EDUCACIóN
El universo de la educación agrotécnica

La escuela como motor del desarrollo regional

Nuestro país posee una gran tradición de establecimientos educativos agrotécnicos. Algunos rondan el siglo, otros son más jóvenes, pero todos vienen formando generaciones de estudiantes que luego se desarrollan en el ámbito rural. Nacidas en el marco de la modalidad de educación técnica, las 521 escuelas agropecuarias que se extienden por todo el país asumen el desafío de acompañar el desarrollo y las demandas actuales de cada una de las regiones argentinas.

Educación agrotécnica 010919
| MECCYT

Instaladas en el medio rural, cerca de poblados y ciudades, las escuelas agropecuarias vienen formando generaciones de jóvenes en habilidades y saberes vinculados con la producción del campo. De acuerdo con los últimos datos oficiales, más de 100 mil alumnos concurren hoy a los 521 establecimientos educativos agrotécnicos de nivel secundario radicados en todo el territorio nacional. De ellos, 436 pertenecen a la gestión estatal con casi 89 mil alumnos matriculados. El resto de las instituciones son de gestión privada con más de 16 mil estudiantes inscriptos. 

Las secundarias agropecuarias o agrotécnicas que existen en Argentina forman parte de la educación técnica regulada por el Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET) y constituyen el 29,5% de las orientaciones de esa modalidad. Según el documento “Escuelas técnicas. Características institucionales y desempeño”, elaborado por la Secretaría de Educación del Ministerio de Educación de la Nación, muchos de estos establecimientos escolares desarrollan su labor en áreas rurales con un número pequeño de estudiantes, la mayoría con menos de 200 y muy pocos con más de 400.

Estas escuelas, que hacen hincapié en reunir educación y trabajo, están alojadas en lugares próximos a los sectores productivos, sobre todo los agroalimentarios. Algunas de ellas rondan el siglo, otras son más jóvenes, pero todas han sido y son fundamentales para el desarrollo sostenible regional al revalorizar los conocimientos y las prácticas locales. Se trata de un aporte que, por cierto, no solo se restringe a lo económico y lo productivo, sino que incluye dimensiones sociales, culturales y medioambientales.

Esto no le gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

En efecto, la articulación con el desarrollo territorial es un aspecto central de los proyectos educativos de las escuelas agrotécnicas, lo que significa que cumplen una labor fundamental en sus entornos. En primer lugar, imparten conocimientos significativos para el desarrollo agropecuario del contexto donde se insertan. En segundo lugar, las escuelas agropecuarias promueven el avance educativo de sus poblaciones dado que, con frecuencia, están alojadas en áreas que poseen un gran porcentaje de hogares en situación de vulnerabilidad social, además de ser la única oferta escolar de la zona.

 

Revalorizar la orientación agropecuaria

A partir de la ley de Educación Técnico Profesional N° 26.058, promulgada en 2005, se inicia un proceso de recuperación de la modalidad al establecer la necesidad de dar respuesta a la demanda del sector productivo. Luego de sancionada la normativa, el Consejo Federal de Educación aprueba una resolución que define los marcos de referencia para cada uno de los técnicos.

A partir de entonces también se establecen los nuevos alcance de los que eligen la especialización en producción agropecuaria, quienes con su título pueden, entre otras tareas, organizar y gestionar una explotación familiar o empresarial, realizar las labores de los procesos de producción vegetal y animal, efectuar las operaciones de industrialización en pequeña escala de productos alimenticios, y llevar a cabo el mantenimiento, la preparación y la operación de las instalaciones, las máquinas, los equipos y las herramientas de la explotación agropecuaria.

Según la resolución aprobada, cada una de estas funciones implica un desempeño del técnico que tenga en cuenta el cuidado del medio ambiente, y el uso y la preservación de los recursos naturales bajo un concepto de sustentabilidad, como así también incluye criterios de calidad, productividad y seguridad en la producción.

Por otra parte, dada la gran diversidad de situaciones agroproductivas que se dan en nuestro país, los requerimientos de estos profesionales tienen múltiples variaciones y diferentes formas de concretarse en cada contexto regional. Es por ello que el perfil profesional del técnico en producción agropecuaria no es unívoco ni homogéneo, sino que tiene un sello regional, es decir, refleja las características propias del lugar en que el egresado se desempeña.

 

Conocimiento centrados en tecnologías 

El sistema productivo agropecuario se ha modificado significativamente desde el uso de las nuevas tecnologías, hecho que implicó (e implica) la necesidad de una actualización permanente de las escuelas con esta orientación.

En general, estas instituciones hoy cuentan con tecnología actualizada, como tractores y maquinaria agrícola moderna, herramientas apropiadas, elementos adecuados de protección personal, invernáculos para cultivos bajo cubierta, alambrados y otras medidas de seguridad para la protección de sus predios, perforaciones para la provisión de agua, salas de industria para el procesamiento de las materias primas que producen, tambos con salas de ordeñe equipadas con tecnología moderna, entre otros insumos e instalaciones.

En materia de formación docente, el INET también desarrolla diversas instancias de capacitación para incorporar los cambios del sector dentro del espacio áulico. Por ejemplo, el próximo mes de octubre veinticuatro directores y profesores de escuelas agrotécnicas de todo el país viajarán a la Universidad de Carolina del Norte, Estados Unidos, para capacitarse en áreas de liderazgo, gestión educativa e innovación pedagógica, en el uso de saberes digitales, y en la vinculación con empresas y el sector socioproductivo.

Al respecto, el director ejecutivo del INET, Leandro Goroyesky, expresa: “El sector agropecuario viene atravesando e incorporando procesos que configuran y organizan sus actividades productivas en base a conocimientos centrados en tecnologías digitales, en biotecnología, en buenas prácticas agrícolas y en la gestión de las instituciones educativas. Por ello, queremos que los docentes vuelvan de su capacitación enriquecidos desde lo formativo y lo cultural”.

Cabe destacar que, en materia de innovación tecnológica, en marzo de este año se conformó la primera “Red de Biotecnología Vegetal de la Educación Técnico Agropecuaria”, que vincula a centros de investigación y empresas con escuelas agrotécnicas. En una primera fase, participan de esta iniciativa establecimientos de Catamarca, Chaco, La Rioja, Misiones y Tucumán.

Con este vínculo se busca formar a docentes y estudiantes en biotecnología moderna, como así también orientar y asesorar a las instituciones educativas para la transferencia de estas nuevas tecnologías a los pequeños productores del lugar.  Desde el INET explican que se espera que la escuela se convierta en nexo que propague los conocimientos desarrollados en los centros de investigación. Pero a su vez, la conformación de la Red también apunta a lograr una actualización de los contenidos de los planes de estudio, gracias al acceso a equipos y nuevas tecnologías, y al intercambio con recursos humanos altamente capacitados.

Con ese mismo espíritu, en agosto de este año se lanzó la Mesa Federal Permanente de la Educación Agrotécnica. El objetivo, reestructurar las ofertas formativas en función de las innovaciones y los requerimientos socio-productivos, y tomar conocimiento de un modelo de gestión institucional que contribuya a generar una base de buenas prácticas para socializar entre las instituciones de la modalidad a nivel federal.

En definitiva, el desafío que tiene la Argentina de hoy, con la extensión de su territorio y la diversidad de contextos geográficos, es aprovechar al máximo el potencial de cada una de sus regiones para responder a las demandas actuales. En este camino, la escuelas agropecuarias cumplen un rol fundamental como formadoras de técnicos especializados y vinculados con las necesidades productivas locales.

.