Estaba parado en la orilla del mar, más precisamente en Pinamar, cuando alguien se le acercó y le dijo: “Vos tenés que probar suerte con el modelaje, podrías tener mucho éxito en París y Milán”. Explica Lucho (de la agencia Civiles) que descreyó desde el primer momento de esta propuesta. Al regreso de las vacaciones, y ya con el secundario terminado, recibió por parte de sus padres la pregunta fatídica: “¿A qué te vas a dedicar?”.
Dos minutos le llevó tomar la gran decisión de que iba a convertirse en manequin. “Fue lo primero que se me vino a la cabeza para no laburar”, cuenta divertido y agrega: “No entendía nada del mundo de la moda, sólo sabía que existían Pancho Dotto y Ricardo Piñeiro y pará de contar”. Así fue como hizo pequeños trabajos en Buenos Aires hasta que un booker de Milán lo vio y se lo llevó a Italia para trabajar.
“A mis viejos no les gustó nada la idea de instalarme en Europa. Yo quería ir a probar suerte a Nueva York, pero me habían rechazado la visa”, comenta. Pero las casualidades y, la suerte, por supuesto, hicieron que pueda realizar nuevamente este trámite y a las tres semanas de volar a la Gran Manzana la inesperada llamada llegó: participar de la última campaña de Dolce&Gabbana, nada más y nada menos que junto a Madonna.
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