Hace rato que quedó e claro que lo de Soledad Villamil con la música no es un berretín. No sólo por la dedicación que le ha puesto a su carrera como cantante, sino también por el crecimiento notable de su público, dato que confirma que en La Trastienda, de dos funciones –los días 12 y 13 de julio–, sumó dos más –19 y 20 de ese mes–, gracias al interés de su nuevo trabajo, Canción de viaje, que reúne unos temas que ella misma compuso y otros de la chilena Violeta Parra, el uruguayo Leo Maslíah y el cubano Pablo Milanés. “Es un disco de canciones muy variadas, muy distintas –explica ella–. Un cambio en el tipo de repertorio sobre el que venía trabajando. Y el trabajo de composición me plantea un desafío nuevo. Es el obvio producto de haber estado tan abocada a la música en los últimos años. Cuando escribo, no tengo referencias muy definidas, mis canciones parten de alguna situación concreta que quiero contar, pero no pienso en temas que tengan determinadas características. Es algo bastante más espontáneo.”
La carrera de Villamil como cantante empezó a fines de los 90 gracias a los espectáculos Recuerdos son recuerdos y Glorias porteñas, pero despegó con más fuerza a partir de los discos Canta (2007) y Morir de amor (2009). En esa misma época, Villamil estaba en boca de todos gracias a su papel en El secreto de sus ojos, el exitoso film de Juan José Campanella que protagonizó con Ricardo Darín. Hoy, esa faceta está un poco relegada, admite: “Pasó porque la música ha ocupado mucho espacio por una decisión propia. Estoy muy comprometida con esto. Trabajé años como actriz, así que lo de la música fue un descubrimiento, un cambio de aire. Pero no es un proceso irreversible; de hecho, cuando tengo que poner mi profesión en un aeropuerto es ‘actriz’”.
Después de los cuatro shows en La Trastienda, Soledad tiene programada una presentación en Montevideo (el 15 de agosto) y otras en Santiago de Chile y Brasil. Viene de gira en gira, lo que la obligó a reconfigurar su vida familiar: “Ahora estoy de gira con mis hijas (tienen 12 y 7 años), me las traje a Chubut y están súper contentas”. “La organización familiar es un arte que hay que ir aprendiendo de a poco. Pero mi caso no es más difícil que el de cualquier madre que trabaja, es igual para una empleada de oficina, para la operaria de una fábrica y para mí”.
Aunque prefiere no adelantarlo, Villamil revela que volverá al cine al año que viene, cuando termine con los compromisos asumidos con Canción de viaje. Y asegura que sus elecciones como actriz no dependen exclusivamente de lo económico: “Sería absurdo pensar de esa manera siendo una actriz argentina. La realidad del cine nacional no es la de otros países. Lo que exijo por sobre todas las cosas es un buen guión, algo que me interese desde el punto de vista artístico, más que una superproducción”.
