Es otra Celeste Cid. Forjada en la TV y con clímax de popularidad en Resistiré, nueve años después, a los 28, muestra que su talento se extendió a la pantalla grande. Se luce en El amigo alemán, un film de Jeanine Meerapfel. Es otra Celeste Cid. Recobró su peso normal tras aumentar 14 kilos en plena recuperación por su adicción a las drogas, aspecto que amalgamó, entre algunas recaídas, durante su interpretación en Para vestir santos (2010).
En este 2012 tuvo un mes y medio de rodaje divididos entre Alemania y Argentina, y después asumió el desafio de volver a una tira con Sos mi hombre (El Trece). Es otra Celeste Cid. Sin músicos adueñándose de su corazón, hoy disfruta tranquila de una soltería refugiada en el amor de su hijo André (7).
— ¿Cómo es el vínculo con el cine?
— Me encantaría poder seguir por el camino del cine. Me gustan los tiempos de trabajo, más elaborados, espacios donde podés preguntar, indagar, presentar curiosidades y poder sacarte las dudas. Siento que me nutre mucho como persona.
— Muy distintos a los tiempos de la televisión, que es donde más trabajaste, ¿no?
— Sí. La tele te da otra cosa, resolver en el momento, todo se evapora en un segundo. Soy más partidaria y mi personalidad encaja más con el cine, con un trabajo más fino, saber cosas que el espectador no, pero que uno debe aprender porque enriquecen al personaje. Por ejemplo, cuando empiezo a hacer un personaje le compro un perfume. Elegí una colonia que recuerde a mi infancia, a la casa de mi abuela.