ESPECTACULOS
GREG DANIELS

"La comedia nos une a la hora de ver el mundo"

El showrunner regresa con Space Force, su nueva colaboración junto al actor Steve Carrell después de The Office. Guionista y fuerza creativa en Los Simpson clásicos e hitos como Parks and Recreation, es un nombre crucial de las ficciones con sonrisa y corazón.

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Frontera. La nueva comedia de Daniels lo confirma como parte de la realeza del género en Estados Unidos y es su regreso a trabajar junto al actor Steve Carrell después de “The Office”. | Netflix/cedoc

Su currículo podría, a lo Hansel y Gretel, dar cuenta de un sendero recorrido dentro de la comedia que se ha convertido en hito del género. Desde Los Simpson, donde escribió episodios como el casamiento de Lisa o las historias cortas de Springfield (sí, fans, esos clásicos invencibles llevan su firma) hasta Space Force, su nueva y poco entendida comedia de Netflix, el showrunner y guionista Greg Daniels ha puesto sus humanistas huellas digitales en hitos como The Office, Parks and Recreation, su paso escribiendo en Saturday Night Live (junto a su amigo Conan O’Brien) y King of the Hill.

Daniels tiene un dogma que ha recorrido su obra o allí donde ha pisado: “Siempre se trata sobre la diferencia entre cómo te ves y saber quién sos, reírte de tus líderes y reírte de vos”. Y es cierto, sus shows, y ahora Space Force, disponible en Netflix, trabajan esa veta. Pero en Space Force, lejos de las criticas de sillón, Daniels da un paso enorme para su comedia: busca no humanizar, pero sí destruir con cariño, instituciones básicas norteamericanas, y, tan de estos días, como se obsesionan con la obediencia y el garrote antes que con la inteligencia o el absurdo que un sistema representa. Steve Carrell es aquí un general de cuatro estrellas que debe comandar la Fuerza Espacial, que debe, sí o sí, pisar la Luna para 2024. La carrera espacial como línea de flotación para mostrar la estupidez de un país, uno hoy en llamas. Ya no se trata de pequeños dramas humanistas, sino de cómo un idiota con corazón, o no, puede reconfigurar la historia universal (literalmente). Daniels crea aquí, entonces, su obra más ambiciosa y más cuidada a la hora de los personajes. Ya no es el golpe de efecto del mockumentary, es comedia que requiere más que pantuflas, una forma amable de ver su constante furia.

—¿Qué es lo que te apasiona, como aquí sucede con el general que interpreta Carrell pero se ha visto mucho en tu obra, de estos hombres y mujeres poderosos, al menos en su universo, pero que no se sienten poderosos para nada?

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—Soy un escritor de comedia, pero creo que hay algo inherentemente dramático en la idea que implica alguien que quiere hacer cosas, y su entorno, sean personas o el sistema, o personas que ya no funcionan por fuera de la idiosincrasia del sistema, le hace la vida complicada (o él lo hace responsable de sus limitaciones sin que lo anterior sea cierto). Y no se trata de romanticismo, sino de ese muro que a veces representan los demás, se trate de una oficina minúscula u otra que define cómo llegará, tal el caso de esta serie, Estados Unidos a colonizar el espacio. Lo gracioso es la idea de tener algo de poder y querer hacer algo imposible, fuera, literal, de tu órbita. Aquí eso es poner gente en la Luna para 2024. Este general tiene que lidiar con la política, con la política como marketing, como capricho, como etiqueta, y necesita conocimiento, flexibilidad, y ha sido criado en el ejército. Y lo cierto es que Steve Carrell puede hacer todo gracioso, todo eso, y era simplemente aprovechar lo que puede hacer con esta presión un actor así.

—¿Cuál dirías que es el corazón de un show donde un militar de alto rango debe lidiar con incompetencias varias y al mismo tiempo la ciencia debe lidiar con su forma de no saber escuchar, como suele suceder, a quienes bregan por la inteligencia?

—El corazón es el vínculo entre el personaje de Steve Carrell y aquel interpretado por John Malkovich, que representa a la cabeza de su equipo de ciencia. Empiezan peleando, y comienzan sin entenderse, pero de a poco sí entienden que se necesitan. El personaje de Malkovich es un liberal, un científico, alguien que, como la NASA, no quiere militarizar el espacio. Y el otro, el de Carrell, quiere cumplir su misión. Para mí habla sobre superar diferencias, algo crucial, algo vital, es casi lo más necesario (si no hubiera otras urgencias en Estados Unidos en este momento): superar diferencias para lograr cosas, y no que la “cosa” sea superar al otro. Quizás por eso mi comedia se divierte con los distintos que terminan queriéndose.

—En ese sentido, ¿creés que la comedia busca destruir determinadas costumbres o estructuras o crear nueva formas de recorrerlas, más humanas? ¿O ambas?

—Bueno, depende de con quién hables, por supuesto. Mi sentido del humor implica siempre encontrar el punto medio entre dos personas, dos opuestos. A veces es imposible, claro, no soy inocente. Para mí la comedia tiene algo que une, que sana las diferencias humanas que son posibles de reconciliar. Es bueno igual destruir aquello que ya no debería estar aquí, eso seguro.

—¿Por qué creés que se da esta urgencia en tu comedia, en “The Office”, “Parks and Recreation”, “Uploaded” y ahora “Space Force”, entre muchos otros trabajos como “Saturday Night Live”, por unir, curar, aunar a distintos?

—Creo que nuestras diferencias son cruciales, pero también creo que son ficticias. Mediáticas, pero poderosas. Estados Unidos necesita ahora, más que nunca, unirse, necesita dejar de escuchar a los trolls de Rusia, a los trolls de los líderes y al odio agitado por quienes se benefician de él. Hay que defender al diferente, hay que promover la cooperación. La comedia no existe sin alguien diferente, y a veces hasta podría pensarse que no existe sin alguien de quien burlarse. El sistema es la burla más grande, no tal persona por ser de tal forma. Ahí esta la diferencia, y ahí está la unión posible. Todos podemos ser comedia, no todos podemos ser maldad. En la unión, en conformar una forma distinta de ser interpelando por los demás, con una pata en el absurdo y otra en el absurdo que representan los tics de un sistema muy peligroso, que promueve la distancia entre distintos, ahí hay algo crucial.

—¿Creés que la comedia en Estados Unidos ha creado una historia alternativa a la que se quiere mostrar?

—Creo que eso es cierto. Pero también creo que todo arte genera una versión de la historia y, en este caso, la comedia te permite ver gran parte de las torpezas de Estados Unidos, y de sus puntos bajos y altos, a lo largo de las décadas, a formas de vivir y pensar que se quieren ignorar salvo cuando sirven para acumular poder. Cualquier forma lúdica con una historia puede traducir el mundo, lo que no vemos en el relato oficial, sobre todo si sabés ver, o si querés ver más, si sabés filtrarlo. La gente solo se clasifica por su personalidad en la comedia, y también en el colegio secundario. Quiero decir, se suele clasificar a la gente por su clase, por su raza, por la forma en que votan, y quizás aquello que son, y hasta podría decir aquello de lo que se ríen, define. ¿Qué define a la gente entonces? Los medios suelen definirlos por muchas cosas, y nunca personalidad.

La frontera espacial

—¿Cómo testearon cuán lejos podían ir con la comedia en el espacio, con un mono digital flotando y también en términos políticos?

—Se trata, ya que tengo experiencia en animación, de darle de alguna forma una situación similar al actor, de darle algo que le permita divertirse, ver la situación absurda que después se va a terminar de otra forma. Es fácil creer en el absurdo cuando se lo ve en pantalla, pero hay que entender que se está produciendo desde cero. Sobre todo cuando hay un efecto especial. Por ejemplo, para la secuencia del mono en el espacio mandé videos míos, filmados con mi celular, actuando como un mono. Así logramos la secuencia del mono espacial. Conmigo siendo un primate flotando en el espacio. Así que si algún día quieren investigar, bueno, hay filmaciones mías actuando como un primate.

—¿Cómo trabajan juntos con Steve Carrell después de tantos años?

—Trabajamos mucho juntos en The Office. Tengo mucha experiencia con él, y él se ha ocupado de que lo entienda, que entienda lo que hace. Por ejemplo, me hizo leer un libro, Truth in Comedy, la Biblia de la comedia de Chicago, del sitio de improvisación Second City. Es un gran libro, y ahí entendés qué le sirve de la comedia y qué no. Tenemos un sentido del humor similar con Steve, encuentro fácil que trabajemos juntos, que era el objetivo de esta serie, y me es muy divertido escribir sus personajes.