Las relaciones diplomáticas entre la Argentina y Alemania ya caminaban por la cornisa hasta que las denuncias públicas de Cristina Fernández de Kirchner y miembros de su gobierno acerca de supuestos vínculos entre los fondos buitre y la actual administración germana de Angela Merkel precipitaron el desbarranco. No fue casualidad ni sorprendió entonces que, en el festejo por el día nacional alemán, el embajador Bernhard Graf von Waldersee no tuviera la oportunidad de estrecharle la mano a ningún funcionario argentino. Dirigentes K de curso legal vigente resultaron los ausentes estelares de un convite multitudinario que ni el mal tiempo logró empañar. Los embajadores de Francia, España, Reino Unido, Rusia, Brasil, Portugal, Suecia, Polonia, Canadá y Austria y varios encargados de negocios de otras representaciones maldijeron la lluvia en el ingreso, pero igual se pudieron acomodar bien bajo las carpas que se habían dispuesto en los amplios y prolijos jardines de la espléndida residencia germana, en el barrio de Belgrano. Como para cortar con el mal clima y disimular el evidente faltazo de representantes oficialistas, el dueño de casa no sólo se refirió a las “sólidas y profundas” relaciones entre Alemania y Argentina, sino que además incluyó una sutil “choriceada” en el menú que degustaron, entre otros, los diputados Patricia Bullrich, Cornelia Schmidt-Liermann y Jorge Landau, Inés Weinberg de Roca (presidenta del Tribunal Superior de Justicia de la CABA), el empresario Eduardo Elsztain y el subsecretario legislativo porteño Pablo Garzonio, de excelente relación con Mauricio Macri y Ernesto Sanz. Entre los contertulios obviamente se criticó al Gobierno y se comentó como al pasar un trascendido que es la comidilla en el mundo diplomático: la supuesta escala secreta que habría hecho el ministro de Economía, Axel Kicillof, por Cuba antes del promocionado y frustrante encuentro en Nueva York con Daniel Pollack, el mediador que el juez Thomas Griesa impuso para que los fondos buitre y la Argentina llegaran a algún acuerdo.
Secuestro virtual
Días atrás, la Policía Federal debió dirigirse a la calle Aráoz al 2500, en Palermo, por una denuncia de secuestro virtual. En jerga policial: “El personal interventor se entrevista con el damnificado, quien refirió había recibido a su teléfono de línea un llamado de una persona de sexo femenino, la que mediante gritos y llantos indicaba ser su hija, manifestando hallarse secuestrada y que un malviviente le apuntaba con una pistola a la altura de su cabeza; seguido a ello, según lo relatado por el denunciante, el mismo cortó la comunicación, tomando contacto telefónico con su hija Mariana, quien le refirió que se hallaba en perfecto estado de salud, determinando así que tal comunicación se trató de una artimaña para obtener dinero a cambio de la supuesta libertad de su hija, llamando en consecuencia al número de emergencias 911. El padre se identificó como Juan Carlos Pezoa, secretario de Hacienda de la Nación”. Fin de la cita.
Mira quien pasa
Larrea al 700. El ex jefe de asesores de Juan Manuel Abal Medina, Lucas Nejamkis, estrenó su nuevo rol de “ceremonial” del diputado y candidato Sergio Massa, y lo esperó a la vista de todos los invitados al brindis de Rosh Hashaná (Año Nuevo judío) paradito en la puerta de la sede del Congreso Judío Latinoamericano. Curiosa la voltereta política de Nejamkis, aunque no es la única, claro. El Congreso Judío Lationamericano es una entidad dirigida por Claudio Epelman que se ha transformado en un conocido lugar para el lobby local. Por ahí desfilan jueces, empresarios y políticos de todas las creencias, aunque esta vez no de todos los partidos políticos: hubo ausencia de figuras del Poder Ejecutivo Nacional. Entre los empresarios se pudo ver a Eduardo Elsztain y a Adrián Werthein. La familia judicial cantó presente con el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, y el camarista Marcos Grabivker, entre otros. La política tuvo varios representantes de la oposición como Facundo Moyano, Laura Alonso, Gustavo Posse, Patricia Bullrich y Jorge Telerman (quien elogió a viva voz el traje de Massa). El mundo “académico” estuvo representado por Darío Richarte, quien también saludó efusivamente al líder del Frente Renovador. En la misma semana que Nejamkis blanqueó su pase al massismo, se conoció –a través del Boletín Oficial– que su hermano Facundo, ex secretario de Estado cuando Abal Medina Jr. era jefe de Gabinete, fue nombrado en una especialidad que se le desconocía: “agregado agrícola” ante el Mercosur. Los malintencionados de siempre murmuraron ante semejante designación: “Trabajar no sabe, pero cosechar sí”.