Quizás no es el mejor momento para decirlo, pero la forma en que las mujeres se han mostrado a lo largo de la serie va a rendir sus frutos en esta última temporada. Y eso es todo lo que puedo decir sin contar qué sucede”. La frase la dijo Maisie Williams en Londres en febrero, y en exclusiva para PERFIL. La actriz que interpreta a Arya Stark, personaje crucial del celebrado episodio 3 de la última temporada de Game of Thrones, que implicó la batalla más larga filmada en la historia de la televisión y el cine, y el clímax de uno de los arcos narrativos construidos a lo largo de la serie basada en libros de George R.R. Martin.
El comentario de Williams no era una excepción en el evento de prensa en Londres: allí donde todos buscaban conseguir una respuesta que tuviera, aunque fuera microscópica, una pista o una anécdota, algo de memorabilia de la final S08 del show éxito de HBO, sus actrices buscaban dejar en claro cuán equivocados ellas sentían que estaban aquellos que prejuzgaron temporadas anteriores. Nombres como Gwendoline Christie, que interpreta a la adorada Brienne de Tarth, y Carice van Houten, que encarna a la bruja Melisandre, dejaron en claro cuánto creían que el show había hecho por construir una idea distinta de la mujer, de las mujeres, en estos diez años de producción.
Christie es la primera en expresarlo: “Lo que sí sabía cuando comencé a ser parte de Game of Thrones es lo mucho que me decepcionaba la falta de oportunidades, la falta de variedad en los papeles a los que me presentaba y la falta de diversidad dentro del entretenimiento. Sentía que dominaba una visión siempre agobiante de la mujer; incluso cuando se la mostraba fuerte solía ser unidimensional. Pero por alguna razón tenía un gran optimismo de que el mundo iba a cambiar. Y creo que GoT ha ayudado a ese cambio que se está dando, aunque queda mucho por hacer”.
¿En qué sentido cree Christie que GoT ha sido fundamental en la construcción de personajes femeninos distintos, con otro nivel de profundidad y también de escenarios donde actuar? “Hay una suerte que viene desde la génesis: ya en el libro original no existía únicamente un punto de vista masculino. Y lo que adoré siempre de Brienne es que es un personaje que desafía los estándares de lo que ha sido siempre una mujer en la ficción. Es fácil decir ‘una mujer fuerte’. Pero esa creo que fue la clave: no solo mostrar mujeres fuertes, sino mujeres complejas en una fantasía medieval y mujeres que ocupan roles nuevos, que otras veces iban a los hombres y generaban menos sorpresa, y más de lo mismo”. Y la actriz defiende con una sonrisa muy complacida y feliz a su Brienne, que tantos fanáticos ha generado en esta última temporada: “Brienne nunca permitió en la serie que la sociedad le dijera qué debía o podía hacer, y eso es algo que nunca dejé de ver como tremendamente relevante. Hay que considerar que GoT creció como fenómeno junto con internet como consumo popular, con las redes sociales como canal de expresión de uso diario. Esa fascinación con las redes sociales fue un factor que permitió que se pudiera expresar un deseo clave y que ese deseo se retroalimentara: la necesidad de sentir que algunas historias te representen. Ese pedido, ese reclamo, esa deuda con nosotras, con muchos, y el show crecieron a la par. Eso ha sido vital en el ADN de GoT. Por eso nuestros personajes se identificaron primero con la gente, con los fans, antes de convertirse en un fenómeno dentro de la sociedad”.
La holandesa Carice van Houten recuerda su primer día de rodaje como ejemplo de eso que describe Christie: “Fue bastante aterrador ser Melisandre ese día. Fue mi gran discurso en el fuego. No podía usar ropa térmica por el tipo de escena que era y las prendas apenas me cubrían del frío. Me sentía insegura, nerviosa, y nada de eso me servía para la escena siquiera. Fue realmente fingir que eso no estaba pasando. Pero fue un gran comienzo. Sobre todo por lo enorme, porque confiaban en mi grandilocuencia, y como después mi personaje pudo hacer un camino, que como todas las actrices (y los actores, claro) del show hemos hecho: salirnos del estereotipo y poder sentir cosas nuevas, mostrarnos vulnerables, cool, invencibles y frágiles. Y de una forma que siento que nunca antes se dio en un éxito tan gigante, que además de dar un gran espectáculo ha logrado generar una diversidad excepcional, casi fundacional de una nueva forma de pensar, de que ya no hay necesidad de contar lo mismo de siempre”. Y agrega: “El set del show nos permitía sentir esa idea comunal de una sociedad ideal, por nuestro cariño, por la forma en que vimos a niños convertirse en mujeres y hombres ejemplares; se trata de un modelo de trabajo que logró filtrarse a la pantalla”.
Los números del éxito
Game of Thrones acaba de emitir su episodio más esperado: The Long Night. Fue la batalla final entre los Caminantes Blancos y la mayoría de los personajes todavía en pie (liderados por Jon Snow y Daenerys Targaryen). 17,8 millones de espectadores vieron el episodio (incluyendo las plataformas de streaming), creando así un nuevo récord para el show (que venía de 17,4 millones de espectadores en la première). 12,02 millones de espectadores prendieron sus televisores para ver el episodio, que es el segundo número más importante en la historia del show, después del episodio final de la temporada 7, que llegó a los 12,07 millones de espectadores. HBO sostiene que la première de la temporada 8 llegó con las semanas a los 27,7 millones de espectadores: ¿qué pasará entonces con la casi imposible de ver –por su calidad en la pantalla, que generó quejas varias– Batalla de Winterfell? El ya famoso episodio generó la mayor cantidad de tuits para una ficción en la televisión y lo hizo con sus 7,8 millones de presencias. La otra pregunta es: ¿cuánto entonces generará el ya tan cercano final de temporada el próximo 19 de mayo? ¿Romperá el récord de los 23 millones de espectadores viendo un solo episodio (la premiere de la temporada 4 de Los Soprano) dentro de HBO?