Claudio Villarruel y Bernarda Llorente iniciaron una nueva etapa profesional en Radio América como conductores de Detrás de lo que vemos (17 a 20), programa que crearon durante su gestión de directivos de Radio del Plata y 360 TV. Tras su polémica desvinculación de la empresa Electroingeniería, en diciembre, rápidos y astutos, en enero firmaron contrato por dos años con el Grupo Veintitrés, del empresario Sergio Szpolski, para animar el regreso de la emisora AM 1190.
—¿Con su programa en Radio del Plata era difícil competir en rating con Lanata?
VILLARRUEL: ¡Uf! Ni competíamos. Estábamos sextos tranquilos. Apostamos a otra cosa: armar una coherencia en la programación. Llegamos a una radio golpeada y dejamos una radio a la que le dimos pluralidad.
—¿Están en juicio con Electroingeniería?
LLORENTE: No hay nada judicial. Están negociando los abogados. Hay un contrato no cumplido, se nos adeuda dinero, y nos tienen que devolver en condiciones el edificio nuestro en donde funciona 360.
—¿La imposición de Tognetti en la radio fue la gota que rebasó el vaso?
V: No, eso fue anecdótico.
—¿Pero pasó?
V: Sí. Pasó. Con Tognetti está todo bien. Una vez vino a proponerse él para la radio y le dijimos: “Mirá, con el perfil que estamos armando de programación, no”.
—Muchos periodistas se quejan de que no hay libertad de prensa. ¿La hay?
LL: No sé cómo se están manejando los grupos. En Radio del Plata y 360 la había, y lo mismo cuando estábamos en Telefe.
V: Hay mucho mito. Lo que hoy se dice en el oficialismo y en la oposición... creo que estamos en un momento de una libertad para decir cualquier cosa sin ningún costo. Lo bueno es que tenemos que agradecer a los empresarios que ponen la guita y que todos nos podemos expresar y no tiene que ver con estar de acuerdo con lo que piensa una persona o dueño.
—Bernarda, tu marido, Jorge Taiana, es candidato por el FpV y es el columnista de Internacionales...
LL: Jorge nos hace la gamba. No influye en nada, eleva el debate. Todos tenemos una posición ideológica en la vida, pero eso no significa ser dogmático. Lo que menos hace Jorge es ser dogmático. No le vamos a hacer campaña acá, pero Jorge es el único que en su candidatura propone el “segundo tomo”, de cómo se sigue, cómo se profundiza, qué cosas se hicieron mal y qué hay que mejorar.
—Pasaron de Electroingeniería al Grupo Veintitrés. ¿Creen que podrían trabajar en Radio Mitre, del Grupo Clarín?
V: Si nos llaman, con todo gusto.
LL: Totalmente.
V: Si nos llaman y pagan bien... Yo sé que ellos pagan bien (se ríe). Chiste.
LL: Yo iría porque me parece interesante hablar y debatir con otra audiencia.
“En Telefe erran al hablarle a la familia”
Durante diez años, la dupla Llorente-Villarruel timoneó la programación y dirección artística de Telefe, hasta que en 2009 dejó el canal líder para armar su propia productora, ON TV.
—Adrián Suar dijo: “Ganar el año es ganar el prime time”. ¿Opinan igual?
V: No. No es así. Depende de cómo vos entiendas el negocio televisivo. La programación va de 7 a 24. Es decir, el objetivo es maximizar las ganancias en todos los horarios. Cuando hacíamos Amor en custodia –que iba a la tarde–, hacía 22 puntos y el segundo de publicidad valía lo mismo que en una del prime time.
—Tomás Yankelevich repite Casados con hijos, sitcom que llevaron ustedes a la grilla del canal. ¿Qué les parece la pantalla de Telefe?
V: Después de mucho tiempo, empecé a mirarlo. Me encontré con un Telefe, y con mucho respeto lo digo, buscando fórmulas pasadas, erran al hablarle a la familia, que ya no es la de antes, ya no es la que manejaba Gustavo (Yankelevich, en los 90). Aliados funcionó en la red pero no en la pantalla, que hacía tres puntos. No podés pasar en la web lo que podés ver en la televisión. Yo haría otra cosa.
—Antes, el prime time de El Trece era sólo para novelas de Pol-ka, hasta la lata turca Las mil y una noches…
LL: ¿Será que la televisión está poniendo muy poco y las producciones se repiten asimismo de temporada a temporada, que no funciona más lo que hacen?
V: Cuando no abrís el juego a otras sensibilidades... está todo cerrado para unos pocos.
