La pérdida de esperanza en la juventud es uno de los principales factores que los acerca al islam radical. El antropólogo francés Guillaume Boccara, director ejecutivo por la parte francesa del Centro Franco Argentino, dice: “El islam radical hay que entenderlo en el contexto del neoliberalismo, de la destrucción del Estado social y la desaparición de las utopías. Resulta atractivo para muchos jóvenes que hoy saben que el comunismo hizo estragos y no es la solución y que reconocen que el capitalismo destruye todo vínculo social, todo tipo de humanización entre las relaciones de las personas. El islam ofrece un refugio de identidad y un polo de identificación política. En la medida que se presenta como un modelo político de identificación, jóvenes de la clase media, media-baja y algunos con educación superior van sintiendo mayor afinidad. La culpa de todo esto no la tiene sólo la matriz colonial racista francesa, que existe, sino también un contexto global de radicalización en todos los países. La radicalización se manifiesta en Europa a partir de la extrema derecha, en los países árabes a través del islam radical, y en América Latina a través de un cierto populismo, que aún no llegó a un extremo”.
Boccara sostiene que hay una homología entre los franceses de la periferia y los palestinos. “Para algunos chicos, el islam radical, antifrancés y antisemita, aparece como una solución. Se vuelve una vía de escape al resentimiento por ser segregados. Muchos jóvenes se sienten racializados por la sociedad y ya están hartos. Dicen que en la periferia de París son para los franceses lo que los palestinos son para los israelíes. Hay una identificación con Hamas para la lucha contra la opresión blanca y colonial. Homologan la lucha en Francia con la lucha de los palestinos en los territorios ocupados. Hay una emergencia de un antisemitismo que se ha vuelto casi un componente de la identidad cultural de los chicos”, explica.
Al pensar en una solución a la problemática, Boccara dice: “Se terminó generando un quiebre muy fuerte en Francia de tanto hablar de etnia. Hay que dejar de hablar de identidad nacional. Tenemos que terminar con el esencialismo y con buscar una pureza a la identidad. Tenemos que dejar de destruir el Estado social y separarnos del capitalismo diferencialista que hizo estragos en todo el planeta. No tenemos que definirnos por oposición al otro. Hay jóvenes de todos los orígenes que dicen basta, que quieren salir adelante de la colonización y construir nuevas memorias.”