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el crimen de villa gesell

Ataque en manada: violencia y dolor como sinónimo de masculinidad

Un análisis criminológico del accionar de grupos como el que está acusado de haber asesinado a golpes a Fernando Báez Sosa. El rol del alcohol y la “buena crianza”.

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Fernando. Suelen dejar el cuerpo de víctimas inocentes expuesto, a la vista de todos. | cedoc

El asesinato de Villa Gesell permite ser analizado desde distintos ángulos. En primer lugar, se puede profundizar sobre el funcionamiento de las “patotas” o grupos como el que atacó a Fernando Báez Sosa y también es interesante pensar la cuestión de los cuerpos, el dolor y el rol de deportes de contacto, como el rugby, que practican los jóvenes de Zárate.

Por otra parte, para la crimonología los celulares pueden aportar datos fundamentales sobre el accionar de los sospechosos, y poner en sus justas proporciones factores como el alcohol o el rol de la “buena crianza” en crímenes de este tipo.

Manadas. Grupos o “patotas” como la de los diez rugbiers que atacaron en Villa Gesell generalmente tienen un líder o más, que es quien da las órdenes y selecciona a las víctimas, que pueden ser periféricas como aquellas de oportunidad que aparecen en el “lugar y momento equivocado”, o pertenecientes a otros grupos que son vistos como rivales, generalmente para comunicar quién manda en determinado territorio. Por eso los espacios abiertos son los escenarios más elegidos para atacar y dejar el cuerpo de inocentes expuestos, a la vista de todos sin necesidad de simular que no fue un brutal homicidio.

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Es importante aclarar que las llamadas “manadas”, como la que atacó a Fernando Báez Sosa, no son comparables con los grupos de varones que atacan sexualmente a mujeres o varones, básicamente porque la motivación en la primera es el poder y el castigo físico y psicológico, en la búsqueda de la valoración de la supremacía y la ferocidad, como si fuesen sinónimos de masculinidad, pero alejada de la erotización característica del ataque sexual grupal.

Uno de los procesos de identificación que los caracterizan como miembros de distintos grupos, y excluyen al resto, es adoptar desde parches, medallas o gestos, hasta cortes de cabello o vestimenta determinada. Algunos de estos grupos comienzan con actos de vandalismo, hostigamiento hacia otros hasta ir adquiriendo un modus operandi determinado. Si su método es eficaz en cada uno de los ataques, hará que perduren en el tiempo y aumenten en violencia, hasta desplazar su “poderío” hacia otros lugares. Es esa construcción de enemigos en común lo que los une y justifica descargar en cuotas tanta violencia.

Dolor. Fabián Quintero, doctor en Antropología de la Universidad Nacional de La Plata y criminólogo del Servicio Penitenciario, reflexiona sobre los grupos deportivos en términos culturales, grupos que entrenan para ciertas prácticas específicas que implican enseñanzas, saberes y acostumbramientos que tienen que ver con el dolor, el sufrimiento ajeno. Son deportes, como el rugby, en los que hay choques de fuerzas de cuerpos, donde los cuerpos tienen que ser fuertes para soportar el dolor, y detrás de la lógica de soportar el dolor hay un despliegue competitivo. En esos grupos se puede dar una cuestión de competencia donde el débil, el que no puede, sea altamente despreciado. Este desprecio hacia la debilidad en algunos contextos deportivos podría tener que ver con la cuestión de que los cuerpos deben soportar el dolor, y que deben ir para adelante a pesar del dolor.

Es importante discriminar el contexto de aprendizaje, ya que dependiendo del mismo podría estar direccionado hacia el entrenamiento del cuerpo dentro de una disciplina donde hay contención del propio cuerpo, aprendizaje sobre los propios límites y capacidades, el saber hasta dónde llegar para lograr una meta deportiva o, en el peor de los casos, también puede desplegar un lado perverso.

Deporte. Es aquí donde se juegan la cultura dentro de la cual se desarrolla un determinado deporte, supervisado por el entrenador, los padres y otros referentes, que son los que le dan un sentido a soportar el dolor y al despliegue de fuerzas en contra de otros. El deporte en grupo implica una red social específica y depende de cómo se interpreten sus bases. El deporte no tiene nada en sí mismo de socializador (o resocializador en la mitología penitenciaria). La resocialización o socialización se da en el contexto cultural en el cual se desarrolla una red específica de vínculos, en este caso, de representación del dolor y de valoración de la fuerza y la debilidad. Son las relaciones entre las personas en una interacción simbólica permanente las que brindan el marco de la socialización y no el deporte en sí mismo.

Máximo Thomsen tuvo seis identificaciones positivas y algunos testigos dijeron haberlo visto pateando a Fernando frente al boliche, y presentó presunto tejido hemático en su mano derecha. Enzo Comelli tuvo cuatro identificaciones positivas, también fue visto golpeando a la víctima, y presentó hematoma sobre el labio inferior. Alejo Milanesi presentó manchas de sangre en la ropa, excoriación lineal en la cara posterior del cuello y mano izquierda y parte frontal. Luciano Pertossi tuvo dos identificaciones positivas, fue ubicado como agresor dentro del boliche, presentó excoriaciones en el cuello y axila izquierda. Lucas Pertossi tuvo dos identificaciones positivas, presentó excoriaciones en parte de la axila posterior derecha y axila frontal izquierda.

Dudas y sospechas.Las excoriaciones son rasguños superficiales en la piel y suelen ser ungueales, es decir efectuados por uñas o producidos por elementos con filo aplicados superficialmente, por ejemplo, la punta de un alambre. Las heridas autoinfligidas tienen como característica que son agrupadas, al alcance de quien se sospecha se las realiza y son superficiales por una cuestión de tolerancia al dolor físico, aunque puede haber excepciones. Salvo que haya habido forcejeo con otras personas, en el que quedó rasgada la vestimenta y hayan quedado expuestas ciertas zonas en donde se presentan excoriaciones, resulta llamativo que la piel las presente en zonas que no están generalmente expuestas como ser axilas o tórax, porque por lo general son zonas que están protegidas por vestimenta que amortigua los rasguños.

Distinta es la función de la vestimenta con las llamadas equimosis, que se forman ante un golpe con objeto duro y romo que pueden ser puños, palos, caer contra el piso, etc. y donde se rompen pequeños vasos o vénulas de la zona impactada y la sangre de esos pequeños vasos infiltra el tejido sin llegar a producir un hematoma, al que podría definirse como una colección de sangre.

Para descartar las sospechas de que estas heridas hayan sido autoinfligidas o efectuadas entre los mismos sospechosos para justificar una pelea con la víctima, o con los patovicas, lo que podría ser útil es el hisopado ungueal de todos los presentes en la pelea, así sabremos qué ADN resguarda cada una.

Anteriormente se enviaba a muestra la uña completa de los cadáveres. Hoy en día se hace de dos formas: se moja un hisopo en solución fisiológica y se pasa por debajo de la punta del extremo de la uña. Si las uñas son largas, se recorta el extremo de la uña, se manda al laboratorio la muestra de cada dedo, por separado de cada mano correctamente identificados. En el hisopado de las uñas de la víctima si hubo intercambio de ADN con algún sospechoso en este caso no sería extraño ya que obedecería a un reflejo defensivo para evitar los golpes.

Celulares. Los datos extraídos de los dispositivos móviles quizás nos den pautas de patrones de conducta grupal, de una habitualidad en las comunicaciones desde el punto de vista lingüístico y visual. Las pericias informáticas son fundamentales en una investigación criminal.

La llamada buena educación no garantiza la buena fe de alguien, a veces la “belleza” física y la buena presencia hacen que omitamos las señales de alarma. Por participar de un deporte no necesariamente se adoptan buenas costumbres y se reduce la violencia. Es más, dependiendo del contexto podría ser lo contrario. La rehabilitación penitenciaria a través de un deporte no está probada con evidencia científica. El alcohol no crea personas violentas, solo desinhibe conductas predisponentes, si no, o imaginen una situación de asado de domingo, donde suelen abundar el alcohol y los cuchillos para cortar carne.

*Diplomada en Criminología, Criminalística y DD.HH.

Especializada en Técnica de Perfilación Criminal.