Lidera una de las pocas sagas taquilleras que son interesantes, Los juegos del hambre, y fue nominada en 2010 por su actuación en "Lazos de sangre". Fue elegida como la mujer más sexy de 2012 y trabaja con uno de los actores del momento, Bradley Cooper. Bajo la piel de sus deliciosos personajes, Jennifer Lawrence destripó una ardilla, fue una maestra de la arquería, encendió los ratones de más de uno rememorando épocas de ninfómana y se puso una casa y dos hermanitos al hombro, después de que su padre drogadicto se fugara y su madre enloqueciera. Y además, Robert De Niro le pidió un autógrafo.
A todo esto, Jennifer, la primera mujer que nació en la familia Lawrence en cincuenta años, acaba de cumplir los 22. Sus compañeros dicen que es más guasa que un camionero y que es capaz de decir cualquier cosa. No es difícil imaginárselo: basta con ver alguna de sus entrevistas, en las que cuenta cosas como cuando descubrió que sus tetas eran desiguales o que aprovecha para defender su cola después de una mala foto: “Ese culo de vieja no es mío”. Al mismo tiempo, es la preferida de los fotógrafos cada vez que pisa una alfombra roja.
A esta joven la describen como esa amiga con la que se puede tomar cerveza y eructar, disfrutar de una hamburguesa completa y que te gane al básquet, mientras se está pensando en pasar una noche con ella. Se podría pensar que su desfachatez es posada pero sus compañeros lo niegan: es cien por ciento transparente. En definitiva, “es una loquita que la pegó”, resume Woody Harrelson, cuando la revista Rolling Stone le pregunta qué opina sobre su partenaire en Los juegos del hambre, la saga de libros para adolescentes adaptados al cine.
Pero si hay algo que sabe hacer Jennifer, es elegir sus papeles. El último –con el que, nuevamente, peleará por un Oscar– , una joven viuda de El lado luminoso de las cosas, fue bastante codiciado: entre sus competidoras estaban Anne Hathaway y Kirsten Dunst. Incluso los roles que no consiguió dan muestra de su buen ojo. Hizo el casting para Supercool –de donde salió Emma Stone– y para la exitosa Crepúsculo. Ahora, según dice, agradece que Kristen Stewart le haya ganado esa pulseada. Sin embargo, quizás esa breve derrota –entendible teniendo en cuenta que Jennifer padece “una seria enfermedad de competitividad”, según reconoce– sea el origen de su rivalidad con la morocha, lánguida y de ojos claros protagonista de la saga de vampiros.
Una contracara perfecta de la rubia, voluptuosa, simpática y pasional Lawrence que, a su vez, como decía con actitud provocadora, “nunca engañaría a su novio” en referencia a lo que hizo en 2012, cuando salió con un director de cine casado haciendo “infeliz” a su novio galán de la saga Crespúsculo, Robert Pattinson.
Publicado en el diario PERFIL