El epicentro de la moda mundial y también de parte del poder y alta sociedad norteamericana se ubicó en el Museo Metropolitano de Nueva York con la Gala del Met que organiza anualmente la revista Vogue. La alfombra roja de esa famosa escalinata de la Quinta Avenida no solamente la subieron centennials que cotizan por millones de seguidores en redes –convocados por su anfitriona Anna Wintour para ese poder mediático–la caminaron muchos personajes que interpretaron con sus atuendos el lema de la gala: In America: A Lexicon of Fashion (En Estados Unidos: el lenguaje de la moda).
Salvo el listado de famosos que se ubicaron en las diferentes mesas, los invitados y empresas pagaron un promedio de 35 mil dólares por cubierto o directamente mesas por 200 mil y 300 mil dólares. Y también todos tenían que garantizar que estaban vacunados, y salvo para comer y beber, se les exigió a todos el uso del tapabocas en los salones donde se realizó la gala. En ese marco de millones de dólares y glamour, dos personajes concentraron la atención por sus lemas políticos, no sólo discursivos, sino en los vestidos que llevaron.
Una fue Alexandria Ocasia-Cortez quien tomando uno de los lineamientos del discurso que Joe Biden dio por sus 100 de gobierno, se estampó en su vestido blanco la frase “Tax the rich” (impuesto a la riqueza). Esta legisladora demócrata como también como “AOC” fue con Aurora James, quien le diseñó y prestó el atuendo. “El medio es el mensaje,” posteó Ocasio-Cortez. ”Ahora es el momento de atender a los infantes, la sanidad y la acción climática. Y de Imponer impuestos a los ricos. Y antes de que alguno se vuelva loco, los funcionarios electos de la ciudad de Nueva York son invitados regularmente a la gala del Met (…), yo soy una de ellas.”
El otro personaje que se vistió con consignas fue Carolyn Maloney. Esta legisladora –también demócrata– de 75 años llevó un vestido con la leyenda que decía: “Igualdad de derechos para las mujeres”. Y reforzó el mensaje con una pandereta con la estampa “ERA Yes” (Sí a la Enmienda de Igualdad de Derechos), una campaña para que en la Constitución de Estados Unidos se agregue una línea que explicite la prohibición de discriminación por motivos de sexo. Esto se pide desde 1972 pero para que sea ley aún necesitan que la aprueben al menos 38 estados de ese país.
Léxico travestido para disimular
Todo fenómeno suele vestirse con un respectivo nombre. Un neologismo por caso, que sirve para reforzar esa idea de que se está ante algo nuevo, o también para que lo parezca y así disfrazar o disimular algo que es una reversión de algo que en su estructura tiene elementos ya existentes. Tal el caso de lo que se llama “fenómeno Milei”. Detrás de ese histrionismo performático que momentos de agresividad verbal que medios y redes utiliza porque traccionan clicks o rating, se travisten ideas que la historia moderna ya conoce y atravesó con consecuencias varias. Uno de esos disfraces lingüísticos que un analista encontró para evitar decir “extrema derecha” o “nacional socialismo reloaded”, es conservadurismo popular. Así lo que parecería un oxímoron se amalgaman: y lo único popular de lo que es solamente conservador y de extrema derecha, es que se posicionó por el sufragio democrático.