ESPECTACULOS
El regreso de Emilio Estvez

"Bobby": el film sobre la vida de Robert Kennedy

Sus películas definieron los 80, pero eso no bastó para sostener su carrera. Entonces, Estévez se hundió y los tabloides atacaron. Ahora prepara su regreso, con una película que resuena a Oscar. The Guardian.

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El regreso de Emilio Estvez con un film sobre Robert Kennedy, su mayor inspiracin. | Cedoc.
Londres. (The Guardian). No se puede evitar sonreír cuando Emilio Estévez dice que él también podría ser la víctima de un intento de asesinato por uno de “esos hombres de tres nombres”. ¿Por qué razón podría un Lee Harvey Oswald querer dispararle a un ex Brat-pack (serie adolescente de los 80), ya lejos de sus años de estrellato y juventud?

Sí, Estévez puede haber protagonizado “The Mighty Ducks”, “The Breakfast Club” y “St. Elmo´s Fire”, pero inclusive todo eso no es provocación suficiente. Sin embargo, puede ser que la idea no sea tan descabellada: la increíblemente bien lograda nueva película de Estévez, que escribió y dirigió, podría fácilmente molestar a algún racista.

Ofrece una visión idealizada y nostálgica de Robert F. Kennedy. La tesis de Estévez es que Kennedy es el gran líder perdido de los Estados Unidos. Si hubiese sido elegido presidente no hubiesen existido Watergate ni George W. Bush.

Kennedy, insiste Estévez, tenía el carisma y la visión para curar la brecha entre blancos y negros, entre la cultura y la contra-cultura. Y esta es la razón por la cual su asesinato en el Hotel Ambassador de Los Angeles, en 1968, es un evento tan fundamental.

“Creo que fue uno de los momentos más importantes del siglo XX”, dice Estévez. “Entramos en una etapa de caída libre después de eso. Nos volvimos cínicos y resignados. El asesinato de Bobby fue la muerte de la decencia y de la esperanza, la muerte de los modales, la muerte de la gracia y la formalidad”.

Estévez puede estar exagerando. En los 50, Robert F. Kennedy era un colaborador cercano del senador Joseph McCarthy, durante la época de las persecusiones a comunistas. Estaba muy involucrado en los intentos de su hermano John F. Kennedy de asesinar a Fidel Castro. Algunos lo veían como inescrupuloso y ambicioso.

“A veces se equivocaba”, concede Estévez. “Era un tipo duro”. Pero el cineasta claramente ve en Kennedy a un líder político de los grandes.

“Bobby protegía a los indefensos”, dice. “Y la familia Kennedy es lo más cercano que tenemos a la realeza. Su luto ha sido nuestro luto. Para mejor o peor, la familia Kennedy le pertenece a los Estados Unidos. Tenemos afinidad con ellos porque fueron forzados a pasar por sus lutos a un nivel tan nacional. Les perdonamos todos los errores...O por lo menos yo lo hago”.

Estévez habla de Robert Kennedy como si lo hubiera conocido, y de hecho, en 1967, revela, un día le dio la mano. Tenía 5 años (nació en 1962) y estaba sobre los hombros de su padre.

“Bobby se estiró para tocar mi mano. Podría decir que ahí fue cuando este viaje comenzó”.

Dos años después, en 1969, cuando su padre (el actor Martin Sheen) fue elegido para actuar en “Catch 22”, la película de Mike Nichols, la familia decidió mudarse de Nueva York a Los Angeles para que Sheen pueda perseguir una carrera en Hollywood.

Cruzaron el país en auto hasta llegar a California. “Nuestra primera parada fue el Hotel Ambassador. Me acuerdo de caminar por el lobby, de la mano de mi padre, y estar totalmente shockeado por lo que me contaba: ‘Aquí es adonde fue asesinado Robert Kennedy. El día que murió la música. Aquí es adonde ocurrió”.

El filme de Estévez es en parte novela y en parte un thriller policial. Transcurre en el Hotel Ambassador el día que murió Kennedy, y los protagonistas (interpretados por un elenco de estrellas que incluye a su padre Martin Sheen, a su ex Demi Moore y a Sharon Stone y Lindsay Lohan) representan a todos los sectores de la vida americana.

Hay estudiantes universitarios que apoyan la campaña de Kennedy, cocineros latinos, hippies que protestan por Vietnam, managers del hotel, cosmetólogas y aspirante a estrellas de cine.

Una de las paradojas más claras del film “Bobby” es que Estévez está contando una historia acerca de los “indefensos y desprotegidos” (esos que considera que Kennedy cuidaba) pero eligió a las más grandes estrellas de Hollywood para interpretarlos. Uno supone que hubiese sido imposible financiar la película sin ellos, pero la realidad es que tienen un efecto bastante desequlibrante.

“¿Por qué al público le interesan Brad y Angelina y la ropa que usan? ¿A quién le importa?”. Pero contratando a Lindsay Lohan hace que sea inevitable que la prensa amarilla hable de su película.

Como si intentara responder a los requerimientos de una audiencia masiva, Estévez mezcla las referencias políticas con sub-tramas sobre temas ilícitos, tráfico de drogas, rivalidades y matrimonios en problemas.

Uno de los placeres de la película es encontrar a los famosos: ¿Está Heather Graham realmente atendiendo el teléfono? ¿No se parece Demi Moore a Joan Crawford?

El truco para juntar a un elenco tan notorio, revela Estévez, fue contar con la presencia de Anthony Hopkins y William H. Macy desde el principio del proceso de producción. “Son actores entre los actores. Son imanes. Son famosos por sus habilidades y no su celebridad. Cuando uno está en una escena con ellos, te dan credibilidad”.

Es imposible dudar de la sinceridad del director-guionista o su compromiso político. Describe a su película como “un llamado a la acción, a re-comprometerse” y en Venecia, a principios de este mes, sorprendió a la prensa cuando dijo que “hay que inyectarle sexo al proceso político. Es importante que la generación de Lindsay Lohan vuelva a involucrarse en el proceso, a hacerlo más sexy y más chic de nuevo”.

La admiración de Estévez por su padre es comparable con su veneración por Kennedy. Sheen, dice orgulloso, fue arrestado “más de 65 veces” por involucrarse en campañas políticas.

De todas maneras, tienen actitudes muy distintas con respecto a los beneficios de la acción directa. “Mi argumento es que si hago una película sobre algo por lo que siento pasión puedo llegar a más gente que cuando mi padre es arrestado en un Test Site de Nevada. Si ese es el mejor uso de mi tiempo, yo le digo que no comparto su pasión por ser arrestado”.

Estévez no tiene problema en admitir que su carrera en el cine cayó en picada durante los últimos años. De ser una gran estrella en los 90, se volvió un desconocido en Hollywood, que se ganaba la vida dirigiendo series de televisión.

Después de su divorcio de Paula Abdul, trató de reinventarse a si mismo como algo más que un actor, pero los tabloides seguían retratándolo como “un fiestero y un adicto a las mujeres”. “No soy así”, asegura Estévez. “¿Qué hombre joven no salió a tomar un par de tragos?”.

En sus momentos más masoquistas, Estévez admite que pone su nombre en Google. “Este es un mundo cruel. Estuve del lado menos agradable de esa lapicera envenenada. Cuando los periodistas piensan que los actores no leen lo que escriben acerca de ellos, están equivocados. Ponía mi nombre en Google para ver qué aparecía y en muchos casos era un proceso doloroso. Lo que el periodista no piensa es que quizás el actor tiene una familia a la que tiene que alimentar”.

Cuando intentaba llevar adelante el proyecto de la película, una de las pocas personas que lo ayudaron fue el productor británico, Stewart Till. Al final, la compañía de Till, “Signpost”, colapsó, pero Estévez le da crédito como uno de los que le dieron apoyo moral desde el principio.

Para financiar “Bobby”, el actor vendió cuadros, cobró su fondo de pensión e hizo “todo, menos vender mi casa”.

Pasó más de una década desde que Estévez tuvo la idea de hacer “Bobby”. Se pasaba horas en la biblioteca pública, investigando el proyecto, leyendo diarios y revistas viejos, y comprando ediciones de Newsweek y Life.

En un momento, cuando ya había escrito 30 páginas, sufrió del pánico de la hoja en blanco. “Leía y releía estas 30 páginas durante un año”. Su hermano Charlie Sheen lo convenció de que terminara el guión, por lo menos para tener un poco de paz mental.

En un intento de romper con el bloqueo que sufría, Estévez pasó la noche en un motel barato de Los Angeles. “Era un lugar bastante feo, sin teléfono ni televisión. Fui hasta la recepción a hacer el check-in. Había una cincuentona. Me reconoció y me preguntó qué hacía. Le dije que estaba escribiendo un guión sobre el día que Bobby Kennedy fue asesinado. Casi se desmaya. Me dijo que había estado ahí”.

La mujer en el motel le dio a Estévez justo el incentivo que necesitaba. Había sido voluntaria en el partido de Kennedy, había pasado ese día en Glendale y Pasadena y había vuelto al Hotel Ambassador justo a tiempo para escuchar los tiros que asesinaron al candidato presidencial.

En algún punto, la mujer sirvió de inspiración para el personaje que interepreta Lohan en la película: una joven idealista que se casa con un hombre para evitar que lo envíen a Vietnam.

Pero ahora todo parece estar encaminándose. A principios de año, el productor Harvey Weinstein compró los derechos para “Bobby” y la calificó como “uno de esos proyectos que te permiten comprender la luchas de un momento en la historia del país”.

Ahora, la película –según los rumores- es una de las candidatas al Oscar y el Golden Globe. Pero gane o no gane, hay sólo algo seguro: “Bobby” va a exorcizar los fantasmas del pasado Brat-Pack  de Estévez.