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guillermo fernandez

“Gardel no era argentino”

El cantante fue el elegido para reabrir el Teatro Ludé. Afirma que los artistas fueron vapuleados en el kirchnerismo y que los jóvenes no saben quién fue el Zorzal. Opina el productor Djeredjian sobre la exención impositiva teatral.

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El cantante fue el elegido para reabrir el Teatro Ludé. Afirma que los artistas fueron vapuleados en el kirchnerismo y que los jóvenes no saben quién fue el Zorzal. Opina el productor Djeredjian sobre la exención impositiva teatral. | aballay

Cansado del tránsito de Buenos Aires, Guillermo Fernández decidió comprarse una moto scooter Honda PCX 150cc para movilizarse entre su casa de San Telmo y las funciones de Gardel, el musical, espectáculo que acaba de reestrenar en la renovada sala Teatro Ludé. “Estaremos durante ocho semanas y luego saldremos de gira por Rosario, Córdoba, Mendoza, Santiago de Chile, Montevideo y Madrid”, enumera el cantante y actor de 59 años.

—Hace ocho años escribiste esta obra para la que investigaste vida y obra de Carlos Gardel, ¿era argentino, uruguayo o parisino?

—Gardel no era argentino. Estoy seguro de que acá no nació. Pero el propio Gardel se encargó de generar y hacer crecer ese mito de que también era de todas partes.

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  —Si a un chico de 17 años le preguntás quién era Gardel, ¿qué responde?

—Una sonrisa, una foto en el Abasto, una calle, un adverbio. Los chicos saben que es algo grande, porque dicen “tal jugador de fútbol es Gardel”, pero no saben quién fue realmente. Yo presenté varios proyectos para que se dé tango en las escuelas como materia o taller, pero siempre fue reacia la cosa.

—¿A qué gobierno se lo presentaste?

—A todos. A este gobierno no lo presenté todavía. Pero pensá que al tango lo podés meter en un taller de poesía, filosofía o historia porque siempre tuvo que ver con lo social y político del país. Los políticos me decían que era muy lindo, pero nunca llegaba a ningún lado. Si en la época de los Kirchner hicieron algo interesante que fue federalizar el tango, salimos los artistas de tango a interactuar con los artistas de las provincias, pasarles ideas, actuar con ellos, pero quedó ahí.  

—¿Entonces confirmamos que el tango no es profeta en su tierra?

—Sí, el tango no es profeta en su tierra. Pero cuando quieren mostrar algo de la Ciudad meten al tango, hacen buenos festivales y mundiales, pero son veinte días y luego se terminó.

—¿Cantaste en actos oficiales?

—Sí, canté un 25 de Mayo del último año de Cristina convocado por el Ministerio de Cultura de la Nación, para cantar el Himno en versión de tango. La única condición que puse fue no cobrar, porque los artistas en la época kirchnerista fuimos vapuleados. Tuve muchos problemas para no cobrar porque no pueden contratar a un artista y no pagarle. Renuncié a mi cachet y lo cedí a una entidad de bien.

—Con Cambiemos cantaste en el CCK...

—Sí, y fue fantástico. Agradezco que sea con entrada libre, y que nadie me cerró las puertas. Siempre dije las opiniones que decía mi corazón. Con el ministro Mahler estoy haciendo muchos shows, también con el Ministerio de Cultura de la Provincia de Buenos Aires.  

—Pasaste por el vinilo, magazines, casetes, CDs y estamos en la era de Spotify y YouTube, ¿qué le recomendarías a alguien que decida ser cantante?

—Las redes sociales definen todo, ahí define la gente. Antes definían las compañías discográficas y los directores artísticos. Ahora, ponés una canción en YouTube y tal vez no pasa nada, y ponés otra y tiene 100 mil reproducciones. Cambió todo. Toda mi vida fui autogestivo menos los cuatro años que estuve con Sony, fue la vez que más discos vendí, pero no quiero saber nada con las multinacionales, no las quiero ver ni pintadas. Con el disco nunca ganás plata y te sacan más que la plata: vivís para la compañía, promociones. Deberé tener veinte, treinta discos, los tres discos que hice con Sony fue cuando más sufrí, más lloré, fue durísimo trabajar con ellos. Vendieron 400 mil discos, y yo no veía un solo peso. 


“Es importante no pagar impuestos”

Diego Djeredjian firmó un acuerdo con la Iglesia, los dueños del Teatro Ludé (Montevideo 842), para encargarse de la administración de la sala durante diez años a cambio de abonar un alquiler mensual (“que no nos apriete tanto”) y de una inversión para renovarla. “Invertimos 300 mil dólares”, se jacta Djeredjian, socio de Luis Pena en la flamante sala, y socio y productor de Martín Bossi desde hace más de una década. El productor ya tiene en cartel Gardel, el musical, Ella y yo con Sebastián Presta y La herencia de Eszter, con entradas que van de los $ 300 a $ 450.

—¿Pensás el contenido teniendo en cuenta que el dueño es la curia?

—Sí, hay que tener ciertos reparos, pero no creo que tengamos inconvenientes.

—¿Desnudos?

—No. Pero llegado el momento diremos: “tiene esto”. Y si está hecho con respeto creo que nada merece censura. 

—El teatro no paga impuesto a las ganancias y no paga Ingresos Brutos en la Ciudad de Buenos Aires...

—Es importante. En Uruguay es casi imposible, pagás impuestos a las ganancias, municipales, y por eso tampoco crece. Acá da muchos puestos de trabajo, genera consumo colateral, como gastronomía, hotelería, etc. Es una decisión sabia. La calle Corrientes es la capital teatral número uno del mundo en idioma español y tiene que ver con el apoyo. Cualquier político inteligente debería mantenerlo.

—¿La ley del actor cómo los afectó?

—Hay que tener más cuidado como productor, ser medido a la hora de contratar. Beneficia a los que trabajan, pero no sé si beneficia a la actividad teatral.