En un contexto donde la velocidad define la competitividad, la autogestión se consolida como una habilidad esencial para los líderes de pequeñas y medianas empresas.

Perfil: ¿Qué significa la autogestión y la autonomía en la práctica para un líder o emprendedor que está intentado hacer crecer su proyecto?
Cecilia Demadonna: A veces, los emprendedores me dicen antes de comenzar un proceso de selección: “no sé nada de recursos humanos”. Y me encanta poder mostrarles que, en realidad, sí saben mucho. Que todo lo que conocen sobre su negocio, su gente y su manera de trabajar es parte esencial del proceso. El conocimiento técnico es importante, claro. Pero el conocimiento del propio rubro, el que viene de la experiencia, es el que da sentido y profundidad a cualquier decisión sobre las personas que van a acompañar un proyecto.
En estos tiempos que corren, la velocidad parece marcarlo todo. La tecnología avanza, las formas de trabajar cambian, y cada vez más líderes buscan herramientas que les permitan organizarse mejor, planificar sus tiempos y, sobre todo, autogestionarse.
En muchos casos, especialmente entre los dueños de negocios o empresas con trayectoria, aparece algo muy valioso: el saber del rubro. Ese conocimiento construido con los años, con la experiencia, con el hacer cotidiano. Y esa es una gran ventaja. Porque cuando a ese saber se le suman herramientas de selección o gestión de personas, los resultados se potencian naturalmente.
P: ¿Por qué creés que hoy la rapidez y la capacidad de decidir se volvieron tan determinantes para un negocio?
C.D.: Hoy en día lo que pasa es que no hay motivos para que una persona no esté informada y no aprenda. Antes para aprender, tu proceso de investigación llevaba un tiempo distinto y era más difícil acceder a información, que no es lo que pasa hoy en día.
Hoy todo está al alcance de un clic. Por eso, tanto líderes como emprendedores tienen la posibilidad y también la responsabilidad de estar informados y seguir aprendiendo.
Todo lo que tenga que ver con la gestión de equipos es una de las prioridades, es el corazón del negocio. Toda esa información que recolectas, que vos podés ir capitalizando, también te ayuda a poder planificar y poder anticiparse.
Es algo que los dueños de negocio tienen que incorporar, a mis clientes los impulso en esta dirección, en no dejar todo para el último momento y que ellos mismos aprendan a anticiparse en las necesidades que van teniendo en selección de personal.
Les transmito a mis clientes, desde mi curso y en mi libro que va a salir pronto, es que hay que construir un sentido de anticipación. Y que solo el dueño de un negocio sabe eso.
Mi rol es acompañar, anticipar y planificar porque me gusta que los emprendedores o dueños de PyMEs se empoderen y que realmente aprendan a pensar estratégicamente a largo plazo.
P: ¿Cuáles son los errores más comunes que cometen las PyMEs o emprendimientos cuando llega el momento de contratar gente?
C.D.: Uno de los errores más frecuentes es tener una idea demasiado rígida del perfil que se busca. A veces las empresas imaginan un candidato ideal que, en la práctica, casi no existe. Y no se trata de bajar los estándares, porque hay requisitos que realmente son importantes, sino de entender que cuando uno se encasilla demasiado en un perfil, termina con lo que en Recursos Humanos llamamos “la silla vacía”.
Eso, en el fondo, tiene que ver con la falta de planificación. Muchas búsquedas se inician tarde, cuando ya hay urgencia. Y ahí aparece una expectativa poco realista: pensar que Recursos Humanos puede hacer magia y resolver todo rápido. Pero el proceso de selección lleva su tiempo, y planificar con anticipación siempre es más eficiente que improvisar.
Otro error común es sobredimensionar la oferta. Muchas veces los dueños aman su empresa, creen sinceramente que es un lugar increíble para trabajar, y suponen que todos van a sentir lo mismo. Por eso, escuchar qué buscan los candidatos, qué valora el mercado, qué están priorizando las nuevas generaciones.
Cuando una empresa logra combinar su identidad con una mirada atenta hacia afuera, las búsquedas se vuelven mucho más reales, más humanas y también más exitosas.
P: Decís que no todo en la contratación puede delegarse. ¿Qué debería saber mínimamente un líder antes de confiar esa tarea a alguien más?
C.D.: Para poder delegar, primero hay que tener autoconocimiento. No se puede formar un buen equipo si uno no se conoce a sí mismo y su empresa. Antes de reconocer las fortalezas de los demás, hay que identificar las propias. Y, sobre todo, animarse a ver también las debilidades. Es más fácil ver los defectos en el otro que mirar los propios, pero ese paso es clave para construir vínculos laborales sólidos, basados en la confianza y la autenticidad.
También es fundamental trabajar los prejuicios. Todos los tenemos. Pero en los temas de recursos humanos los prejuicios pueden interferir mucho, especialmente cuando aparecen las brechas generacionales. Es natural que haya diferencias de mirada entre generaciones, pero lo importante es poder reconocerlas sin juzgar.
Por eso, antes de delegar una búsqueda, el líder debería detenerse a observarse a sí mismo: cómo elige, qué valora, qué le genera empatía y qué le genera rechazo. Si no lo hace, corre el riesgo de boicotear el proceso antes de que empiece, proyectando sus propias limitaciones en los demás. Delegar no es soltar: es acompañar con conciencia, desde un lugar de madurez y claridad personal.
P: ¿Qué aporta de distinto tu propuesta de "metodología de selección" y los cursos online que ofrecés y cómo ayuda a los líderes a tomar las riendas de su gestión?
C.D: Hace más de 11 años que trabajo con emprendedores y PyMEs en procesos de selección, evaluaciones psicotécnicas y reclutamiento. Con el tiempo, fui notando que los procesos más exitosos tienen algo en común: líderes con autoconocimiento. Aquellos que entienden su propio rol, que se animan a mirarse, a reconocer sus fortalezas y también aquello que pueden mejorar. Esa conciencia marca una gran diferencia.
Por eso, mi curso está orientado justamente a eso: a que el emprendedor o el líder pueda identificar primero los puntos fuertes de su negocio y de su manera de liderar, antes de salir a buscar talento, porque no se trata solo de llenar un puesto, sino de comprender a quién se necesita y por qué.
La otra necesidad que detecté es la de dar autonomía. Muchas empresas quieren aprender a hacer sus propios procesos de selección, y eso me parece valiosísimo. Por eso, mi curso está pensado como una guía práctica, paso a paso, que les enseña a “pescar”. Explico cómo redactar y publicar avisos laborales, cómo filtrar CVs, cómo entrevistar y cómo tomar decisiones con criterio.
La idea es que los líderes puedan tomar las riendas de su gestión, con herramientas concretas, pero también con una mirada más consciente, humana y estratégica del proceso de selección. Porque cuando un líder aprende a elegir bien, está también construyendo el futuro de su equipo y de su empresa.
P: ¿Qué les dirías a quienes están empezando con su PyME o emprendimiento sobre liderar desde la autogestión?
C.D:, Lo primero análisis, investigación y autoconocimiento. También les diría que aprendan a mantener viva la actitud de aprendizaje. Esa misma curiosidad y apertura que uno le pide a sus colaboradores, tiene que cultivarla primero en uno mismo. Emprender es aprender y aprehender todo el tiempo. No se trata solo de crecer en resultados, sino de evolucionar como persona y como líder.
Otro punto clave es la adaptabilidad. Liderar no es imponer, es vincularse. Es conversar y avanzar. Y el modo de relación con los colaboradores es, en el fondo, una relación humana. Implica entender que no hay una sola forma correcta, que cada persona es distinta y que ambas partes, líder y colaborador necesitan poder acomodación permanente. La rigidez es enemiga del crecimiento.
Por supuesto, eso no significa perder el marco y los límites. Los valores fundamentales son innegociables y definen la identidad del negocio. Pero dentro de esos márgenes, es importante saber escuchar, conversar y construir acuerdos.
Y algo que repito siempre: La anticipación. Planificar, prever, estar un paso adelante. Liderar desde la autogestión es eso: no reaccionar ante los problemas, sino prepararse para los desafíos que van a venir.