Con 168.728 espectadores entre jueves y viernes, la película El clan, de Pablo Trapero, se transformó en uno de los estrenos más promisorios de la historia del cine nacional. Tanta fue la demanda por ver el itinerario delictivo de la familia de secuestradores liderada por Arquímedes Puccio –personificado por Guillermo Francella–, que tuvieron que ampliar las salas en que se exhibía: de las 257 del jueves, el viernes pasaron a 296. Traducido: en sólo dos días, el film ya es un éxito consumado –más aún para las cifras habituales del cine argentino–, sería muy extraño que con semejante arranque no se convierta en la película argentina más vista de 2015, y a partir de ahora debe entrar a compararse con los mayores hits de nuestra historia.
Estos días, entonces, habrá que dilucidar cómo le va a El clan comparado con los primeros fines de semana de Metegol, de Juan José Campanella; y Relatos salvajes, de Damián Szifrón. Tomando en cuenta que hay un feriado y es fin de semana largo, a lo que se suma que las inundaciones redujeron las posibilidades de turismo interior, y que la amplísima mayoría de las salas ofrecen su película, Trapero cuenta con serias chances de al menos empardar a quienes hoy sostienen los primeros puestos.
La segunda semana, sin embargo, será clave para determinar el destino final del film. Será en ese período cuando el impacto de una millonaria inversión publicitaria comience a menguar por acostumbramiento y empezará a influir (o no) la recomendación boca a boca del público. Justamente eso generó que, por ejemplo, Relatos salvajes superara en las convocatorias definitivas por amplísimo margen a Metegol, por más que el film animado de Campanella tuviera un mejor fin de semana de debut.
Con estrategia de lanzamiento casi calcada que la de Relatos salvajes –al fin y al cabo, posee los mismos productores y distribuidora–, El clan –que competirá en el Festival de Toronto– podría generar una nueva rama en el cine nacional, habitual en otras latitudes: las superproducciones de autor, donde director de prestigio internacional y productores que apuestan fuerte terminan por poseer idéntica responsabilidad en el éxito.