EDUCACIóN
Espacio de investigación, docencia y extensión

Un año de innovación en la UNAHUR

A un año de su inauguración, la Biofábrica de la Universidad Nacional de Hurlingham (UNAHUR) ya dio sus primeros frutos en materia de micropropagación in vitro de especies vegetales.

Biofábrica UNAHUR 010919
| Prensa UNAHUR

Días atrás se cumplió el primer año de trabajo del laboratorio móvil especializado en biotecnología vegetal de la Universidad Nacional de Hurlingham, la Biofábrica UNAHUR, un ambicioso proyecto destinado a tareas de investigación, docencia y extensión.

Allí se pueden producir, en forma segura y limpia, miles de copias de una planta para ser utilizadas con fines productivos o ambientales. La tecnología que utiliza el laboratorio de micropropagación de especies vegetales es la organogénesis, que consiste en la manipulación in vitro de pequeños brotes, para luego asignarles un medio de crecimiento. 

Desde la universidad advierten que, si bien todavía resta efectuar algunas modificaciones sobre el equipamiento de la Biofábrica para ultimar detalles, en poco tiempo más pondrá a disposición de la comunidad sus primeras plantas.

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“Se trata de un equipamiento muy importante para nuestra institución”, afirma el rector Jaime Perczyk. “La decisión de invertir en él tuvo que ver, por un lado, con las áreas de docencia, investigación y extensión que la universidad tiene, que están vinculadas con la biotecnología, los alimentos y la gestión ambiental. Por otro lado, tuvo que ver con la idea de instalar en Hurlingham, en nuestra zona de influencia, tecnología de punta”, añade.

El laboratorio está a cargo de la licenciada Valeria Rudoy y el doctor Leandro Imanishi, especialistas en micropropagación vegetal e investigadores de la UNAHUR. Al día de hoy, la Biofábrica cuenta con una gran cantidad de plantines clonados de especies ornamentales y de yacón, un tubérculo de la región andina con propiedades nutritivas y medicinales. “La idea es tener algún cultivo que pueda generar distintos nichos productivos en la zona”, explica Rudoy.

 

Nuevos pasos

En breve, la Biofábrica abrirá sus puertas para que los alumnos puedan sumergirse por completo en el universo de la biotecnología vegetal. Al respecto, Imanishi comenta que “la idea es incorporar estudiantes que puedan hacer su tesis de grado trabajando en los distintos proyectos que se están haciendo allí, o bien en otros sugeridos por ellos mismos”.

A su vez, dado que el laboratorio fue creado no sólo para investigación sino también para tareas de docencia, se registrarán mediante cámaras las actividades que se desarrollan y se reproducirán en simultáneo en las aulas.

Al mismo tiempo, la Biofábrica planea seguir avanzando en sus objetivos de extensión universitaria, generando oportunidades para que productores de la región exploren nuevos nichos y tengan acceso a una tecnología que anteriormente sólo se encontraba al alcance de unos pocos. Por ejemplo, durante este año se acercaron a la universidad productores interesados en la clonación de almendras. “La mayoría de las variedades de este fruto se importan, por lo que podría ser un proyecto de extensión muy lindo de concretar”, explica Rudoy.

Así, desde su inauguración, el laboratorio ha logrado movilizar un espíritu científico, de curiosidad, de estudio y de participación entre los estudiantes y la comunidad. “Creemos que ese es el camino que tiene que seguir la universidad y la Biofábrica”, señala Perczyk. “El trabajo en este laboratorio ya echó raíces, ahora hay que dejarlo crecer”, resume.