Auténtico guerrero del rock argentino, Vitico prepara su regreso a los escenarios para presentar los temas de Viticus 10 Clásico, grabado en vivo en el teatro Vorterix en junio del año pasado.
La cita será el 1º de junio, otra vez en el local del barrio de Colegiales, y el ex bajista de Riff no oculta su entusiasmo: "Estamos con ganas porque hace mucho que no tocamos. Nos guardamos adrede para acumular energía y salir con todo –explica-. Y sonamos muy bien. Creo que es una cuestión de oficio: todos tocamos bien y ensayamos mucho. La banda tiene rock, groove, cada vez viene más gente a vernos. Hay que pensar que nosotros nos hicimos de abajo. Al principio cruzábamos nuestros equipos y la batería en un bote por Luján antes de cada show. Tocamos para veinte personas, pero seguir adelante al final nos rindió. Y ya tenemos temas para un nuevo disco. La novedad de ese trabajo es que en dos temas voy a tocar la guitarra rítmica".
Viticus es una banda familiar: además de Vitico en bajo, la integran Nicolás Bereciartúa, su hijo, y Sebastián Bereciartúa, su sobrino, en guitarras, y Jerónimo Sica, en batería.
— ¿Nunca te aburriste o perdiste el deseo de tocar?
— Para nada. Siempre me divertí mucho tocando. Desde que empecé hasta hoy fue igual. Nunca hice nada que no me divirtiera. Para mí el rock es alegría, y eso se transmite. La gente que te viene a ver se tiene que ir contenta, más contenta que cuando llegó para ver el show.
— ¿Qué música escuchás en esta etapa de tu vida?
— De todo tipo. Desde siempre, AC/DC, ZZ Top, los Rolling Stones, Led Zeppelin, Deep Purple, Van Halen... Y, más nuevo, no mucho, la verdad. Algo de Audioslave... Pero escucho también mucho folk y country americano. Y el año pasado fui al Colón por primera vez. Vi una gran orquesta y quedé fascinado. Empecé a escuchar música clásica, asesorado por amigos que saben del tema, y me asombró lo que hicieron los grandes compositores de ese género.
— ¿Hay algún artista argentino actual que te sorprenda?
— No veo a nadie creíble, hay mucho producto prefabricado. Está todo manejado por pulpos a los que les interesa nada más que la música pop. Pero eso a mí siempre me fortaleció. Que no nos den tanta bola nos hizo más fuertes: cada vez sonamos mejor. Claro que es difícil vivir de la música en ese contexto. Pero no voy a terminar tocando polkas en un casamiento.
—¿Y de otra época?
— Javier Martínez fue un gran músico y un tipo muy lúcido. Y siempre respeté a Spinetta.
— ¿Extrañás a Riff?
— Sí, obvio. Con Riff nos cagábamos de risa de todo. Pero también sentíamos mucho lo que hacíamos, éramos una muy buena banda de rock. Pappo fue el tipo con el que más me reí en mi vida. Y
ojo que hasta llegamos a agarrarnos a trompadas. Pero éramos muy amigos. Siempre digo que fue mi mejor amigo y mi peor enemigo al mismo tiempo. Cuando te querés mucho con otra persona pasa eso.
— ¿Te han convocado para tocar en recitales organizados por los gobiernos?
— No, no me han llamado. Y no tocaría si me llaman. Siempre he sido un disidente. No me gusta depender de nadie.
— ¿Te queda algún sueño en tu carrera?
— Sí, quiero que vuelva Pappo.