EDUCACIóN
Científicos al frente

Una elección por la positiva

Un estudio de opinión elaborado por la Universidad de San Andrés muestra que los científicos son los actores sociales con mejor imagen para los argentinos. Una valoración que hoy también parece ser parte fundamental de las políticas públicas anunciadas por el nuevo gobierno. El primer respaldo para aquellos que trabajan en el área científico-tecnológica se dio con la firma del Decreto 7/2019, a partir del cual la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación recuperó su categoría de ministerio, volviendo así al lugar de reconocimiento que había alcanzado años atrás.

Una elección por la positiva
| UBA

 

La ciencia, en su alianza con la tecnología, nos ha brindado a lo largo del tiempo diversas soluciones para los desafíos de la vida cotidiana y nos ha ayudado a responder muchos de los grandes misterios de la humanidad. Lejos de estar alejada de la sociedad, su labor incide sobre ella al ser una de las vías más importantes de acceso al conocimiento. Los científicos cumplen, en efecto, un rol social clave al generar nuevos aportes que impactan directamente en la población. 

Ya nadie duda que la ciencia, la tecnología y el conocimiento son determinantes para el desarrollo y la prosperidad de un país. Sin duda, son parte fundamental de aquellas estrategias que buscan un verdadero crecimiento social y económico sustentable a largo plazo.

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Sin embargo, en nuestro país esta idea no siempre ha estado presente. La comunidad científico-tecnológica ha sufrido el vaivén de las políticas de Estado a lo largo del tiempo. La idea de un desarrollo económico en base a la investigación científica y tecnológica se dio de manera esporádica e intermitente, en general luego de diversas crisis ocasionadas por el modelo de explotación primaria. 

En el año 2007, cuando por primera vez se creó el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva y se revitalizaron las instituciones del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología -que se encontraban al borde del colapso-, la ciencia empezó a ocupar un lugar preponderante y los científicos se convirtieron en un grupo social favorecido por las políticas públicas, consiguiendo concretar muchas de sus reivindicaciones históricas. Se generaron, en aquel entonces, entornos institucionales y formas de organización de la comunidad científica en función del desarrollo económico y social del país.

Pero la revitalización del sistema científico-tecnológico nacional encontró en los últimos años nuevamente un retroceso debido a fuertes recortes presupuestarios, incluyendo la degradación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva a la categoría de secretaría.

LA MIRADA SOBRE LOS CIENTÍFICOS 

Tal vez la capacidad de resistencia de la comunidad científica a pesar de los contextos desfavorables, o quizás su afán por generar conocimientos que impacten directamente en la sociedad, puedan explicar los indicadores que arrojó recientemente la Encuesta de Satisfacción Política y Opinión Pública (ESPOP) elaborada por la Universidad de San Andrés (UDESA). El estudio muestra que los científicos son los actores sociales, instituciones y organizaciones más valorados por los argentinos: su imagen positiva, es decir, la suma de las respuestas “muy buena” y “buena”, alcanzó el 79% entre los entrevistados.

La encuesta de la UDESA está dirigida por Diego Reynoso, investigador del CONICET, profesor e investigador de la Universidad de San Andrés, y especialista en estudios electorales y legislativos. Se trata de un estudio que la universidad realiza desde 2015 con el fin de obtener la mirada de la población sobre el desempeño de los poderes del Estado y las diferentes áreas de la política pública. Junto a estas mediciones, se alternan, no periódicamente, encuestas sobre los principales dirigentes políticos y autoridades (gobernadores, ministros, etc.), y sobre diferentes grupos organizados de la sociedad. Para arribar a los datos del informe, la ESPOP recolecta respuestas de unas mil entrevistas a adultos de 16 a 64 años conectados a internet en Argentina.

La buena reputación de los científicos que arrojó el último estudio no es nueva, dado que Reynoso explica que este hecho se viene dando desde hace algunos años, lo que probablemente implique, a pesar de ser un sector olvidado por muchas administraciones, que la mayor parte de los ciudadanos confían en su labor y en el impacto que producen en el desarrollo social, económico y productivo del país.   

 ¿NUEVO HORIZONTE PARA LA CIENCIA?

La valoración positiva que tiene la sociedad sobre los científicos parece haber encontrado nuevamente un lugar protagónico en el nuevo gobierno tras las políticas anunciadas recientemente. El primer gesto de respaldo para aquellos que trabajan en el área científico-tecnológica se dio con la firma del Decreto 7/2019, a partir del cual la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación recuperó su categoría de ministerio, volviendo así al lugar de reconocimiento que había alcanzado en 2007.

En su artículo 23, el Decreto establece que el nuevo ministerio se ocupará de la formulación de las políticas y la planificación del desarrollo de la tecnología “como instrumento para dar respuesta a problemas sectoriales y sociales prioritarios y contribuir a incrementar la competitividad del sector productivo, sobre la base de bienes y servicios con mayor densidad tecnológica”.

A su vez, diseñará “medidas e instrumentos para la promoción de la ciencia, la tecnología y la innovación”, sobre todo a través del impulso y la administración de “fondos sectoriales en áreas prioritarias para el sector productivo o en sectores con alto contenido de bienes públicos”.

Asimismo, deberá promover la industria del software, la biotecnología moderna y la nanotecnología, al tiempo que se ocupará de fomentar e impulsar la investigación, y llevará a cabo “la aplicación, el financiamiento y la transferencia de los conocimientos científicos tecnológicos”.

El nuevo Ministerio quedó conformado por investigadores y científicos reconocidos nacional e internacionalmente. El flamante ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Roberto Salvarezza, es doctor en Bioquímica por la Universidad de Buenos Aires (UBA), postdoctorado por la Universidad Autónoma de Madrid, investigador superior del CONICET y director del Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas (INIFTA) y Técnicas de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).

Salvarezza está acompañado por un equipo conformado, entre otros, por Juan Pablo Paz, secretario de Articulación Científica y Tecnológica, Diego Hurtado, secretario de Planeamiento y Políticas en Ciencia, Tecnología e Innovación, Mariana Herrera Piñero, directora del Banco Nacional de Datos Genéticos, Ana Franchi, presidenta del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Fernando Peirano, presidente de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, y Daniel Lupi, presidente de la Fundación Argentina de Nanotecnología. 

“Nuestra gestión al frente del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación tiene como objetivo promover las capacidades de creación y transferencia del conocimiento que posee nuestro país para contribuir al desarrollo de una sociedad más justa y equitativa”, expresó Salvarezza en un artículo publicado en casarosada.gob.ar. “Para ello debemos lograr una adecuada articulación de todos los actores del sistema, promover la federalización de los recursos dedicados a esta tarea, y potenciar la transferencia científica, tecnológica y la innovación productiva, social y ambiental”, detalló.

Entre las principales líneas anunciadas por la nueva administración, se pondrá en marcha el Gabinete Científico Tecnológico, un espacio que pretende identificar las necesidades de investigación y desarrollo en torno a las prioridades que fije el Estado en sus diferentes áreas.

A la hora de multiplicar la capacidad de transferencia de conocimiento, se prevé promover nuevos canales a nivel nacional, regional, provincial y municipal, que permitan determinar las demandas reales de la sociedad. Se anunció, además, que se trabajará para fortalecer las capacidades productivas de las empresas y cooperativas a través de la tecnología y la innovación. Pero también se pondrá énfasis en aportar conocimiento en áreas de alto impacto social como salud, medio ambiente y educación. Estas acciones se realizarán en conjunto con las universidades, cuyo rol es fundamental para la formación de científicos y técnicos altamente calificados.

Salvarezza explicó que todas estas medidas de mediano y largo plazo se complementarán con otras más urgentes “que permitan atender la situación actual de emergencia que vive la ciencia tras cuatro años de abandono”. Y detalló las acciones que se llevarán a cabo para lograr revertir este deterioro: “Debemos incrementar el número de ingresos de investigadores en nuestros organismos de ciencia, en particular en el CONICET, aumentar los montos de las becas, hoy debajo de la línea de pobreza, mejorar las condiciones laborales del personal, recomponer los montos de subsidios para investigación y aumentar los recursos para el funcionamiento de centros e institutos. Tenemos que garantizar el financiamiento de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica para restablecer las líneas de financiamiento hoy suspendidas y de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales para la continuidad y ejecución de proyectos estratégicos en el área espacial”.

“Entendemos la recuperación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación como un primer paso que debe complementarse con acciones que garanticen que ningún científico y que ninguna científica se tenga que ir del país. Con ciencia, tecnología e innovación vamos a recuperar el futuro para la Argentina”, concluyó Salvarezza.

Tras todos los anuncios hechos por las nuevas autoridades, parece haberse asumido el desafío de revitalizar el sector luego del deterioro sufrido durante los últimos años. Solo resta que efectivamente se hagan realidad las promesas anunciadas y se profundicen aún más las estrategias y los esfuerzos tendientes a contribuir, de una vez por todas, con la transformación significativa de la matriz científica argentina, lo que significa generar urgentemente un vínculo estrecho entre la investigación científico-tecnológica y el desarrollo social, productivo, industrial y económico de nuestro país.

La ciencia, un asunto también de mujeres

Recientemente, la Cámara de Diputados de la Nación votó la media sanción del proyecto de modificación de la Ley N° 25.467 de CTI, a partir del cual se busca incorporar la perspectiva de género en la investigación y la paridad de género en la distribución de cargos al interior del Sistema de CTI.

El proyecto establece “la igualdad de derechos, oportunidades y trato en el ingreso, formación, empleo y promoción del personal del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, garantizando la no discriminación de géneros o de cualquier otra naturaleza, y promoviendo la adecuada utilización de la infraestructura física de que se dispone, así como proveer a su oportuna renovación y ampliación”.

El proyecto aprobado por la Cámara Baja es, sin duda, un aporte valioso para avanzar en la igualdad en un área que ha reproducido a lo largo del tiempo los estereotipos de género, subestimando muchas veces las capacidades y el desempeño de las mujeres. Un hecho que hoy se ve reflejado no solo en la baja presencia de mujeres en los cargos de toma de decisión y gestión en organismos de ciencia y tecnología, sino también en el acceso al financiamiento para la investigación, dado que las directoras de proyectos reciben casi la mitad del financiamiento que los directores varones.