EDUCACIóN
Una iniciativa destinada a contrarrestar los efectos de la pandemia

La universidad impulsa una red de pequeños productores y consumidores en La Rioja

La Universidad Nacional de Chilecito (UNdeC) y la Secretaría de Agricultura Familiar, Campesina e Indígena de la Nación (SAFCI) pusieron en marcha un proyecto para fortalecer la agricultura familiar y garantizar el suministro de alimentos.

Red de Agricultura Familiar en La Rioja
| UNdeC

Las medidas de prevención para protegerse del COVID-19 afectaron el suministro de alimentos en muchos sectores vulnerables de distintas regiones del territorio nacional. Frente a esta dificultad, crece una nueva alternativa que se multiplica por el país: las redes cooperativas creadas por productores, consumidores y organismos estatales se presentan como una solución para reforzar la seguridad alimentaria de amplios sectores de la población.

En La Rioja, por ejemplo, la Universidad Nacional de Chilecito (UNdeC) y la Secretaría de Agricultura Familiar, Campesina e Indígena de la Nación (SAFCI) trabajan conjuntamente para fortalecer esta experiencia a nivel local, que vincula el derecho al acceso a los alimentos, lógicas de producción sustentable de la agricultura familiar y redes de cooperación vecinal.

Como respuesta a esta situación, se informó desde la UNdeC que los pequeños productores rurales, apoyados por el Equipo Territorial Chilecito de la SAFCI y la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la universidad riojana, desarrollan el proyecto Fortalecimiento de la red de contención alimentaria de la agricultura familiar del Departamento Chilecito. La iniciativa es financiada por el Ministerio de Ciencia y Tecnología e Innovación de la Nación con el fin de apoyar a los pequeños productores mediante un plan integral de comunicación, investigación y formación.

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“La ardua tarea de contención alimentaria local no está exenta de dificultades. Una de ellas es la falta de un soporte digital que agilice la coordinación de la oferta semanal y la ubicación de los demandantes de los bolsones”, explica la doctora Clara Olmedo, directora del proyecto. “Además, en la comunidad local hay poco conocimiento de esta red y, por consiguiente, es necesaria una difusión masiva que permita llegar a más personas”, agrega.

A la situación previa signada por la emergencia alimentaria nacional, se sumó el desabastecimiento de productos provenientes de otras provincias como consecuencia del aislamiento comunitario. Esto, a su vez, repercutió en los precios. Conseguir frutas y verduras frescas a precios accesibles se volvió una tarea dificultosa, sobre todo para los grupos de riesgo.

Las dificultades alimentarias como consecuencia de la pandemia son una preocupación para gobiernos y organismos internacionales. En este sentido, la red aportaría su llegada a distintas poblaciones vulnerables: adultos mayores, familias de trabajadores informales, precarios, ocupados y desocupados, comedores barriales y poblaciones de zonas alejadas a las que se les dificulta llegar a los centros de provisión. 

La agricultura familiar y una red cooperación 

Según datos ofrecidos por la UNdeC, los agricultores familiares representan la gran mayoría de los productores hortícolas del país y se estima que en el NOA solo el 17% es propietario de la tierra que trabaja. “La agricultura familiar en el norte del país responde a lógicas de producción que se vinculan con la identidad y la cultura de los trabajadores rurales”, señala la ingeniera agrónoma Maricel Ormeño, especialista de la SAFCI y promotora de la red. “Es otro modo de producción, distinto al monocultivo o el cultivo en extensión. Distintas razones los llevaron a tener que agruparse, ellos trabajan en forma asociativa, por ejemplo, para comprar insumos o para planificar las tareas del cultivo”, añade.

Así, uno de los ejes de trabajo de la SAFCI es apoyar y fomentar el crecimiento de la producción de origen agroecológico, como modelo viable que proporciona bases para la conservación del suelo, el ambiente y la biodiversidad.

Dentro de la red, los consumidores se organizan en nodos barriales para hacer compras comunitarias. Cada grupo tiene un coordinador que semanalmente se ocupa de tomar los pedidos del resto, organizarlos y recibir los bolsones para que cada vecino pase a buscarlos.  Originalmente el programa estaba pensado solo para la entrega domiciliaria, pero el incremento de la demanda llevó a este modo de organización.

"Las ventajas para quienes participan de la red están en el precio y la calidad. La compra directa a productores abarata los costos y, como los bolsones se arman en función de la cosecha, se garantiza la frescura. Además, en muchos casos, son alimentos tratados con agroinsumos orgánicos, que surgen de la transición hacia la producción agroecológica", expresaron desde la universidad riojana sobre los beneficios de la iniciativa.