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Por el covid-19, Rabolini tuvo un cumpleaños inolvidable

Los regalos quedarán para cuando se vuelva a la “normalidad”, sea cual sea ese concepto tras el aislamiento y el coronavirus. Karina Rabolini, al decir de su pareja y algunos amigos, es una militante furiosa de la cuarentena por la pandemia y les prohibió a todos sus conocidos que le mandaran algo para su cumpleaños. Con algunos insistió de una manera en que, por el tono, ellos saben que Karina está a punto de enojarse en serio y perder esa forma delicada de hablar. A algunos les costó entender cuando les explicó que , en este contexto social, ella estaba en desacuerdo con el uso del sistema de delivery para cosas que no sean esenciales. Y está claro que un regalo no es algo que se ubica en el listado de los artículos indispensable. De todas formas, Rabolini tuvo un cumpleaños “inolvidable”, como quizá será la mayoría de los que se realicen en tiempos del coronavirus. Por los motivos que fueren los festejos quedarán marcados por muchas situaciones similares y de manera transversal. No importa siquiera la posición social. Todos –o la mayoría– serán sin invitados presenciales y, con seguridad, casi sin regalos. El de Karina fue así, íntimo: solo ella y su pareja, Ignacio Castro Cranwell. Las amigas “de toda la vida”, los amigos que se fueron sumando a su entorno en estos últimos años y la familia estuvieron presentes a lo largo del día en todas las plataformas posibles. Los saludos fueron por teléfono, WhatsApp, y hubo momentos de Zoom también, la app del momento. Y si bien el número de cumpleaños no era uno redondo, ellos tampoco quisieron que fuera un día más en la cuarentena. Castro Cranwell se encargó de todo: preparó la cena y montó el “escenario” al lado de la parrilla con vista al jardín, torta casera incluida. Todo íntimo y privado. Lo único público fue el álbum de recuerdos que también él le preparó en Instagram, con la frase: “Feliz cumpleaños mi vida... otro año más juntos y genial... gracias por estar todos los días.... la torta a la tarde!!”. Un álbum con cuatro imágenes en cuatro geografías diferentes, muy útil para que se sumen algunos más en los saludos a Karina. Ese fue el regalo no privado. Y cumplió un objetivo colateral: alertó a muchos otros conocidos –y también desconocidos– a quienes el coronavirus y el aislamiento social les alteró la agenda.

 

Y se hizo Arte BA

La virtualidad permitió que ArteBA tuviera este 2020 una edición especial acorde a los tiempos del coronavirus. Esta vez la feria fue online, gratuita, y en lugar de funcionar cuatro días como en “tiempos normales”, duró todo abril. Y con esta modalidad la visitaron más de 200 mil personas, que pudieron ver y comprar obras de más de 400 artistas de 80 galerías argentinas y del exterior. La virtualidad no afectó que se tuviera la primera nominación al premio anual de adquisición Latin America Art Award de ArtNexus. Este recayó en Daniel Otero Torres y su obra Arctic White, de la galería Mor Charpentier. También se hizo la primera adquisición institucional de modo virtual en Argentina. Y fue el Malba el que incorporó así una pieza de la artista Maris Bustamante y una fotografía de Milagros de la Torre, de las galerías Waldengallery y Rolf Art.