Nuevamente HBO eligió a un escritor argentino para filmar una miniserie. Esta vez es Germán Maggiori y su novela Entre hombres (ver recuadro). Serán solo cuatro episodios de una hora de duración cada uno, que contará con la producción compartida entre HBO y Pol-Ka. La dirección es de Pablo Fendrik, quien junto a Maggiori asumieron la adaptación.
Goity comparte estas grabaciones con las funciones de viernes a domingos de Sin filtro, en el teatro Metropolitan Sura. “La idea es quedarnos hasta octubre, cerrando allí una temporada de dos años”, dirá el actor.
La miniserie se empezó a filmar en junio y calculan que para septiembre se termine, empezando ahí la segunda etapa, la de edición. En algunos casos son dos equipos en paralelo trabajando en distintas locaciones. PERFIL pudo asistir a una de ellas, más precisamente donde ubican la casa de “el sargento primero Alberto Garmendia, alias ‘el Mostro’”, así lo presenta Maggiori en su novela al personaje que es interpretado por Gabriel “Puma Goity”. Y especifica el autor: “…señas particulares: mitad del rostro desfigurado por una quemadura”.
“‘El Mostro’ era un duro –continúa el novelista– un operativo de sangre fría y mirada torva con varias muescas en la culata de su vieja y noble pistola Ballester Molina, y otras tantas cicatrices de balazos que había atajado con el pellejo. Venía del Oeste, de la Brigada de Morón, lo pasaban a la Zona Sur, donde ya había estado en los años de plomo fogueándose en el oficio de torturador en el Pozo de Banfield. Ahora volvía, con más años y mañas, a recorrer las mismas calles que en su juventud había saqueado sin contemplaciones”.
Los policías de Entre hombres estarán encarnados por Diego Velázquez como el Inspector, César Troncoso como el Comisario Armando Diana y Rolly Serrano como Colocci, espía de la SIDE. En el elenco los “otros”, los bandidos serán interpretados por: Nicolás Furtado, Diego Cremonesi, Claudio Rissi, Pompeyo Audivert, entre otros.
Muy cerca del límite que separa a la Capital con la Provincia hay una casa en Hudson, parece abandonada, pero se alquila para filmar. Allí se montó un estudio donde además de los motor home para los actores se ven los equipos. En ese ámbito frío, sin ningún tipo de calefacción y muy poca luz, salvo algunas lámparas bajo consumo que cuelgan sin artefactos corren desde vestuaristas, maquilladoras hasta camarógrafos. Gabriel Goity hará una escena en el baño, por lo cual debieron instalar circunstancialmente un termo- tanque que se irá una vez finalizada la escena. El actor se debe desnudar para en ese pequeño recinto con azulejos poder recrear una imagen frente al espejo mojándose. La acción se repite tres veces hasta que convence al director de cámara.
Se empezó a filmar a las dos de la tarde, son más de las siete de la noche y Goity recién tuvo su tiempo de descanso para cenar y dar la entrevista cerca de las 20.30.
—¿Es cierto que naciste en el Hospital Militar?
—Sí, porque mi padre fue militar. Lo retiraron muy joven, cuando yo era muy chico. El formó parte del Ejército, había participado de la Revolución de Azules y Colorados (entre el 21 de septiembre de 1962 hasta el 5 de abril de 1963). Luego estuvo preso y lo sacaron de la fuerza. Por lo cual, más tarde tuvo que insertarse en la vida civil.
—Tu anterior trabajo en el teatro fue en “Las benévolas” donde encarnabas a un personaje muy oscuro y ahora “Entre hombres”: ¿cómo se hace para no dañarse con estos siniestros?
—Es inevitable que este tipo de protagonistas te lleven a zonas oscuras. El trabajo del actor tiene esto de maravilloso poder ser otros, todo el tiempo. En Las benévolas encarné a Maximilian Aue, un ex oficial de las SS, un monstruo infernal, con una gran capacidad intelectual. La gran diferencia es que este Garmendia no tuvo ninguna posibilidad. Es de una extracción muy humilde y como muchos… entrar a la Policía es salvarse del hambre. O van a delinquir o entran a la Escuela de Suboficiales de la Armada, por eso se conocen todos. Cuando se agarran a tiros son del mismo barrio, y a veces, vienen del mismo lugar.
—La acción de “Entre hombres” transcurre en 1996: ¿qué diferencias ves con la violencia actual?
—La violencia está instalada aquí desde hace mucho tiempo. El ubicar la acción en 1996 es hablar de la “maldita Policía de la Provincia de Buenos Aires”. Quiero entender que todo ha cambiado. Por aquel tiempo se le tenía casi más miedo a los uniformados que a los chorros. Mi personaje es un depredador y aniquila. No tiene conciencia, ni moral, ni ética. Como actor, busco justificación, aunque no la tenga. El ser humano no tiene piedad.
—Garmendia tiene una enorme mancha en su rostro. ¿Cómo actúa el maquillaje para la interpretación?
—Fue una idea de la dirección y me encantó. A mí como intérprete me sirve. Esta quemadura que se ve en su cara fue producto de un ácido. A mí se me ocurrió imaginarla que fue hecha por su madre. No está en el libro. Pensé que fue algo que le pasó de niño, ya que creo que el desamor en la infancia crea monstruos.
—¿Hablaste con Germán Maggiori, autor del libro?
—Sí. Me devoré la novela. Tiene escenas y momentos extraordinarios. La mini- serie se enfocó más en la acción. Siempre hay diferencias entre la literatura y el cine. Las ficciones argentinas están apuntando mucho a la violencia.
—¿Por qué te parece que se da este auge y seguimiento del público por las ficciones violentas como “El marginal”?
—Efectivamente se busca la oscuridad. La clave está en hacer personajes atractivos, ricos, con matices ya que las situaciones son siempre extremas. Son los desafíos que enfrentamos los actores nacionales.
Voz literaria
El guionista y novelista Germán Maggiori hoy también está en la pantalla abierta con la serie de El Trece El tigre Verón. Su novela Entre hombres se transformó rápidamente en un libro de culto y había obtenido el primer premio en el concurso La Resistencia/Alfaguara realizado en México, con un jurado presidido por el escritor mexicano Juan Villoro.
“La escribí –recuerda– muy cerca de la fecha en que transcurre la acción (1996) mi tiempo de escritura fue entre 1998 y 2000. La publiqué en el 2001. Tuve varios motores, entre ellos la muerte de mi padre, quien amaba los policiales. Mi papá era odontólogo y Ricardo Piglia fue mi tío. Heredé las dos vocaciones de ellos. Los primeros textos que escribí pasaron por su mirada. Me interesaba reflejar la noche y el Conurbano. Quise mostrar personajes más salvajes y corridos del arquetipo del policial negro donde el detective encarna ciertos valores de búsqueda de verdad. Busqué contar una novela de puros villanos.”
“Perseguí un lenguaje bajo, como el que tenía Roberto Arlt. Quise recuperar esas voces, muchos me han dicho que mi libro tiene un tono arltiano. Lo señaló Villoro, cuando fue jurado. Ahora estoy trabajando para la televisión e imagino que Arlt estaría en la pantalla chica, porque es el espacio más popular. Hace tres años la productora que trabaja con HBO le alcanzó mi novela y ahí se entusiasmaron. Hasta que finalmente el año pasado armamos los guiones y ahora se están filmando. Buscamos la fidelidad al texto. Serán solo cuatro episodios.”
Germán Maggiori es como su padre odontólogo y como su tío, Piglia, escritor. Agrega que ambas profesiones se ayudan ya que de los pacientes siempre aprende nuevas historias. Pero quizás su formación le dio humildad para reconocer:
“Tuve consultas sobre el elenco, hubo pruebas, pero quise que la decisión final la tuviera el director, ya que es quien debe lidiar con los actores. Puedo opinar, pero la última palabra la debe tener quien asume la dirección.”