Juan tiene 15 y repitió dos veces el primer año de la secundaria. Se quiso cambiar de escuela, pero se siente muy grande para estar con alumnos de 12 y muy chico para cursar en un establecimiento de adultos. María, en tanto, está por cumplir 17 y hace dos años que dejó de estudiar por problemas familiares. Volver a su antigua escuela le da vergüenza y para trabajar necesita capacitación.
Los casos de Juan y María son ejemplos de los más de 600 mil adolescentes de entre 15 y 18 años de todo el país que están excluidos del sistema educativo obligatorio, ya que tampoco pueden ingresar en escuelas para adultos por ser menores de edad. Estos jóvenes, evidentemente, “no fueron convocados ni motivados por el sistema educativo.” Así lo entiende el director ejecutivo del Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET), Leandro Goroyesky, a la hora de explicar la falta histórica de una propuesta que contenga a los alumnos y les otorgue una nueva oportunidad para construir su futuro.
“Por ello, desde el Ministerio de Educación nacional estamos impulsando un programa especial para volver a incluir a estos chicos dentro del sistema educativo”, enfatiza. En efecto, en el último Consejo Federal de Educación todos los ministros del país aprobaron una iniciativa que integra ofertas de formación profesional con la secundaria, destinada a jóvenes de entre 15 y 18 años que se encuentran fuera de la escuela.
A través de esta vinculación, se busca atraer a aquellos adolescentes que no ingresaron, repitieron o abandonaron el nivel medio, para que vuelvan al sistema educativo obligatorio, tal como lo indica la Ley de Educación Nacional. “El saber práctico que los chicos adquieren cuando aprenden un oficio, los motiva para después completar el campo de formación general”, asegura Goroyesky.
El nuevo plan será instrumentado por el Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología a través del INET, en conjunto con las jurisdicciones, quienes serán las que, a través de normativas propias, organicen los lugares de cursada y la formación de docentes e instructores.
“Nuestra idea es que los estudiantes, al inicio de retomar sus estudios en este programa, puedan hacer en los primeros años prácticas intensivas en talleres de formación profesional. Luego, en forma gradual y progresiva, completar la trayectoria educativa con contenidos del campo general. Una vez adquirido los conocimientos del hacer práctico, resulta necesario desarrollar conocimientos de matemática, lengua o ciencias sociales para poder perfeccionar su formación integral”, afirma el director del INET.
De modo que, una vez finalizada la trayectoria educativa, los estudiantes obtienen una titulación de bachiller, según la especialidad, y una certificación de formación profesional. Desde la cartera educativa buscan que éstas tengan validez nacional para que los egresados puedan utilizarlas en las diferentes provincias y así continuar estudios superiores o universitarios si lo desean.
En suma, a partir de esta propuesta se espera que los alumnos adquieran conocimientos y habilidades para insertarse en mejores condiciones al mundo del trabajo. Los jóvenes podrán, así, aprender diferentes oficios vinculados con electricidad, energías renovables, programación, reparación de autos y motos, entre otros, al tiempo que podrán obtener su título de bachiller del nivel secundario.