Se podría encontrar puntos de contacto entre este tipo de formatos y las narrativas en las que intervienen las TIC (tecnologías de la información y la comunicación), relatos cortos mediados por la tecnología, o las lecturas múltiples y breves que nos propone internet. Tocamos aquí y allá y básicamente construimos nuestro propio relato. En estos casos, el desafío que se plantea es el de la tensión “extensión vs. profundidad”. Culturalmente siempre referimos al relato lineal y asociamos que lo extenso es profundo. Nos parece que algo profundo no puede decirse en pocas palabras, pero ésta es una idea que se va deconstruyendo. Las TIC nos permiten tener acceso a mucha información: está ahí al alcance de la mano y nos obliga a transformarnos en productores. Las vamos construyendo no linealmente y no en un solo soporte. Vemos imágenes, videos, textos; vemos lo mismo desde distintas dimensiones; comparamos, integramos, complementamos y nos quedamos con lo que producimos. En este marco, la extensión en sí misma pierde frente a la profundidad. Pero las generalizaciones son malas y engañosas, no tenemos por qué elegir, lo importante es comprender que la extensión no asegura la profundidad. En particular, Pecha Kucha es un formato que intenta dinamizar, poner ritmo a un rubro que está muy extendido y muy mal usado: las presentaciones.
*Especialista en educación virtual (www.vayaunaasaber.wordpress.com).