Cerramos esta semana con el cuerpito de Candela en un basural. La abuela decía "se la tragó la tierra" y después la encontraron entre la basura. La secuestraron, la mataron y la tiraron en una bolsa con alimento para perros. Casi diez días de búsqueda, con marchas, comisarios, ministros y hasta la mismísima Presidenta de por medio, hasta que una cartonera encontró sus restos en Villa Tesei. A María Cash no la encontraron.
El domingo se cumplen dos meses de la desaparición de Cash. A la diseñadora no la encuentran ni en Salta, ni en Tucumán, ni en Jujuy, pese a todas las fotos, videos y panfletos que recontra vimos de ella. Sigue desaparecida luego de todas las filmaciones de una mujer cruzando una ruta y en todas las hipótesis sobre que la drogaron o tuvo un “estado de confusión”. No está, desapareció, todavía no la encontraron en un basural. Y como muchas otras lindas veinteañeras que desaparecen aquí y allá pensamos que la tienen esclavizada, "en una red de trata": atada, encerrada, dopada y periódicamente violada. Desapareció.
En Salta, las que sí aparecieron fueron dos turistas francesas, Cassandre y Houria, que habían ido a la quebrada de San Lorenzo (¿cómo ir a Salta-La-Linda y no visitar la quebrada de San Lorenzo?), y no volvieron más. Las encontraron. Muertas. Gustavo Lasi, un tipo que les hizo de guía, contó hace una semana que otros dos conocidos las raptaron y lo obligaron con armas a que las violara. Después las mataron. Y se llevaron un celular y una cámara de fotos y alguna cosa más. Hay una familia acusada. Una familia. Ya vimos las últimas fotos de ellas vivas, ya vimos las fotos del traslado de sus cuerpos. Las raptaron, las violaron y las mataron. La noticia recorre el mundo como otro relato de lo macabro.
Parecen historias de película y bien podrían derivar en varios thrillers. Del cine podemos recopilar varios films en los que hay chicas y jóvenes desaparecidas, secuestradas y enviados a redes de trata, o turistas torturados, abusados y asesinados. La actualidad nos recuerda que lo macabro no es sólo del espectáculo o del arte.
La realidad y el "thriller" hablan todo el tiempo. El "thriller", el género cinematográfico de lo truculento, lo estremecedor, lo espantoso dentro de lo posible, toma de las noticias la inspiración para desplegar un espectáculo. Y sobre raptos de niños inocentes y lindas pibas, podemos repasar algunas películas extranjeras de los últimos años.
Mel Gibson, cuando todavía era el héroe americano (1996), protagonizó Rescate, la hipótesis más descabellada de un padre que le gana a los secuestradores de su hijo: en vez de pagar a lo delincuentes lo que le piden por el nene (al que vemos atado a una catre, en un aguantadero con rock metal a todo volumen), Mel va a los canales de televisión y ofrece una suculenta recompensa por los secuestradores. Inédito. Al final, los descubren y salvan al hijo.
Claro que el hijo de Mel la sacaba baratísima en esa película. Dennis Lehane, en cambio, escribió dos libros llevados al cine en los que no son secuestros extorsivos, sino raptos pedófilos. En Río Místico (2005), Clint Eastwood explora con lenta poesía las variopintas secuelas que deja el abuso de un chico de once años en un sótano tétrico durante días, y en Desapareció una noche (2007), Ben Aflleck explota el costado sórdido de la búsqueda de la hija de una mujer marginal e involucrada en delitos a la que ya nadie le importa.
Aparecen, también, en films recientes, las chicas que son metidas a "redes de trata". El italiano Giuseppe Tornatore (el de Cinema Paradiso) armó el raro e irregular drama de una mujer que sobrevive a sus esclavizadores: La sconosciuta (La desconocida). El francés Pierre Morel triunfó en las taquillas (con ayuda de un guión de Luc Besson) con una película de hiper-acción sobre un ex-CIA yanqui (Liam Neeson) que se va a Francia y mata, tortura y asesina a todo el que esté ligado al rapto de su hija, en la muy reprobable Taken (o Búsqueda implacable). Y el dramaturgo estadounidense David Mamet escribió y dirigió el thriller que siempre recomiendo, en el que Val Kilmer sigue la pista de la abducción de la hija del presidente: Spartan (o Búsqueda desesperada).
Sobre turistas que son raptados, perseguidos, torturados, violados y asesinados por criminales que no quieren otra recompensa que la muerte, podríamos, tal vez, aburrirnos con todo un subgénero aparte. Dentro de los títulos más destacados, en la ópera prima del alemán Michael Haneke, Funny games (2004), dos muchachos mantienen secuestrada a una familia como un juego truculento, y en la trama más famosa del inglés Alfred Hitchcock, Psicósis (1960), un hombre traumado mata a las mujeres que se hospedan en su motel. Es la de Hitchcok una historia levemente inspirada en un hecho real. Tan real como la violación y asesinato de las francesas en Salta.
Lo mismo Zodíaco (2007), el policial sobre un encapuchado que asesina, entre otros, a una parejita en un camping, o La masacre de Texas (1974), sobre una familia que canibaliza a unos viajeros, o la australiana Wolf Creek (2005), en la que unos mochileros son raptados en el bosque. Todas tienen su antecedente real, o al menos fueron en las noticias un relato de lo macabro antes de convertirse en un espectáculo cinematográfico. No hay finales felices.
Ojalá a María Cash, al menos, la encuentren con vida.
(*) Editor de Perfil.com.