ESPECTACULOS
JUAN PABLO VARSKY

“Es un peligro darle bola al oyente militante”

El periodista dejó la comodidad de la Metro, con gran audiencia, para sumarse a la AM 950, que maneja la CNN. Ejerce la autocrítica, analiza el cambio de público y da su mirada sobre el oficio en estos tiempos.

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Logo. Juan Pablo Varsky en el ámbito desde donde realiza Perspectivas desde Buenos Aires. | Cuarterolo

El conductor Juan Pablo Varsky es quien está a cargo de Perspectivas desde Buenos Aires (ciclo que el año pasado conducía Jonatan Viale), y también fue contratado para la AM 950, al frente de La mañana de CNN, una de las apuestas más grandes para la emisora debutante. Estos cambios representan para Varsky el desafío de abandonar la FM Metro –siempre exitosa– y, en consecuencia, cambiar de casa y de horario, reto que se sostiene por su deseo de cambiar de vida y volver a las fuentes. “Hasta septiembre, octubre, no tenía nada, pero yo no iba a usar la negociación con CNN para sacarle algo más a Metro. Económicamente estaba bien, era una cuestión de vida”, explica quien también está vinculado a Turner a través de TNT Sports.

Varsky, dice, necesitaba tanto cortar con el tener que levantarse a las 4 como ejercer un periodismo basado simplemente en hechos e información, práctica profesional que cree en desuso, que ve derrotada por la opinión. En una pantalla ve la foto que días atrás publicó Marcelo Tinelli y encuentra un buen ejemplo: “¿Ves? Una opinión te puede descalificar con el comportamiento de los protagonistas. Chiqui Tapia decía ‘Cómo va a ser presidente de la AFA un tipo que cortaba polleritas’, y ahora están abrazados... Por qué tengo que responder a esa necesidad ajena de no ser ‘gris’, si después pasa el tiempo y tenés este giro de los protagonistas. ¿Cómo quedás ante el público? Los hechos primero”, grafica.

—Eso sería el “volver a las fuentes”.

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El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
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—Es como empezar el colegio de nuevo. Es la razón más importante por la cual elegí laburar en CNN. Creo que hay mucho para aprender de cómo se ejerce el oficio, de la importancia de los hechos con su contexto, de no tener que perseguir la primicia ni publicar sin chequear. Ellos dicen que comunican las noticias, no las crean. Yo estoy totalmente de acuerdo.

—La radio es minuto a minuto. ¿Se puede aplicar ese criterio allí?

—Es un desafío, no es fácil de entrada. Creo que en el mediano plazo se puede lograr. Obviamente, la radio casi que obliga a algunas licencias, pero también te puede “ordenar” el no usar el modo potencial, el esperar y aguantarte algo que no está chequeado, aunque que ya lo dan todas las radios. Ojo, no es solo por el hecho de no ensartarte con algo falso, porque tal vez sea cierto, pero para que CNN lo dé por válido tiene que haber todo un proceso de verificación que no es minuto a minuto, por más que se intente hacer lo más rápido posible.

—¿Cuesta ejecutar la idea ante tanto ruido en redes sociales?

—Hoy un tuit de Trump es noticia y ahí no hace falta verificar nada, pero lo que me gusta buscar en la red son lecturas e interpretaciones para aportar a un debate. Tenés un riesgo si hacés un programa solo para hashtags y menciones, porque hay mucho oyente silencioso. Es un peligro darle bola al escucha “militante”, al que te escribe todo el tiempo, que hoy dice que sos un fenómeno y mañana que no, que cuánto cobrás… Hay más oyentes silenciosos, que son los que toman la decisión de cambiar si no les gusta tu programa. Busco un equilibrio y ante la duda le doy prioridad a ese público.

—En Metro tenías un universo de oyentes en el que predominaba el público joven y el nivel socioeconómico alto, algo que está en radical contradicción con los números de las AM. ¿Pensaste en eso cuando decidiste el cambio?

—El nuestro era el que más bajo porcentaje tenía del último estrato social... Es un desafío llevar gente nueva a la AM. Está el concepto, certificado por los números, de que la AM es para viejos. Será cuestión de decir: “Esta es para maduros. Maduraste, vení a CNN”. Es un desafío y un proceso lento, que llevará unos años. Tengo el deseo de que sea sustentable.

—Escribís para “La Nación” y trabajaste para el Grupo Clarín. ¿Cómo ves la manera de transmitir noticias de ambos multimedios?

—No hacía falta que llegara a CNN para notar diferencias. Ya registraba que a veces la información no importa, también las expresiones de deseos y cosas que no tienen que ver con la ideología y sí con los intereses. Que toda empresa persigue intereses económicos es lógico, después cada uno elige su camino para lograr rentabilidad… Yo tenía ganas de hacer algo como lo que voy a hacer, porque desde hace rato siento que en muchos casos lo que menos importa es la información. La frase de Nietzsche “No existen los hechos, solo las interpretaciones” algunos se la tomaron muy a pecho. Hay un abuso del modo potencial. Vos te cubrís, pero no estás informando, estás especulando.

“No quiero opinar de todo”

—Durante el anterior gobierno, tenías a gente que en las redes te podía acusar de kirchnerista. Hoy puede que te tilden de macrista. ¿Qué hacés con eso?

—No le doy bola. Hay una falsa equidistancia cuando se dice “me putean los K, me putean los M, señal de que estoy haciendo las cosas bien”. Es mentira eso, no es una señal ni una garantía. Es muy fácil escudarse en el troll, es un gran problema que tenemos los periodistas. El “te pagan-abortero-K-macrista” es un grito, pero hay otra crítica que es más certera. Hay una tarea de editor responsable que me parece mucho más valiosa que las opiniones. Lo que finalmente me afecta, para bien, es cuando un tuitero me corrige. Si yo digo una burrada sobre Derecho y alguien me corrige con la información correcta, eso sí erosiona mi credibilidad, porque el tipo está diciendo algo correcto y yo no. Hay cuestionamientos muy valiosos que nos hacen cuando nos dicen “Hey, no sabés todo, no opines de todo”.

—¿Por qué hay periodistas de deportes que trascienden su rubro y no sucede lo mismo con, por ejemplo, los que hacen cultura o espectáculos?

—Creo que el periodismo deportivo bien ejercido supone un conocimiento de reglas y datos sumado a un contexto y una interpretación que después son aplicables al periodismo general. Igual, hay zonas de conocimiento. Me siento mucho más seguro en el deporte. Estudié Ciencia Política y Economía, pero el conocimiento que tengo me sirve para preguntar... Yo también hice un ejercicio cuando pasé de la Rock & Pop a la Metro. Sentía que opinaba de todo y no me aguanté más. Primero, eran incorrectas muchas opiniones, y segundo, me puso en un rol de falsa valentía: opinar es lo más fácil que hay. Mucho más difícil es decir “No sé de esto, mejor pregunto”. Hay una parte de la opinión pública que te exige dar permanentemente tu postura, y cuando no lo hacés te dicen “cobarde”. A mí no me corresponde opinar de todo. Hubo una tendencia a hacerlo, de la cual fui parte, pero ahora no quiero eso para mí.