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Fronteras al rojo vivo

El “deme dos” que llega del otro lado del charco

Todo sobre los uruguayos que cruzan la frontera para comprar productos argentinos. Lo bueno y lo malo. El contrabando, Precios Cuidados y una diferencia de cambio histórica.

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Ingreso. Se puede llevar hasta cinco kilos de alimentos. El Bagashopping de Salto. La canasta es 63% más barata aquí. | Gentileza Diario El País de Uruguay / CEDOC

El paseo de compras Bagashoping es conocido como “el corazón del contrabando”. Ubicado en la ciudad uruguaya de Salto, se encuentra a dos kilómetros de Concordia, provincia argentina de Entre Ríos. Separados por el río Uruguay, para cruzar se puede utilizar el Puente Internacional Salto Grande. En auto, sin tránsito, el trayecto tarda menos de una hora. Esta marca está lejos de acercarse a la realidad ahora, porque este paso internacional suele tener una demora de hasta diez horas, con filas de autos que pueden llegar a los siete kilómetros. 

El Bagashoping es la feria más grande de Uruguay, con productos de todos los rubros. “Es una especie de ‘Saladita’”, explica Adrián Lampazzi, presidente de la entidad gremial Centro de Comercio, Industria y Servicios de Concordia”. La particularidad de esta feria es que está casi enteramente abastecida por productos que se compran en la argentina Concordia y se pasan a Uruguay para revenderse. 

"Si el dólar blue sube, se llena la frontera. Si se estabiliza, se tranquiliza el movimiento. Para nosotros, esta frecuencia es normal".

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Esta feria es una de las consecuencias que resultan de la diferencia de precios entre Argentina y Uruguay, donde, un mismo producto de un lado al otro de la frontera puede duplicar o dividir su valor. Otra arista son las familias uruguayas que viven en Salto, y para las que es conveniente cruzar la frontera para hacer la compra del mes, con diferencias de precios de hasta un 250%

Historia. Hay registros desde 2013 de esta problemática. Funcionarios o comerciantes uruguayos que denunciaron que no venden sus productos porque los ciudadanos prefieren cruzar a Argentina, donde los precios son más bajos. En aquel momento el problema era menor: un dólar equivalía a $ 6, y la diferencia de precios con Uruguay era de un 50%. Hoy, algunos productos duplican su valor en Uruguay, o, lo que es lo mismo, están a mitad de precio en Argentina, reflejo de un peso cada vez más devaluado. 

La mayoría de los visitantes provienen de las uruguayas Paysandú, Salto y Fray Bentos. En julio de este año, 160 mil uruguayos viajaron a Argentina. La inflación de frontera se refleja, sobre todo, en los rubros de alimentos, bebidas alcohólicas, y productos de limpieza. Un ejemplo: la cerveza está 230% más cara en Salto que en Concordia. 

La reglamentación uruguaya permite la compra de hasta cinco kilos de alimentos argentinos por persona cada 15 días. “El resto pasa ilegalmente. Se ponen la ropa una encima de la otra, por ejemplo”, dice Lampazzi. La legislación en vigencia reemplazó al Cero Kilo: la prohibición total del tráfico fronterizo de productos desde Argentina a Uruguay.

Precios comparados Argentina-Uruguay

Productos. “En general, los uruguayos vienen a buscar productos de primera necesidad. No es una compra generalizada, es de mercadería específica. Pero no vienen a comprar a Argentina porque está regalado, sino porque esa diferencia, tal vez, les permita llegar a fin de mes. Vienen, dan una vuelta, pasean, compran, comen, cargan combustible, y se vuelven”, cuenta el ejecutivo gremial. 

La moneda uruguaya está favorablemente fortalecida frente al peso argentino: US$ 1 son $ 40 (pesos uruguayos), frente a los $ 138 argentinos (de finales de agosto de 2022). Una diferencia enorme, aun frente al dólar oficial. “Si el dólar blue sube, se llena la frontera. Si se estabiliza, se tranquiliza el movimiento. Para nosotros, esta frecuencia es normal”, dice el ingeniero Lampazzi. Agrega que con productos como los neumáticos (a los que se les agrega el faltante en Argentina de los últimos meses) a los argentinos les conviene comprarlos en Salto, así como otros insumos que no llegan a Argentina “por las trabas a las importaciones”.

A pesar de que hay quienes toman la trampa en vez de la ley, Lampazzi explica que el paso de la frontera Argentina-Uruguay está mucho más organizado, con los puentes internacionales, que los pasos con Paraguay o Bolivia. 

Formosa. “Es obvio que nuestras autoridades no han tomado los recaudos necesarios”, asegura Antonio Fabián Hryniewicz, presidente de la Cámara de Pequeñas y Medianas Empresas de Formosa, y director de la Comisión de Fronteras e Ilegalidad de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). “Al habitante de los países vecinos les resulta muy barato adquirir mercadería en las localidades fronterizas. Alimentos, prendas de vestir, productos de farmacia y de industria argentina en general. Un peso uruguayo equivale, aproximadamente, a 3 pesos argentinos: para los uruguayos comprar en Argentina cuesta casi tres veces menos que en su país. Así, los pasos fronterizos se han visto colapsados de tránsito de personas y vehículos”, explica Hryniewicz, y agrega que la situación tuvo su punto cúlmine tras la reapertura de los puentes internacionales tras la pandemia.  

Los fines de semana, cuenta el director de la Comisión de Fronteras, la espera es de varias horas: “Hay que cumplir con los trámites de migraciones y aduanas que son lentos por la precariedad del sistema argentino, que es manual y cuenta con poco personal. En la triple frontera misionera; en el puente internacional de Clorinda-Asunción, en Formosa; en Paso de los Libres, Corrientes. Menciono algunos puntos, pero esto se repite en la extensión geográfica de nuestras fronteras”. 

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Hryniewicz lamenta los inconvenientes del sistema, ya que aquí ve una oportunidad para la recuperación de la producción industrial argentina: “Con una economía tan deprimida en los últimos años, este manejo de la frontera significa una pérdida de negocios legales, de generación de empleo genuino, y de recaudación fiscal. La mercadería sale igual, pero irregularmente, beneficiando a quienes se dedican a la piratería. La consecuencia directa es el crecimiento exponencial del contrabando”.

El Código Aduanero, bajo la Ley N° 22.415, está vigente desde 1981. No habla de topes ni de kilos. “Las regulaciones vigentes no contemplan ni las realidades sociales actuales ni la relación vecinal de las fronteras. Nosotros creemos que hay que contar con un régimen que permita previsibilidad a través del tiempo e independientemente de las fluctuaciones cambiarias. El reglamento debe ser actualizado con suma urgencia”, opina Hryniewicz. Y agrega: “Los extranjeros abonan en su moneda. En efectivo y con sobreprecios. En algunas localidades, los almaceneros deben disponer de dinero de otros países para abastecer su comercio”. 

Del otro lado. La ciudad de Paysandú, en Uruguay, vecina de Entre Ríos, es una de las protagonistas en el ida y vuelta entre las fronteras argentinas y uruguayas. Juan Martín Della Corte, uruguayo, directivo en Políticas de Fronteras en el Centro Comercial e Industrial de Paysandú, cuenta que los empresarios regionales trabajan en el tema de uruguayos que compran en Argentina desde la misma creación de los puentes internacionales, hace cincuenta décadas: en 1970 se inauguró la construcción del Puente Internacional Paysandú-Colón. 

“El problema de fondo siempre ha sido el precio uruguayo, un poco por escala, y otro tanto por ineficiencias propias del Uruguay. El gobierno uruguayo ha buscado formas de proteger el empleo regional, pero son medidas insuficientes dado el incentivo que supone comprar a menos de la mitad de precio en Argentina”, expresa el director. Y añade: “Actualmente las farmacias y estaciones de servicio uruguayas en las fronteras evidencian caídas de más de 45%. En almacenes y supermercados locales las ventas se redujeron un 30%”. Así, los rubros más beneficiados en el lado argentino (aunque según explicó Hryniewicz, no es tal el beneficio debido al contrabando), son consecuentemente los despreciados en Uruguay.

Hay parte del mercado que está perdido. Más allá de los supermercados, hay uruguayos que cruzan a Argentina para ir a un taller automotriz, a la peluquería o a comer afuera. Hay que atender las asimetrías históricas. Cada frontera tiene su particularidad, pero actualmente para el comercio uruguayo la relación es de al menos diez años de conveniencia de compra en Argentina, marcado fuertemente por la depreciación del peso argentino. La diferencia es solo comparable con la “tablita” (1982, sistema tabular en el que se preestablecía la relación peso-dólar, durante las dictaduras militares uruguaya y argentina)”, afirma Della Corte. 

"La diferencia de precios con Argentina es, desde una perspectiva histórica, del 55%. Es la mayor diferencia en los últimos veinte años"

Dos décadas. Para el reelecto Julio César Lestido, presidente de la Cámara de Comercio y Servicios del Uruguay, organismo que nuclea al 85% de las empresas uruguayas, el consumo hacia Argentina ya no es una cuestión de inflación de fronteras, sino que se tradujo a todo el país: “La diferencia de precios con Argentina es, desde una perspectiva histórica, del 55%. Es la mayor diferencia en los últimos veinte años. Los productos argentinos se han abaratado en relación con los uruguayos. Esto permea a todo el país, a las decisiones de consumo de los hogares y a los resultados en términos de ventas. La mercadería que ingresa desde Argentina de forma ilegal hoy se comercializa en todo Uruguay, incluso en las principales avenidas comerciales de la capital. Una clara competencia desleal. El consumo hacía el país vecino dejó de lado al consumo local”. 

“Un estudio de la UCA mostró que es un 63% más barato comprar una canasta básica en Concordia respecto a Salto. Con estos datos parece poco probable poder detener el movimiento de mercadería y personas, pero sí se puede mitigar el problema. Con la mercadería de contrabando es importante, no solo pagar los impuestos, sino hacer los controles de salubridad en los alimentos. Estamos trabajando en proyectos de ley que tienen por objeto establecer una nueva institucionalidad para el desarrollo e integración de las zonas fronterizas”, concluye Lestido.

Subsidios. “Los ciudadanos de países fronterizos vienen a comprar, sobre todo, los productos subsidiados por el gobierno argentino”, revela Adolfo Solari, presidente del Centro de Defensa Comercial e Industrial de Gualeguaychú. La diferencia de valores con productos regulares ya es amplía, pero a este beneficio se le suma la compra de extranjeros de los productos del programa Precios Cuidados, con alimentos subsidiados por el Estado argentino en una economía donde más del 37% están por debajo de la línea de la pobreza. Cristina Guitar, concejal de Concordia, solicitó aclarar la razón del faltante de productos del programa en cuestión en las góndolas de supermercados. Manifestó su preocupación preguntándose si acaso la falta se debe a “la masiva cantidad de turistas que aprovechan estos productos”. 

Sin embargo, para Solari no todo es negativo: “La mayoría no compra productos de precios cuidados, porque, en general, son pocos los productos disponibles. Pero la entrada de turistas ha ayudado a la ciudad a recuperar las ventas, aunque compran en grandes cadenas y no en pequeños comercios locales. Esto siempre ocurre en las ciudades de frontera. En otras ocasiones ha sido al revés, es cíclico”.