A diferencia de la televisión, en radio no hay cambios en las grillas de las emisoras cada dos por tres, y se respetan horarios y programación. Sin embargo, hay rating en la radio. Es lógico: el rating mide audiencias, y su magnitud influye en los destinos publicitarios –y en cuanto se cobra por ellos–. Paradójicamente, en el medio que es puro sonido la guerra es silenciosa. Pero guerra al fin.
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