta cordialmente en la vida de Luis y Laura -a través de las cartas de mamá- para asegurarles que todo iba bien, que los rituales se mantenían, que nada perturbaba el orden de ese espacio que se figuraba pasado. Esta certeza del pasado tranquilo resulta ser la condición irrenunciable para permitir el presente parisino controlado pero se va deshaciendo con la aparición simplemente de un nombre. Así, el pasado va descomponiendo las rutinas de uno y otro lado del Atlántico, terminando materializando ese nombre innombrable. O quizá no, depende de la interpretación que usted haga.
Cortázar llevó su voluntad lúdica incluso más allá con textos vanguardistas inspirados en el surrealismo europeo como Historias de Cronopios y Famas, que constituyen un juego inocente a través de imágenes claras, que propone al lector dejar de lado los parámetros realistas para imbuirse en un mundo fantástico compuesto por microrrelatos, protagonizados por los Cronopios y los Famas. También nos legó detalladísimas instrucciones para subir una escalera, para llorar o para dar cuerda a un reloj. Cuestiones fundamentales que en la vida cotidiana quizá a uno se le escapan, o a veces se nos olvidan.
Cuando uno dice Rayuela, uno piensa en Cortázar, o viceversa. No importa si la hayamos leído, su mismo nombre se asocia inmediatamente a un juego infantil. Esta novela se puede leer de adelante para atrás o abriendo en cualquier parte o siguiendo el orden que nos da el autor o de cualquier otra forma. Los textos de Cortázar hacen de la excepción una regla y, al terminar cada escrito, nos deja mirando el mundo como si nuevamente fuésemos niños.
Celebramos el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor establecido por @ONU_es para rendir un homenaje internacional a los libros y autores/as. La lectura es un derecho y es obligación del Estado hacerlo cumplir.https://t.co/aFGk2Sf8qW pic.twitter.com/xxHldIbJIz
— Ministerio de Educación de la Nación Argentina (@EducacionAR) April 23, 2021
23 de abril. Día Internacional del Libro
En el marco de la conmemoración del Día Internacional del Libro, la Biblioteca Digital de la Biblioteca Nacional de Maestras y Maestros invitó a consultar su catálogo, con más de 40 mil libros electrónicos y otros recursos digitales, que pone a disposición para facilitar y continuar el acompañamiento pedagógico, difundir la producción del Ministerio de Educación de la Nación y estimular la lectura.