El jueves 10 de septiembre, por la noche, un delincuente entró a robar a la casa de dos plantas que el modisto Roberto Piazza tiene en el barrio porteño de Belgrano, donde también funciona su taller, y gracias a la intervención de su pareja, Walter Vázquez (que no estaba presente), el diseñador salió ileso. Tras el horrible momento que vivieron, la pareja –en crisis desde mediados de agosto- pudo sacar algo positivo de semejante horror.
En ciertas ocasiones, pasar por situaciones extremas hace que las parejas se unan más. Y este fue el caso del modisto y Walter, con quien se unió civilmente hace un año pero con quien no estaba atravesando un mal momento, a punto tal que el diseñador había hecho pública la crisis.
“Nos separamos por los temas que a mí me agobiaban: lo de mi hermano (Ricardo, a quien su propio hijo denunció por abuso sexual) que me llevó a retroceder emocionalmente por cinco años y porque yo tenía muchas cosas en la cabeza y muchas ocupaciones. Claro, y también por cosas de él. Todo eso hizo que tuviéramos muchos roces y decidimos distanciarnos”, recuerda el diseñador quien, pese a estar casado, pasa de lunes a jueves en su casa de Belgrano mientras que Walter vive en la casa que tiene en Olivos. Sin embargo eso quedó en el pasado.
La nota completa, en la última edición de la Revista Semanario.