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El tuit que destruyó a la sitcom sensación

El famoso show había regresado a la cadena ABC con números muy exitosos y un comentario racista generó la cancelación.

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Cancelado. Ganándole a shows como The Big Bang Theory, Roseanne fue cancelada en horas. | abc

El lunes, desastre. Roseanne Barr, protagonista de Roseanne, la clásica sitcom que había regresado este año y logró números que la convirtieron en la sitcom más vista del país (y que renovó contrato para una segunda apenas emitido el primer episodio), decidió desde su cuenta de Twitter desatar un infierno sin antecedentes en el mundo de espectáculos. Barr, famosa por ser seguidora declarada de Donald Trump desde que era candidato sin chances de ganar (algo que trasladaba al show, aunque no era su punto de venta ni representaba a todo su equipo), describió a Valerie Jarret, una integrante de color de la gestión de Obama, como una mezcla de “una hermandad musulmana y el planeta de los simios”. Después, tsunami de reacciones: la cadena evolutiva implicó, primero, borrar el tuit, después disculpas, después culpar a un medicamento, y volvió a la carga con retuits de gente que celebraba su comparación.

El martes sus representantes en ICM dijeron que Barr  ya no trabaja con ellos. Wanda Sykes, parte de su equipo de guionistas, anunció que se iba del show. Actores del show de inmediato se distanciaron de Barr. A las horas, ABC, propiedad de Disney y cadena que emite el show sorprendió al mundo: canceló la sitcom. Y era un show que la cadena necesitaba. Ejecutivos de Disney hablaron del tuit como “abominable, repugnante e inconsistente con nuestros valores”. Y Bob Iger, CEO de Disney, declaró: “Solo había una sola cosa que se podía hacer y ésa era la correcta.” Y ahí fue cuando Trump, el tuitero más famoso del mundo, decidió meter cartas en el asunto y la discusión pasó de un insulto racial a una persecución política. (Incluso cuando la misma sitcom se animaba a mostrar simpatizantes a Trump que no eran idiotas en la misma cadena donde Jimmy Kimmel, conductor del Late Night de la emisora, es famoso por sus discursos contra la política del millonario).

La guerra estaba en pie, está, y Trump logró darle un tinte político. Al conocerse que el mismo Iger, CEO de Disney, llamó personalmente a Valerie Jarrett, el objeto del tuit beligerante de Barr, para disculparse en persona, el Comandante en Jefe publicó uno donde decía que él, Trump, nunca había recibido un llamado de Iger incluso considerando que el CEO nunca se disculpó por los “Horribles  comentarios que hizo sobre mi persona que se dicen y han dicho en ABC”. Esos comentarios de los que habla Trump se sospecha que son, precisamente, los monólogos de Jimmy Kimmel en su Late Night y las opinions de integrantes del show matutino The View, como Joy Behar o la actriz Whoopi Goldberg.

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Ni lerda ni perezosa, la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, se sumó al tuit presidencial dando una lista de motes usados contra miembros de la administración Trump y de quienes “no han pedido disculpas” (entre las menciones había expresiones como “supremacista blanco”, “nazi” o “gente con señales de problemas mentales”).

Lo sorprendente es que una reacción empresarial a un tuit bestial terminó siendo la primera discusión plena acerca de cierta hipocresía, al menos, esa es la versión desde el lado Trump/Roseanne. Vale aclarar, que la misma actriz pidió que no defiendan lo que había hecho, y que se iba de la red. El Salón Oval decide tomar un asunto del espectáculo y usarlo como espejo contra quienes ellos creen hipócritas. El triunfo de Rosea-nne había sido leído como una victoria por la administración Trump (que llamó a Barr para felicitarla en el estreno de la serie “sobre nosotros”). El tuit no fue un caso aislado, pero ha generado un debate único.