Este verano en Punta del Este, Candelaria (17) estrenó tatuaje y Micaela (19), novio. La menor, que viajó acompañada por una amiga, se echó boca abajo en la arena a broncearse la espalda, que desde hace algunas semanas tiene dos pájaros pintados en sus omóplatos. Micaela, que ya el año pasado había revolucionado la dinámica de la casa de La Boyita llevando a su novio Juanse, este verano repitió la hazaña con Joaquín, el nuevo enamorado de la mayor del clan, cada vez más involucrada en los productos de su padre: acaba de terminar el primer año de cursada de Diseño de Indumentaria en la Universidad de Palermo (donde tiene de compañera a Dalma Maradona) y ya pudo participar en el armado de vestuario de Patito Feo.
En una temporada que alterna las lluvias torrenciales con los días de sol sofocante, los Tinellisalen poco de su casa y casi no se alejan de la zona de José Ignacio. La rutina de descanso incluye heladeritas y mates playeros cuando empieza a bajar el sol. Después de las cinco de la tarde recorren los 200 metros que separan su residencia Guanahani del agua en dos cuatriciclos rojos y se instalan en camastros hasta cerca de las nueve de la noche-atardecer.
Paula Robles no descuida su cuerpo y hace yoga en la arena. Después de 13 años como esposa devota, 2007 fue el de su destape y vuelta a los medios: perdió frente a Celina Rucci en la final de Bailando por un sueño, pero se quedó con la invitación de Iñaki Urlezaga a acompañarlo en dos presentaciones en el Luna Park y encarnó a Bathilda en la obra Giselle.
Contorsionándose en las playas esteñas, evalúa proyectos para los próximos meses: una obra musical con coreografía de su coach, Gustavo Carrizo, revancha en otro ciclo de baile en Showmatch o –dicen los más optimistas– un nuevo proyecto junto a Urlezaga.