ESPECTACULOS
Norma Aleandro y Valeria Bertuccelli

La complejidad del amor

Estrenaron, como directora y actriz, Escenas de la vida conyugal junto a Ricardo Darín. Creen que estar bien con sus parejas las ayuda a mostrar la crisis de un matrimonio. Galería de fotos

Norma Aleandro y Valeria Bertuccelli.
|

A fines del año 2011, mientras Norma Aleandro y Valeria Bertuccelli filmaban La suerte en tus manos de Daniel Burman comenzó a gestarse el proyecto de volver a escena uno de los grandes éxitos teatrales que tuvo Aleandro junto a Alfredo Alcón. Desde ese primer momento Escenas de la vida conyugal de Ingmar Bergman contó con su protagonista masculino –Ricardo Darín– pero la gran intriga era ¿quién podría encarnar el mismo papel de Norma Aleandro? El destino, o tal vez la suerte, hizo que Valeria Bertuccelli estuviera cerca de la producción y pidió ser ella. Por eso, y luego de meses de ensayos, es desde hace muy pocos días la compañera de Darín sobre el escenario del teatro Maipo de miércoles a domingos, con dirección de Norma Aleandro. 

—¿Cómo se vuelve a un texto codirigido junto a Alfredo Alcón en 1993?
ALEANDRO: Nunca miro para atrás, no tengo una noción exacta de lo que hicimos y por suerte nada quedó grabado, ya que el teatro en video es espantoso. Tengo un recuerdo agradable de algo que hice hace veinte años como también me viene a la memoria lo que nos habíamos divertido junto a Alfredo cuando la hicimos. Cuando surgió la idea de volver a dirigir este texto, Alfredo ya estaba con su proyecto de Final de partida para el San Martín; además, en teatro dos personas dirigiendo no es bueno. Si lo hicimos antes fue porque también actuábamos.
—Desde el Parakultural donde integrabas el grupo de “Las hermanas Nervio” pasando por “Caperucita” de Javier Daulte hasta Bergman: ¿fue un gran salto?
BERTUCCELLI: Sí (sonríe). La historia se inició mientras grabábamos con Norma Aleandro y escuché este proyecto. Le empecé a pedir no sólo a ella sino también a Ricardo que me tuvieran en cuenta, pero la primera respuesta de Norma fue que yo era “muy chiquita”. Insistí, porque para mí era importante. Con este texto también se aprende, porque habla del amor y de la incondicionalidad de este sentimiento. Es un milagro estar enamorada de alguien.
—¿Hay edades definidas para ciertos personajes?
A: Creo que hay papeles que necesitan ciertas edades. Me parece que los jóvenes con talento pueden conseguir encarnar estos personajes, pero para mí es más triste ver a los actores más grandes tratando de hacerse los jóvenes. Hay protagonistas casi sin edad, pero prefiero ver jóvenes a Hamlet o el matrimonio Macbeth. Por suerte hay muchas protagonistas para mi edad.
—¿Y la actriz cómo se lleva con la directora?
A: Es muy distinto cada trabajo, lo que tienen en común es el teatro, por eso como actriz cuando dirijo me meto mucho en el alma de los intérpretes y los comprendo. Aquí lo complicado es que tu cuerpo y tu alma deben entrar en situaciones graves. Hay un momento en que cualquier personaje te puede hacer doler. En Escenas... ambos deben transitar por el mundo del amor y la convivencia, que son muy complejos. Tanto Darín como Bertuccelli tienen la bendición del cielo: son dos intérpretes que pueden hacer comedia dramática. Ahora es el turno en que me debo retirar, verlos desde afuera, casi como una espectadora más.
—¿El gran tema de la obra sigue siendo el amor?
A: Bergman la escribió mucho después de haber filmado su película. Se la piden cuando está en Alemania y lo hace de manera muy distinta, aunque sigue hablando de la universalidad del amor. Aparentemente es un matrimonio común, pero se descubre la gran profundidad y complejidad de los seres humanos. Bergman tuvo la genialidad de conocer tanto el alma del hombre como el de la mujer y sorprende el gran conocimiento que tiene de nosotras.
—¿Ayuda estar felizmente en pareja para asumir esta obra donde la crisis conyugal está en primer plano?
B: Creo que sí, en nuestro caso, los tres, tanto Norma, Ricardo como yo estamos muy bien y sabemos de los avatares de pasar juntos un tiempo largo. Es lindo poder reflexionar con nuestras parejas sobre estos temas, como la soledad, el egoísmo, pero siempre es el humor el mejor sostén de un vínculo. Los otros días vino mi marido (Vicentico) a ver un ensayo y me dijo: “Extrañaba el momento para poder reírme”.
A: Fue maravilloso verlo a Gabriel cómo se conmovía con el trabajo de ellos. Mirarlo en la platea fue fascinante.
—¿Creés que la generación de Darín como la de Valeria son continuadoras de la tradición teatral como la de tus padres o la tuya?
A: El teatro viene durando desde hace muchos siglos, aunque lo declaren muerto. Llegan siempre nuevas generaciones, de dramaturgos y actores, todos hacen esta extraña ceremonia tan bella como rara de pararse y transmitir vida de gente para otra gente. Así explicado parece raro, pero es sólo salir a actuar y tiene un alma poética de suceder. Se escapa como el viento y no queda nada. Es una generosidad que tienen todos. Tanto Valeria como Ricardo trabajan mucho para el cine, pero ahora suben al escenario para hacer este aire, que como las estrellas desaparecerá.

 

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Es lógico el rating

Así como este desafío teatral se gestó entre toma y toma de la película de Daniel Burman, falta muy poco para que se conozca el nuevo trabajo de Bertuccelli para la pantalla grande. Está previsto que en agosto sea el debut de la pareja cinematográfica que integrará junto a Daniel Hendler. Se los podrá ver en la comedia policial Vino para robar que llevará las firmas de Ariel Winograd (director), Adrián Garelik (guión) con Pablo Rago, Juan Leyrado y Martín Piroyansky completando el elenco.

“Mi padre (Pedro Aleandro) –finaliza Norma– ya se quejaba de los que tosían o de los sordos que preguntaban a los amigos, que contestaban en plena función. Hoy el celular es sólo una moda del momento, pero nuestro público es muy entregado cuando va al teatro, aunque no sepa bien qué es lo que va ver. Es un acto de fe.”