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Feminismo

Valentina Ortiz: “No podemos vivir bajo la tiranía de las buenas intenciones”

La joven influencer y activista argentina radicada en España, que cosecha adhesiones visibilizando a hombres víctimas de violencia doméstica y judicial, habló de temas poco frecuentados por los medios masivos.

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Valentina Ortiz, la joven influencer y activista argentina radicada en España. | Valentina Ortiz

—¿Cómo te iniciaste en la crítica al feminismo actual y cuál es el eje de esa crítica?

—Desde que tengo consciencia al ‘feminismo’ como concepto, lucha y movimiento social, siempre lo interpreté según su definición de diccionario. Si es la búsqueda de la igualdad de derechos y oportunidades, soy feminista. Pero a mis 18 o 19 vi cómo el feminismo de tercera ola tomaba fuerza y empecé a encontrarme con más preguntas que respuestas. Investigando, llegué a la conclusión de que no existe posicionamiento más sexista que aquel que considera que las mujeres, por el mero hecho de ser mujeres, están exentas de la realidad humana y animal en la que, independientemente del género, la etnia o el credo, existen personas con malas intenciones.

—Desde que vivís en España tu trabajo con hombres víctimas de falsas denuncias, separación de sus hijos o violencia creció mucho. ¿Podés detallar un poco ese recorrido? 

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—Así es. La realidad de la violencia doméstica que viven cientos de hombres alrededor del mundo tiene muchas más sombras que luces. Casi nadie se dedica a investigar el maltrato en la pareja hacia los hombres, cuando existen informes como el PASK que recogen las conclusiones de cientos de estudios sobre el tema, y que muestra que, en edad de estudiantes de secundaria, hay más víctimas varones de violencia en la pareja, que mujeres. Con respecto a la situación en España, para que veas a qué me refiero, tenès el ejemplo de los sondeos de violencia en la pareja realizados en colegios secundarios que realiza el Ministerio de Igualdad. En estos sondeos, existen dos formularios: El de la víctima y el del agresor. Si vos tenes dos hijos en España, una nena y un nene, a tu nena le van a dar el formulario de la víctima, que incluye premisas como “¿Alguna vez tu pareja te ha revisado el celular?”, mientras que, a tu hijo, le van a dar el del agresor, que dice “¿Alguna vez le revisaste el móvil a tu pareja?”.  La Ley Integral de Violencia de Género, a su vez, deja en clara desventaja a los hombres maltratados frente a las mujeres maltratadas, generando una suerte de estatus de víctimas de primera y víctimas de segunda. Mientras una víctima puede iniciar un proceso gratuitamente, la otra, debe costear cada gasto de forma privada e individual. Mientras que la palabra de una víctima se considera prueba de cargo siempre y cuando el relato sea verosímil, la palabra del otro, tendrá que ser probada. Una de las peores formas de maltrato que se están popularizando es el maltrato judicial. Desde marzo del año pasado, me estuve desempeñando como Portavoz de la Asociación de Hombres Maltratados donde hemos conocido hombres que luego de años de ser víctimas de maltrato, toman la decisión de divorciarse, pero son amenazados con que, si lo hacen, ella les denunciará por violencia de género. Si tienen hijos, la situación es más complicada: España retira de forma inmediata el derecho a régimen de visitas a aquellos padres que hayan sido denunciados, sin condena, por lo cual, estaríamos hablando no sólo de un maltrato hacia el hombre, sino también hacia los hijos, que son privados del contacto. Eso es Violencia Vicaria, violencia que se da “a través de”.

—Argentina tiende a copiar políticas de género españolas. ¿Cuáles son, según tu perspectiva, las que resultan más dañinas?

—Lo peor que ha hecho España y que en Argentina se está empezando a recrear, es lo que se conoce como ‘Derecho penal de Autor’. No podemos vivir bajo la tiranía de las buenas intenciones, donde somos capaces de ‘tragar’ todo lo que se nos presente bajo la premisa de que es por una buena causa. Cuando pones en disparidad legal a hombres frente a mujeres por razones de nacimiento, no solo pasas por encima de la Constitución y la Declaración Universal de Derechos Humanos, sino que le estás otorgando armas a cualquier persona con malas intenciones que pertenezca al grupo presumido como “en situación de vulnerabilidad u opresión”, para arremeter contra quien no tenga las características necesarias para ser considerada una víctima por defecto.

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—Tu labor como Youtuber y comunicadora es una consecuencia que se desprende de tu activismo: ¿Cuáles son tus objetivos a mediano y largo plazo?

—Al principio, me sentía cómoda únicamente desde el lugar de comunicadora. Me gusta investigar, me gusta hablar, me gusta escribir, me gusta debatir. Sobre esa base, el sitio donde más sentía que podía aportar, era comunicando. Pero desde un tiempo a esta parte, y cada vez más, es cierto que me planteo la posibilidad de adentrarme en política. Me parece que es fundamental la aparición de voces jóvenes, críticas y formadas, que sean capaces de llevar el debate ahí donde se producen los cambios: En la política.

—¿Cómo es tu relación con los miles de usuarios que te siguen en redes? Advierto que compartís con ellos mucho humor con cosas como la “Fachoteca” en la que promovés lecturas que van por fuera de los márgenes impuestos por el progresismo... 

—La ‘Fachoteca’ fue algo que surgió en mi Instagram luego de muchos años de que mis seguidores me pidieran que les recomendara lecturas con perspectivas disidentes de las realidades que vivimos, y ahí fue que decidí compartir aquellas lecturas que bien me han ayudado a mí a formarme o a comprender otras realidades, o lecturas que hoy en día disfruto. En esta colección que compartí se encuentran obras como ‘Deshumanizando al Varón’ de Daniel Jiménez, ‘El Rebaño’ de Jano García, ‘Quién se robó el Feminismo’ de Christina Hoff Sommers, ‘Feminismo pasado y presente’ de Camille Paglia, entre otros. El nombre es una simple parodia a los términos peyorativos con los que se refieren a los comunicadores disidentes como yo, “facha”.

—Comenzaste a realizar programas semanales en vivo a través de tu canal de YouTube, como el que realizaste hace poco con Tipito Enojado, pero puntualmente quería preguntarte por uno en el que hablaste con otra influencer sobre otros temas de agenda como la gordofobia, el culto al cuerpo, etc ¿Cuáles son tus conclusiones?

—De toda mi vida he sido una mujer gorda. En algunos momentos más que en otros, pero llegando a ser víctima de bullying durante la infancia y adolescencia. Considero que estoy bastante sensibilizada respecto a la discriminación que pueden sufrir los cuerpos disidentes, sin embargo, con este tema me terminé encontrando con puntos de conflicto muy similares con los que me encuentro en el feminismo. Encontré un movimiento que, en un alto porcentaje, educa en ‘amarnos a nosotros mismos’ mientras que al mismo tiempo señala y condena a mujeres ‘fit’ por haber elegido un camino diferente. Ese programa puntual lo hice con otra influencer que ha recibido insultos de todo tipo por subir fotos suyas en bikini y mostrar su ‘buen físico’ o por publicar en su Instagram sesiones de entrenamiento en el gimnasio. ¿La razón? Que ella, presuntamente, estaría dedicándose a “acomplejar a otras mujeres” al hacer todo eso. El bodypositive había surgido para animar a personas con cuerpos disidentes (ya sea por discapacidades, accidentes o enfermedades) a aceptar y amar su cuerpo, pero hoy en día, gran parte de lo que resalta, es un grupo de personas que, a diferencia de hacer un trabajo interno para llegar a amarse, espera que los demás hagan un trabajo externo para que dejen de hacer aquello que al primer grupo le resulta ‘incómodo’. Al parecer, todos los cuerpos son reales, menos los delgados, que sólo estarían ahí para perpetuar la hegemonía de los cuerpos. Para mí, hay algo deshonesto e hipócrita en ese discurso.

Engordar en cuarentena

—Para cerrar: En Europa hay muchos intelectuales como Giorgio Agamben, pero también jóvenes influencers, que no temen pronunciarse contra el pase sanitario. Teniendo en cuenta tu insistencia con defender libertades individuales ¿Cuál es tu visión sobre este tema?

—Me posiciono tajantemente en contra de cualquier imposición del corte del pase sanitario. No creo que ninguna persona soberana y libre deba estar obligada a rendir cuentas sobre su situación de vacunación para poder tomar un café, retirar dinero de su cuenta bancaria, o peor, estudiar o trabajar. Es una medida que viola los derechos fundamentales de las personas y no se pueden ceder libertades con motivos presuntamente sanitarios, que, en realidad, terminan siendo políticos. En Europa se empieza a plantear la inefectividad del pase sanitario, que al final, se ha convertido en un permiso para contagiar. Todos sabemos que la vacunación no impide ni contagiarte ni contagiar, sino que lo que hace es reducir la sintomatología e intentar que la enfermedad no se agrave, por lo que al final, en todos estos establecimientos no entraban personas no vacunadas que podrían haber probado no tener el virus por medio de un test, pero sí entraban personas vacunadas que no requieren presentar ningún tipo de prueba, que tengan el virus y además, sean asintomáticos. Un pase sanitario, no protege.Tengo una visión algo distinta con respecto a que sean los propios dueños de ciertos establecimientos quienes decidan imponer para su establecimiento una prueba de vacunación, un test negativo o una peluca roja, si eso les parece conveniente. Algo muy distinto a que sea el Estado quien te obligue como propietario de un establecimiento a exigir algo que viola los derechos de tus clientes. Insisto en que no es una medida sanitaria porque de serlo, bastaría presentar un test de antígenos o PCR, pero eso da igual porque lo que importa no es que no contagies a otros, lo que importa presionar para que la gente que decide no vacunarse, se vacune para poder retirar su dinero del banco.