ESPECTACULOS
Quilmes Rock 2008

Divididos demolió River, y presentó su primer tema nuevo en un lustro

"La aplanadora del rock" cerró la última noche del festival con invitados y tema nuevo. Catupecu Machu y el homenaje al hermano en recuperación. Galería de fotos. Galería de fotos

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| Cedoc

El cielo a medio nublar y el público impaciente reclamaban a Divididos, cuando empezaron a sonar los acordes de Are you gonna go my way? ¿El ausente Lenny Kravitz había cambiado de opinión? No, era los Divididos con pelucas "afro", que pronto pasó a su Salir a asustar y dio comienzo al cierre de la última fecha del Quilmes Rock 2008.

La "Aplanadora del rock" hizo honor a su apodo desde el comienzo, con Haciendo cosas raras, Tanto anteojo y Elefantes de Europa. Luego regularon con los invitados Demi y Peteco Carabajal para Ortega y gases y Qué ves, seguido de una hermosa versión multitudinaria de Guanuqueando.

Pasaron luego a los homenajes, con Silver Mule, de Sumo, donde tocaron Ricardo Mollo y Diego Arnedo en los '80. Acto seguido, Mollo tomó una zapatilla que habían arrojado sobre el escenario, para arrancar como suele hacerlo con Voodo Child, emulando las acrobacias de Jimi Hendrix.

"No esperen mucho de esto" dijo Mollo para presentar el primer tema nuevo de la banda en más de cinco años. Tras el buen recibimiento, cedió la humorada: "Mañana en YouTube", se resignó el guitarrista.

Y de nuevo el sonido aplastante de Cielito lindo, Sobrio a las piñas, El 38 y Ala Delta. Para cerrar, extasiados, con Next Week (también de Sumo) invitando a Fernando Ruiz Díaz, frontman de Catupecu Machu, y Walas, el carismático y barrigón líder de Massacre. En resumen, un show espectacular, emotivo y electrizante, que dejó satisfecho a todo el público.

Para Gabi. Desde el comienzo del set de Catupecu Machu, el guitarrista Fernando Ruiz Díaz tuvo en mente a su hermano y compañero Gabriel, que aún se recupera de un accidente de tránsito ocurrido hace dos años. Con Sebastián Cáceres en el bajo para reemplazarlo, la banda dio una presentación que no por poderosa fue menos sutil ni precisa.

"Desde que pasó el accidente de Gabriel, dos veces acá en River le dije que escuche Dale, primero en el Fernández y después en el Fleni. Ahora lo escucha acá, en River" sorprendió Fernando, al revelar que su hermano estaba en algún lugar del estadio. Ese, y el clásico grito de guerra "¡A 80 centímetros del piso!" fueron la introducción para Dale, y un pogo tectónico que hizo temblar todo el estadio.

¿Se acuerdan del rock? Volvió, pero en forma del trio Black Rebel Motorcycle Club, que mezcla el revival de garage rock-punk con pizcas de blues, noise y psicodelia. Y eso que anoche el rock sobraba, pero los californianos sobresalieron desde la apertura (Love Burns) hasta el cierre, con el bajista Robert Been tocando Heart & Soul apoyado sobre la gente.

Su show oscuro pero poderoso de 13 temas fue recibido con indiferencia por el público -impacientes por la llegada de Divididos-, excepto un pequeño grupo de fans cercano al escenario, que coreaba los temas, gritaba por los músicos y demostraba haber asistido a su recital del viernes en La Trastienda.

"¿Ser puto es algo malo?" respondió Carca a las agresiones de la audiencia que lo insultaba, impaciente por la llegada de los sendos sets de Catupecu y Divididos. El ex-Tía Newton lideraba un power trío que tenía la difícil tarea de amenizar la espera con sus mini-recitales: "Es un tributo con amor y respeto a aquellos que se atrevieron a cantar en español cuando no existía todo esto", dijo.

Con Pappo empezaron la primera ronda de temas (¡ Fiesta Cervezal) y con él se despidieron (Susy Cadillac. "A Pappo le debemos todo", prologó Carca antes de Tren de las 16, seguido de Los Twist (El primero te lo regalan, el segundo te lo venden). Para completar el recorrido, algo de Spinetta: Rutas Argentinas de Almendra y Ya despiertate nena, Pescado Rabioso.