El viudo de la pianista británica Joyce Hatto,
que falleció el año pasado a los 77 años de edad, admitió que sacó
al mercado discos de
virtuosos del piano cuya interpretación atribuyó a su propia
esposa, para darle a ella, enferma de cáncer, la "ilusión de un gran final".
William Barrington-Coupe, de 76 años, quien es productor de
música clásica, había rechazado tajantemente versiones que salieron a luz hace unos días, en un
artículo de la revista musical
Gramophone, de que algunos de las interpretaciones de su
esposa eran idénticas a las de otros intérpretes.
Joyce Hatto, que libró desde 1976 una difícil batalla contra un
cáncer de ovario, gozó en sus últimos años de mucha popularidad gracias a su interpretación de
compositores como Beethoven, Liszt, Rachmaninov, Schubert, Chopin, entre otros. Producidas
por la pequeña compañía musical de su esposo, Concert Artist,
algunas de esas interpretaciones fueron calificadas de
"magistrales" por la crítica.
"Es la más grande pianista viva, de quien nadie ha escuchado hablar", afirmó un crítico
británico.
Pero ahora se confirmó que esas
magistrales interpretaciones no eran de ella,
luego de que el viudo confesó que usó las grabaciones de otros
pianistas para darle a su esposa "la ilusión de un gran final a una carrera injustamente
subestimada", según reporta
Gramophone en su sitio en la Red.
La falsificación fue descubierta a principios de febrero,
cuando un lector alertó a
Gramophone
de una anomalía que detectó cuando
escuchaba una grabación de Hatto en iTunes. Cuando el tema
empezó a sonar, iTunes reconoció la composición como si su intérprete fuese otro, el pianista
húngaro Lászlo Simon, en una grabación producida por BIS Records.
Gramophone
decidió investigar esta irregularidad y llevó el disco de Hatto a
una compañía especializada, que determinó que casi todas
las grabaciones de Hatto no eran de ella,
sino que pertenecían a otros pianistas.
Tras esas conclusiones, James Inverne, el director de la respetada
revista musical, afirmó que Gramophone no acusaba a nadie. "Simplemente decimos que esas
grabaciones son idénticas a otras. Si alguien puede ofrecer una explicación, nos gustaría
escucharla".
Ahora,
Barrington-Coupe proporcionó esa explicación, al confesar,
en una carta dirigida a Robert von Bahr, responsable de BIS Records,
que había cometido esa apropiación musical indebida para darle a
su esposa un reconocimiento musical que la terrible enfermedad le había negado.
La pianista murió en junio pasado, sin saber lo que había hecho su
esposo. Barrington-Coupe
"siente que actuó estúpidamente,
deshonestamente y fuera de la ley", dice
Gramophone en su sitio en la Red.
"Estoy desesperado de que las estúpidas decisiones que tomé para
hacer sus últimos meses más felices han arrastrado su nombre también", dijo el viudo en su
misiva.
La compañía BIS ha dicho que no va a demandar a Barrington-Coupe
"debido a las circunstancias". "Estoy cansado, no estoy bien. He destruido todas las
grabaciones. Sólo quiero un poco de paz", afirmó el inconsolable viudo a
Gramophone.