De gesto serio, el chico que sacó su primer CD a los 15 años hoy, a los 32, asegura que no sólo no estaba preparado para el éxito repentino sino que lo sufrió bastante. “Fue todo muy inmediato, muy alocado, un cambio radical”, dice el hijo de Ramón “Palito” Ortega y Evangelina Salazar. Por eso, Emanuel Ortega decidió poner un pie en el freno y mirar todo en perspectiva. Y después de su sexto álbum titulado Ortega, pasó cuatro años “sabáticos” en los que se dedicó a replantearse su carrera. Su regreso a la música fue en 2007 con El camino y ahora presenta Todo bien, su nuevo CD, que tiene mucha influencia de la música de su padre. “Nunca tuve un plan B, sólo quería vivir de la música”, dice. Además, es autor de la mayoría de sus canciones y hasta empezó a escribir para otros artistas.
—Hace unos años dijiste que no entendías la fascinación de la gente por tu familia.
—De hecho cuando empecé a trabajar mucho, ya no vivía con mis padres. Vivía con Julieta y Sebastián, mis hermanos más grandes, en un departamento. No es que volvía a casa y les contaba mis angustias a mis padres. Los veía poco, aunque siempre estaban presentes.
—Tus padres dan una imagen muy familiar...
—De familia perfecta, pero no es así.
—Pero vos y tus hermanos dan un look diferente.
—A veces la gente se termina quedando con lo que los medios venden, pero lo que pasaba puertas adentro era muy distinto. Hasta los temas de conversación en mi casa cuando yo era chico eran muy distintos a los que la gente pensaba, o la forma de pensar o la música que se escuchaba.
—La gente tiene esa imagen de todos alrededor del piano.
—Eso es porque viajaban las revistas a mi casa, en Miami, y como querían vender eso, se terminaba armando.