Entre el 11 y el 16 de junio, el Ballet Nacional de España brindará seis funciones en el Teatro Coliseo (Marcelo T. Alvear 1125), con entradas que costarán entre los $ 700 y $ 3 mil. Las seis veladas son parte de una gira que liga a la Argentina y Chile; con ella, la compañía busca acrecentar su presencia internacional, para “mostrar por todo el mundo que la danza española es mucho más que el flamenco, y que tenemos cuatro estilos maravillosos, que son la escuela bolera, la danza estilizada, el folklore y, por supuesto, el flamenco”. Así define Antonio Najarro, el director de este organismo dependiente del Estado español, a sus marcas coreográficas. Y continúa: “En cada región de España hay un tipo de folklore, que se viste de una manera diferente, que se interpreta de una manera diferente; la música que la acompaña está tocada por instrumentos totalmente diferentes. Es un folklore que desgraciadamente se asocia a una época antigua, pasada, obsoleta, y que he hecho todo lo posible por recuperarlo de una manera actual, cercana, vanguardista. Están la jota aragonesa, el aurresku vasco, las muñeiras gallegas; danzas salmantinas, extremeñas, andaluzas, catalanas… El folklore español es más que el flamenco, así como el folklore argentino va más allá del tango”.
Para mostrar esa identidad diversa, en el espectáculo se verá: Cantiñas, de Mercedes Ruiz; Ser y Suite Sevilla, del propio Najarro; y una versión del Bolero de Maurice Ravel, según el coreógrafo Rafael Aguilar. Nada parece traslucirse allí –entre largas faldas, batas de cola, mantones y zapatos de tacón para las mujeres; y pantalones entallados, chalecos y botas para los varones; castañuelas para todos)– de las complicadas situaciones político-partidarias de la España actual, ni sus conflictos separatistas: “La danza que se presenta en el BNE, bajo mi dirección, es absolutamente ajena a cualquier tipo de controversia política que pueda existir en mi país. Creo que el público que reconoce la buena danza, que reconoce el nivel y la excelencia, está mucho más allá de las diferencias políticas a la hora de ir a ver un espectáculo. Si desde mi posición como director del BNE puedo ayudar a dar un mensaje de unión, de que nuestra danza es un reflejo patente e internacional de lo que son nuestra cultura, nuestras raíces y nuestra historia, más allá de nuestras diferencias políticas, yo voy a hacer todo lo posible porque así sea”, concluye Najarro.