Tiene sentido que Copani exija que no se admitan comentarios al pie. Al oficialismo le gustan las alabanzas y Copani está presente en cada misa para alabar al señor. El progresismo es un culto que demanda sacrificios. Y dice Copani que por esa, su actitud de compromiso, no le llaman a trabajar en otros medios.
“Estamos muy invisibilizados los que tenemos cierto pensamiento. Yo no encuentro una grieta donde poder expresarme”, dice el cortesano, que deposita esperanzas en la Ley de Medios que habrá de garantizar la voz de aquellos a los que no se quiere oír. La promesa de una claque cautiva estimula las glándulas salivales de Copani. El Estado no sólo nos garantiza educación y salud, ahora también público. ¡Minga de revolución y qué se chupen esa mandarina los sandinistas! Muchas cosas han cambiado desde el exilio mexicano.