Páez afinado. Esa podría ser la máxima que resuma el show que Fito realizó el viernes ante un teatro Ópera repleto, en la que fue la presentación de su último disco "Rodolfo".
Durante una hora y media, el rosarino desplegó (visiblemente feliz y emocionado) casi treinta canciones. Si bien él y su piano, a solas, fueron los protagonistas excluyentes de la noche, las excepciones a esa escena llegaron de la mano de Liliana Herrero, su "hermano" Coki Debernardi, Vandera y Gonzalo Aloras que, como invitados, lo acompañaron en la interpretación de algunos temas.
Con un público respetuoso y efusivo, el concierto demostró una vez más las dotes de Páez como pianista, lo que quedó en claro en la ejecución de " Detrás del muro de los lamentos", hermosa canción en ritmo peruano difícil de interpretar sin banda, no obstante lograda y convertida en la perlita del show.
El resto fue escuchar casi la totalidad de las composiciones de " Rodolfo", cuyo universo temático gira en torno a la concepción que el músico rosarino tiene sobre el amor, su eterno agradecimiento a la vida, el retrato de una existencia dura llena de niños que consumen Poxi-ran, mujeres intensas que dejan el alcohol o mueren a causa del mismo, seres entregados a la frula o reconciliados con el mundo.
Con sobrias imágenes reproducidas en una pantalla gigante, " 11 y 6", " Dos días en la vida", " Al lado del camino", " Polaroid de locura ordinaria", " La rueda mágica", " Ciudad de pobres corazones" (que interpretó solo con su guitarra), fueron los clásicos de siempre en un show en el que también escasearon las sorpresas.
