Gael García Bernal protagoniza Ejercicios fantásticos del yo, la obra de teatro de Sabrina Berman, con dirección de Nelson Valente, que va de jueves a domingo en el Teatro Coliseo (Marcelo T. de Alvear 1125). Pero lejos de estar él solo en el escenario, lo acompaña un elenco con destacada participación: Rita Cortese, Fernán Mirás, Vanesa González, Martín Slipak, Javier Lorenzo, Fernando Sayago, Nacho Pérez Cortés y Lucas Crespi. En esta entrevista, Cortese, Mirás y González dan detalles sobre el espectáculo y analizan aspectos de la vida cultural de la Argentina.
—¿Cómo es trabajar con Gael García Bernal?
Cortese: Es como trabajar con cualquier compañero que es un actor solvente. Siempre es lindo trabajar con actores que pertenecen a otras partes del mundo, pero son seres humanos, igual que nosotros y, más o menos, utilizan los mismos recursos.
Miras: Mucha gente, antes de estrenar, me preguntaba: “¿La obra es Gael y ustedes?”. La verdad es que no. Cuando te ponés a trabajar te das cuenta de que las preocupaciones del actor son siempre las mismas, (aunque) cada uno venga de distintas escuelas, vertientes. En definitiva, es: “Uy, ¿me paré mal en la luz?”. Gael, desde el primer día, lo único que hizo fue trabajar y tomar mate.
Gonzalez: Todos trabajamos con el otro. Es un encuentro. Se trata de trabajar con el otro, y no que cada uno haga su propio show.
—¿Qué esperan de esta obra?
M: Todos hemos pensado que si alguien sale de esta obra y se pone a leer algo de Pessoa ya valió la pena. Su poesía es tan variada; me parece un tipo que estaba escribiendo ayer. Hay cosas que decís: “Esto lo puso un chabón en FB”.
—¿Cómo sería, cómo viviría Pessoa hoy, en el mundo, en la Argentina?
M: Sería como el Pessoa de su época: estaría trabajando en una agencia de publicidad, haciendo un anuncio pedorro de Coca-Cola, y nadie le daría bola.
C: Sería un outsider, pero un outsider interesante, que a lo mejor nos está faltando, (al menos) que yo conozca. Con sus partes, Pessoa se va completando. Como la condición humana: tenemos tantas aristas contrastantes; más luminosas, más fascistas, nada fascistas… Su cabeza no paraba. Creo que realmente necesitaba ajenjo, absenta, opio, como para calmarse un poco. Además, leía, leía, leía, iba al (Café) A Brasileira, se encontraba con personajes de la época, y tomaba: murió muy joven, alcohólico. Y si viviera en la Argentina de dos veredas inventaría otras dos veredas más, que matarían a cada una de las veredas.
M: Con la psicología, con Jung, es mucho más claro que hay una cantidad de voces que hablan dentro tuyo y que uno desarrolla diferentes roles. Pero en esa época nadie estaba psicoanalizado.
—¿Qué opinan de la cartelera comercial porteña y cómo ven posicionada, dentro de ella, a esta obra?
M: Me parece algo totalmente atípico Pessoa en el Coliseo, y lo festejo. Cada tanto pasa algo así en el teatro comercial. Por otra parte, la dramaturgia está en crisis en el mundo. En Nueva York, las tres o cuatro obras que mejor funcionan son las más divertidas, un poco más livianas. Es difícil encontrar una buena obra.
C: Hay una tendencia a que todo tiene que ser divertido. Hace tiempo que el alma en su totalidad no se puede expresar. Solo su parte divertida. Hay miedo a mostrar sus partes más oscuras o melancólicas. Eso no tiene prensa: es una equivocación muy grande.
M: Pero tenemos un teatro alternativo de una calidad increíble. Buenos Aires es la tercera ciudad con más teatros en el mundo, porque incluye todas esas salas chicas.
—¿Cuál es su situación laboral, personal y de colegas actores en los últimos dos años?
C: La merma en el cine es muy clara, porque en el Instituto de Cine (Incaa) no hay más créditos de aquí a un año y medio o dos; hay una intención de que el rol del Instituto ahora lo cubra el Banco Nación. La ficción en televisión se achicó bastante, salvo Cuéntame cómo pasó, que ya terminó. Antes había mucha ficción en la Televisión Pública. En teatro, gracias a que hay pequeños teatros, sí hay trabajo, pero suelen ser cooperativas de muchos actores. Así que no está buena la situación. A la altura de mi vida es un privilegio estar trabajando.
G: Estos últimos años me costó mucho más. Antes se iba sucediendo una cosa detrás de otra. Por ahí no era el trabajo más lindo, pero te sostenía económicamente. Ahora está muy difícil.
M: La Televisión Pública dio mucho trabajo no solo a actores, sino a técnicos, sonidistas. Además, se ha hecho una manipulación con el tema de las miniseries, se ha bajado línea de que eran todas una porquería, pero Canal 7 hizo una sola serie en dos años y programó todo el año con esas miniseries que se habían hecho antes.
C: Algo similar ocurre en el Centro Cultural Kirchner. Fue denostado, pero ahora pasó a ser maravilloso y se le dice CCK en vez de Centro Cultural Kirchner. Igual, lo simbólico, aunque pareciera que se borra fácilmente, sigue. Nos damos cuenta de que la sabiduría popular es muy fuerte y sostiene.
El hit del verano
Cortese, Mirás y González comparten reflexiones sobre las políticas culturales en la Argentina del presente.
Cortese: En las mayores crisis, la expresión se profundiza. Cultura, según (Michel) Foucault, es la insurrección de los saberes sometidos. Si bien hay programación plena en los dos teatros oficiales (el San Martín, en manos hace 12 años del proyecto cultural que maneja este país, y el Cervantes, muy bien programado), hoy se están cerrando centros culturales y escuelas.
Miras: La gente cree que cuando el artista defiende políticas culturales defiende su fuente de trabajo. Nací en Floresta, vi mucho teatro porque una tía jubilada me llevaba a un abono, estudié teatro en centros barriales.
—En este contexto, al final de “Ejercicios fantásticos del yo”, ¿cantarían con el público, como pasa en muchos espectáculos, la canción sobre Mauricio Macri, MMLPQTP?
Gonzalez: Yo sí. Hay mucha impotencia. ¿Qué se hace con tanta impotencia frente a todas las cosas que pasan?
C: Yo sí, claro. Ha entrado tanto esa música, que escucho cualquier cosa y ya empiezo: “Mauricio Macri, la la…”.
M: Yo no lo cantaría, porque (hay quienes dirían que)soy golpista. Entonces, yo me abstendría solo para no ser acusado, porque he apoyado al kirchnerismo. Pero tengo un placer muy particular cuando un montón de gente la canta.
C: Cuando la sabiduría popular aparece, es de una potencia impresionante.