EQUIPO DE INVESTIGACIóN
PROGRAMA DE SEGURIDAD PROVINCIAL

Pueblo chico, cárcel grande: cómo es convivir con la penitenciaría

A la Unidad Penitenciaria N°5 de Mercedes, que data de 1877, ahora se le sumará el monumental Complejo Federal de Condenados. Radiografía de una localidad cohabitada por fuerzas de seguridad y familiares de presos. Boom demográfico y rédito económico.

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Penal de Mercedes | Margarita Elías

El 5 de septiembre, Alberto Fernández anunció la construcción del Complejo Federal de Condenados de Agote. No fue el primero. Cuando escucharon en boca del Presidente los detalles de la obra, como parte del llamado Programa de Fortalecimiento de la Seguridad Provincial, los vecinos y vecinas de la localidad bonaerense de Mercedes experimentaron una sensación de déja vu.

Sin embargo, ya habían asistido al mismo anuncio a principios de 2015, durante una visita del entonces gobernador, Daniel Scioli, junto al ex ministro de Justicia de la Nación, Julio Alak: una nueva cárcel, que se sumaría a la histórica Unidad Penitenciaria N°5. En abril de aquel año, el proyecto se puso en marcha. Un año después, cambio de autoridades de por medio, Carlos Mahíques -ministro de Justicia provincial bajo la conducción de María Eugenia Vidal- retomó la misma promesa. Pero todo se frenó a principios de 2019.

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La construcción empezó en abril de 2015 y podría finalizar a comienzos de 2022 - Fuente: Municipalidad de Mercedes.

Cinco años después de aquella primera presentación, la obra “tiene sólo un treinta y nueve por ciento de ejecución”, según informaron a Perfil.com desde la Municipalidad mercedina, a cargo del intendente Juan Ignacio Ustarroz. Quedó congelada en su Etapa 1. La inversión, a cargo del Ministerio de Obras Públicas de la Nación, asciende a 3.234 millones de pesos. Se estima que quede terminada, aproximadamente, “en un plazo de dieciocho a veinticuatro meses”.

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Complejo Penitenciario Federal Agote (Mercedes). 20200925
Para la primera etapa de la obra, la Provincia de Buenos Aires invirtió 3.234 millones de pesos - Fuente: Municipalidad de Mercedes

Según el Programa de Fortalecimiento de Seguridad, este nuevo complejo carcelario de 58.000 metros cuadrados, tendrá capacidad para 1.148 internos, con 1.056 plazas y 92 viviendas pre-egreso. Una vez que finalice el proyecto en Agote, y mediante un trabajo de planificación, el gobierno de Mercedes buscará “proyectar la temática habitacional” ya que la locación “estratégica” que tiene “dinamiza la economía y genera un impacto económico positivo que hay que administrarlo y fortalecerlo” con el objetivo de que esto le implique a la ciudad “una jerarquización de sus lugares y que genere trabajo genuino”, tal como se adelantó a este medio. Mercedes se entusiasma. Convive con la cárcel desde 1877.

Complejo Penitenciario Federal Agote (Mercedes). 20200925
Por dentro: El Complejo Federal de Agote tendrá capacidad para 1.148 internos - Fuente: Municipalidad de Mercedes

UNIDAD PENAL N ° 5: EL VIEJO VIGILANTE. “Para mí, la cárcel es seguridad”, dice Graciela, que vive desde hace 30 años en la esquina de las calles 23 y 48, en la cara opuesta a la entrada del penal. Aun habiendo sido testigo de lo que parecía ser una fuga de dos internos en agosto pasado, afirma que siente tranquilidad. “Son cosas que pasan en todas las cárceles”, agrega naturalmente, mientras observa flamear la ropa recién lavada por los reclusos, sujeta a los barrotes oxidados de las ventanas que asoman de las alturas. Esa postal es parte de su paisaje cotidiano.

El “gigante mercedino” cubre cuatro manzanas del barrio San José. El historiador local Alejandro Molle, quien organizó y condujo el archivo de la Unidad Penal 5 desde 1979 hasta 2016, aclaró a Perfil.com que, si bien este edificio de seguridad tiene 143 años, en verdad se originó en 1854, veintitrés años antes de su fundación oficial.

Fue entonces que se crearon los Departamentos Judiciales de Dolores y Mercedes y, al ponerse en funcionamiento, era tal la necesidad de tener un lugar donde alojar a los procesados que se levantaron lo que el historiador denominó “proto-recinto carcelario”, es decir, aquellos espacios que antecedieron a la obra definitiva durante la década del sesenta y que, luego, fueron demolidas.

En la construcción, colaboró para la albañilería un grupo de procesados y detenidos. El oficio todavía se enseña en esta cárcel (también panadería y mecánica), que tiene niveles primario, secundario y un terciario en Administración. Hoy, por el contexto de pandemia, todas las actividades están suspendidas.

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La Unidad Penitenciaria N ° 5 de Mercedes se mantiene en pie desde 1877 - Fuente: Equipo de Investigación Perfil

“¿Ves cómo vuela tierra ahí por el medio de la cuadra?, están jugando a la pelota”, señala José Miguel, vecino “de toda la vida”, también de la calle 23. No muy conforme con la convivencia con el penal, rememora un episodio de cuando era un niño: una bala proveniente del complejo impactó en el auto de su padre, que estaba estacionado en la puerta de la casa. “¡El futuro de la Argentina son las cárceles, porque este país se llena cada vez más de chorros!”, refunfuña con ironía otro vecino que desde hace 8 años vive frente a la Unidad, sobre la calle 27, consultado respecto de la instalación de la otra institución de seguridad en Agote.

Del lado de adentro, los internos, hoy por hoy, más que nada buscan la manera de pasar el tiempo. Las visitas fueron canceladas y sólo se comunican con sus familias por teléfono, ya sea con el llamado regular que por derecho pueden hacer o con sus respectivos celulares. “Están autorizados a tener un móvil si presentan factura de compra para comprobar que no es un producto robado, aunque lo difícil es controlar si están registrados y utilizan las redes sociales”, informó a Perfil.com personal del Servicio Penitenciario Bonaerense.

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Sin visitas por la pandemia: las fuerzas de seguridad reciben y entregan los presentes desinfectados - Fuente: Equipo de Investigación Perfil

En tiempos pre Covid-19, las visitas de los reclusos llegaban, de lunes a viernes, tras varias horas de viaje a la Mercedes, sobre todo en el Ferrocarril Sarmiento o en el colectivo Atlántida-Línea 57 con sus bolsones, cargando mayormente alimentos y ropa. Con los nuevos protocolos de seguridad e higiene, para que no ingresen a la localidad, la Secretaría de Seguridad local y el Sistema Penitenciario Bonaerense determinaron dos puntos de control, que funcionan además como “áreas de servicios”, para dejar allí lo que quieren hacer llegar a los internos. La secretaria de Gobierno mercedina, Clara Zunino, explicó a Perfil.com que “cada presente, previamente higienizado, es trasladado por personal de seguridad hasta la Unidad N°5”.

Según Diego, comerciante desde hace dos décadas en la calle 50 (lateral de la cárcel), “los días de visita de los tiempos normales eran toda una movida”. Recuerda que llegaban unos cuatro colectivos llenos de gente, desde bebés hasta adultos mayores, que formaban fila -bajo el sol o la lluvia, con frío o calor- para poder ingresar. “Era un rato a la mañana, lo que para nosotros significaba unos pesitos extra, al igual que las compritas que hacen los vigilantes, que nos genera económicamente lo mismo”, cuenta el vecino que pasó de tener un kiosco chico a un almacén, gracias a la demanda que se generó por ese movimiento en el barrio.

Sobre la calle 29, otro almacenero instalado hace 8 años, prefirió dejar de tener de clientela a los visitantes, aun teniendo en claro del rédito económico que podían significarle. “Abro más tarde, a las diez y media de la mañana, para que mis compradores habituales no se crucen con ellos, que en ese horario ya están adentro”, comenta al evocar episodios que lo inquietaron e incomodaron. Ante la falta de baños químicos para asistir la espera, ensuciaban la vía pública o no dejaban de pedir que se los dejara pasar a las instalaciones sanitarias de los comercios. El Servicio Penitenciario Bonaerense y la Municipalidad recibieron incontables quejas y denuncias por desorden y suciedad.

Afuera de la Unidad Penitenciaria N°5, los niños y las niñas del vecindario disfrutan del espacio libre andando en bicicleta por la calle o jugando a la pelota, mientras que los más grandes “hacen puerta” y charlan con otros vecinos. En cuanto a la organización, a comparación de lo que sí sucede en otros lados de la provincia, los mercedinos del barrio San José aseguran que no necesitan crear un grupo de WhatsApp para alertarse entre ellos ante cualquier episodio de inseguridad, pues afirman que se vive de forma muy tranquila y hasta algunos se olvidan de la imponente presencia del viejo Penal.

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Los vecinos aledaños afirman que se sienten seguros ante la presencia del Penal - Fuente: Equipo de Investigación Perfil

Por dentro, el asunto se complica en cuanto a la capacidad del establecimiento. “La Unidad 5 no escapa a la realidad del resto de las unidades de la provincia de Buenos Aires que se vieron superpobladas porque no hubo un plan de inversión en infraestructura”, explicó Zunino al cuestionarse la cantidad aproximada de 400 plazas por encima a la que debe tener. “Hoy en una celda puede haber tres o cuatro reclusos”, dijo a Perfil.com personal de seguridad de forma extraoficial.

La ciudad de Mercedes, a 105 kilómetros de la Capital Federal, se destaca por sus embutidos caracterizada, por la notable presencia del clero (la Arquidiócesis Mercedes-Luján tiene allí su sede) y por la cárcel. “La Unidad Penitenciaria N°5 es todo un símbolo para los mercedinos”, concluye Molle, el historiador de los pabellones húmedos, las torres almenadas y los mitos de una cárcel capaz de multiplicarse, como los panes y los peces.

*Integrante del Equipo de Investigación de Perfil Educación