Durante los últimos años se transformó el rol de los medios masivos de comunicación. La supuesta objetividad que cubrió su funcionamiento durante décadas como un aura que los asociaba a la verdad es un rasgo en el que ya no muchos creen y que fue reemplazado, o comienza a ser reemplazado por concepciones más cercanas a sus intereses.
Santiago Marino, por ejemplo, propone la idea de “agentes corporativos de la información” para comprender a actores que cuentan con capacidad económica y política para afectar y definir en grado importante el escenario de la discusión y acción cotidiana.
En este mismo sentido, Martín Becerra habla del fin de la “inmaculada concepción” para señalar que, al igual que el resto de las instituciones públicas o privadas, los medios de comunicación tienen intereses parciales.
La discusión en torno a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA) fue un antes y un después en este cambio de paradigma al dar cuenta, entre otras cosas, del obstáculo que significaba para la diversidad informativa la enorme concentración de la propiedad en pocas manos o la centralización geográfica de los contenidos en torno a Buenos Aires. Las reacciones suscitadas hacia distintos puntos del articulado y la falta de adecuación por parte de los actores más relevantes contribuyeron para transformar la manera en la que los medios son mirados.
Según Becerra: “Se logró algo que no es poco pero que es paralelo a la ley. Me refiero a la discusión social que es inédita y que permitió a su vez tener una conciencia social y política que no existía en el país sobre la influencia de los medios de comunicación en torno a sus intereses empresariales o sus conexiones con el sistema político. Todo esto es un avance”.
Desde la Afsca, Torrillate destaca la doble función que en este sentido viene a cumplir la ley: “No se trata solamente de regular el mercado de los medios sino de generar un cambio de paradigma comunicacional que es radical. Y este cambio no debemos realizarlo sólo nosotros sino también los licenciatarios e incluso la sociedad entera”.
En este contexto, lo que suceda con la LSCA se vuelve central ya que así como su implementación integral mantendrá de relieve estas nuevas percepciones, su incumplimiento terminará por ocultarlas.
Como señala Marino: “Un avance importante es el de empezar a reconocer a los medios como actores sociales, políticos y económicos. Hoy la mayor parte de la sociedad politizada reconoce a los medios en este sentido. Y esto es una novedad, un cambio cultural que es hijo del proceso, no del kirchnerismo. Ahora, ¿cuánto puede durar sin una aplicación plena de la norma? Poco”.