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La importancia de medir bien

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Existen diferentes modalidades o estrategias de medición de la pobreza. En Argentina en particular, se suele medir a través de la línea de pobreza, que expresa la capacidad de los hogares de acceder a las calorías necesarias que necesitan las personas para vivir, más una serie de gastos no alimentarios. Para ello, se requieren encuestas para establecer cuáles son los principales productos y servicios consumidos por los hogares. En base a ello, se puede seguir los valores de los productos según sus precios al consumidor (IPC), que actualiza los valores de la canasta total.
El Indec realizó en los últimos años procedimientos para actualizar las muestras de establecimientos comerciales con el fin de recalcular los productos consumidos, incorporando el consumo de productos de impronta regional (como la mandioca en el NEA, los vegetales propios del NOA, etc.). Sin embargo, luego de las discusiones sobre la legitimidad de los índices de precios al consumidor, se decidió no estimar la pobreza con estos nuevos datos.
Cabe destacar que existen otras modalidades para evaluar la pobreza, por ejemplo, por las medianas de ingresos, que suelen utilizarse en Europa y EE.UU. principalmente, o la pobreza en base a la capacidad de compra del dólar PPA (paridad del poder adquisitivo), que permite realizar comparaciones salariales. También existen estudios multidimensionales donde la pobreza se expresa, además de por la capacidad de consumo de los hogares, por el acceso adecuado a educación, salud, transporte, hábitat, justicia, información y expresión política, entre otros elementos, que permiten una mirada más abarcativa.
Estudiar la pobreza y analizar su distribución territorial es fundamental para el desarrollo de políticas públicas y es obligación del Estado establecer estudios sistemáticos y confiables. El problema de no contar con mediciones oficiales, desde hace varios años, ha generado la elaboración de estudios alternativos, que deben estimar con información ad hoc las actualizaciones de los valores de la canasta, que deben reflejar qué es lo que consume la población en forma estandarizada, y sus precios. El lector podrá evaluar la complejidad de la medición, ya que deben seguirse productos estandarizados relevados en encuestas precedentes.