Iniciaron su romance durante el rodaje de la película Morbo, un thriller de Gonzalo Suárez, y enseguida se casaron. Era 1972; ella tenía 21 años, y él, 25. Hoy, la pareja de Ana Belén y Víctor Manuel persiste y demuestra felicidad. Ella –cantante, actriz, directora– y él –cantante, compositor– han hecho carreras que, afincadas en España, han tenido una proyección internacional. En 1986 grabaron Para la ternura siempre hay tiempo. El año 2016 los reencuentra con nuevo disco, a dúo, concebido en estudio. En él aspiran a revivir las marcas que los han vuelto inconfundibles: romanticismo, complicidad, poesía e ideas de izquierda. La novedad se llama Canciones regaladas y está compuesta por 12 canciones que son versiones de clásicos, como El padre Antonio y el monaguillo Andrés, En el último trago, Los pájaros perdidos. Con estos temas que, según la región, evocan a voces como Rubén Blades, Mercedes Sosa, Chavela Vargas o Chico Buarque, desembarcan en una gira por Latinoamérica en la que se incluye la Argentina: 8 y 9 de abril en el Teatro Gran Rex.
—Treinta años después, ¿cómo los encuentra este nuevo disco?
ANA BELEN: Pues un poquito más mayores pero, sobre todo, creo que con la misma ilusión de estar en esta profesión, en la que estás continuamente aprendiendo. A mí siempre me asalta la idea, ya sea como cantante o como actriz, de que no sé nada y de que soy una página en blanco, a partir de la cual aprendo y escribo. Este disco me encuentra con mucha emoción, y sabiendo que en estos treinta años hemos seguido en activo, hemos hecho y seguimos haciendo cantidad de cosas, tanto juntos como, sobre todo, por separado, Víctor y yo.
VICTOR MANUEL: En lo esencial, [nos encuentra] parecidos. Sólo hemos cambiado en la medida en que lo que tienes a tu alrededor te cambia a ti. Creo que somos menos intransigentes, pero en lo esencial, muy parecidos.
—Son una de las parejas que permanecen unidas desde hace más tiempo, con más estabilidad, en el mundo del espectáculo. ¿Cuál es el secreto para lograrlo?
VM: Pues no lo sé [se ríe]. Eso no se programa, evidentemente. Vas viviendo y vas viendo lo que te va pasando. En esa vida, el amor irrumpe y tú no puedes hacer nada por remediarlo. Después sí hay cosas en las que tú puedes poner parte, en la medida en que nosotros no somos competitivos, somos generosos como pareja… Dejas espacio libre a tu pareja para que se desarrolle como persona y como artista. Eso influye a favor.
—Van a cantar “Todo cambia”, que en la Argentina está asociada a Mercedes Sosa. ¿Qué expectativas tienen? Y también están encarando muchas otras canciones…
AB: La primera vez que Mercedes vino a cantar a España, año 73, utilizó nuestro equipo de sonido y allí escuché la canción directo de su boca. En la Argentina nos vamos a sentir muy felices de cantarla. Siempre esperas que la versión que tú haces no desmerezca la original. Este disco tiene canciones de gente que queremos, admiramos y conocemos. Son los autores que más nos han influenciado a lo largo de nuestra carrera. Y cuando tú haces un disco con canciones que ya están ahí, que ha cantado mucha gente, ocurre que cada uno ha puesto su peculiaridad, su manera de cantar al hacer su versión.
VM: La primera vez que yo fui a cantar a la Argentina, en 1970, Mercedes me recibió en el aeropuerto, y al día siguiente la escuché cantar en un teatro en Buenos Aires; quedé deslumbrado por aquella maravillosa voz y presencia. Las versiones de Mercedes son insuperables todas, pero si uno pensase en lo que han hecho otros antes, se quedaría en casa y no cantaría más.
—¿Cómo mantienen una posición que los acerca al sufrimiento de los que menos tienen, en tanto la vida de ustedes es económicamente muy acomodada?
AB: Pues teniendo sensibilidad, sabiendo que hay gente que vive debajo de un puente, que no tiene posibilidades; trabajando por que haya una igualdad, y sobre todo, teniendo muy claro que yo lo único que he hecho en mi vida ha sido trabajar. Esa confortabilidad que tengo viene únicamente de mi trabajo.
VM: Yo nunca pensé que la derecha iba a ser tan avara: quiere el trozo mayor de la torta. Si alguien abriese la mano, habría mejor reparto de la riqueza. Si no hay leyes que les impidan hacer ese tipo de tropelías, ellos se quedan con todo. No hace falta vivir mejor o peor para percibir eso. Cuando vives en esa realidad y tienes los problemas que tiene la gente a diario, lo percibes con mucha más viveza de lo que puedo percibirlo yo, que vivo más confortablemente. Pero esto no te impide ver lo que está pasando: los contratos basura que le ofrecen a la gente joven… Yo sé que la avaricia existe, pero la estupidez y la avaricia juntas ya forman una mezcla insoportable.
Izquierdas y derechas, hoy
Ana Belén y Víctor Manuel siempre hicieron pública su posición política. Ana Belén: “Me siento absolutamente implicada con el tiempo que me toca vivir, con mi barrio, con mi ciudad, con mi país, con mi continente, con el mundo. Ningún dolor me es ajeno. Yo era militante del partido comunista. Desde 1981 dejé de militar en el partido, pero sí soy una persona de izquierda. Con respecto a la irrupción de nuevos partidos, me parece que es buena. Han abierto el arco parlamentario. [Por ejemplo, están] Podemos y Ciudadanos, una gente del centro-derecha, más nueva, con ánimos menos cansados que la derecha tradicional. Yo creo que está bien”.
Víctor Manuel: “Los partidos nuevos pecan como pecamos todos en algún momento de nuestra vida: de adanismo. Creen que han venido a inventarlo todo, pero es penoso cuando se comportan como los viejos partidos. Yo de los nuevos no espero milagros. No quiero que me cambien nombres de calles, que me tiren estatuas ni que me cuenten tonterías. La política es pactar y entenderse con el que tienes enfrente. En Latinoamérica, no sólo en la Argentina, se percibe que la derecha irrumpe de nuevo. Habrá que estar muy alerta. Ellos tienen unos intereses muy claros, que suelen ir en contra de los derechos de la gente. Uno esperaría que la derecha evolucionara mínimamente y atendiese los derechos de la mayoría, pero uno tiene pocas esperanzas en que el FMI piense en algo más que en sus propios intereses”.